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El fin de la dispersión de presos de ETA: víctimas de la banda y familiares de presos comparten reflexiones en Hora 25

Familiares de presos de ETA, víctimas de la banda y expertos se sientan en la mesa de Hora 25 para reflexionar sobre el fin de la dispersión y el alejamiento de presos

El fin de la dispersión de presos de ETA: víctimas de la banda y familiares de presos comparten reflexiones en Hora 25

El fin de la dispersión de presos de ETA: víctimas de la banda y familiares de presos comparten reflexiones en Hora 25

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Madrid

2023 va a ser el año en el que termine la dispersión y el alejamiento de los presos de ETA, una política penitenciaria que se inició a finales de la década de los 80, con el gobierno de Felipe González y que consistía en separar a los presos de ETA en distintas cárceles y, en muchos casos, enviarlos a cumplir condena a prisiones a cientos de kilómetros de sus casas y de donde cometieron los delitos.

Hoy ETA ya no existe. En las cárceles españolas hay todavía 169 presos de la banda terrorista. De ese total, sólo 16 siguen cumpliendo condena fuera de Euskadi. Y de esos 16, nueve están en Navarra, en la cárcel de Pamplona. O sea que la dispersión está terminando, después de haber marcado durante años gran parte del relato en este conflicto.

"Yo entiendo su sufrimiento, no puedes llevar una vida normal y ellos no han hecho nada, los culpables no son ellos", cuenta María Jáuregui, hija de Juan Mari Jáuregui. ETA mató con dos tiros en la nuca al padre de María hace casi 23 años. Fue a manos del llamado comando Buruntza, al que se le atribuyeron una treintena de atentados. "Yo creo que el alejamiento, a día de hoy que ETA no está activa, no tiene ningún sentido. Ni siquiera sé si tuvo sentido en algún momento, porque lo que hace al final es repercutir en la familia, es un castigo añadido. A mí me da lo mismo que el preso cumpla su condena en el Puerto de Santa María o en Zaballa, los barrotes son los mismos", dice María.

Junto a ella, sentados en la mesa, están Etzozi y Manu. Etzozi Elgezabal es pareja de Manex Castro Zabaleta, preso de ETA por participar en el asesinato del empresario Ignacio Uría. Su marido secuestró y retuvo al dueño del coche que el comando robó, el coche desde el que otros miembros de ETA dispararon y mataron al empresario. Esto fue en 2008. Cumple ahora 44 años en la cárcel alavesa de Zaballa.

Manu Borrero es padre de Asier Borrero Toribio, que llegó a ser uno de los etarras más buscados en su momento. Después de estar diez años preso en Francia por intentar matar a un gendarme, Asier Borrero fue entregado a España en 2019. Aquí aceptó seis años de cárcel por fabricar un barril de cerveza bomba en Getxo en 2008. Lo colocó en una calle y lo escondió en unos arbustos. Afortunadamente lo desactivó la Ertzaintza. Cumple condena en el Dueso, Cantabria.

"Es importante oir otras voces y compartir con María, que tiene un discurso súper conciliador y siento mucha empatía por ella. Me parecía que escuchando diferentes voces en un mismo programa y desde distintas perspectivas podíamos aportar algo", dice Etzozi. "El diálogo nunca puede conducir a nada negativo, porque aunque no triunfe ese diálogo se visualiza cómo es cada persona", añade Manu, que se siente "maravillado" de haber conocido hoy a María, de escucharla, de conocer qué le pasó y cómo piensa hoy. "Estoy maravillado porque es muy diferente tener un hijo en la cárcel que tenerla perdida para siempre. Yo puedo comprenderla. Pero soy sincero: si estuviese en su lugar no sé cómo me comportaría. Por eso aprecio lo que dice y lo que hace", dice. "La sociedad tenemos que ser comprensivos. Cada uno tenemos nuestro dolor. No podemos medir en una balanza si ese dolor es mayor o menor. No es ir contra nadie, no estamos pidiendo nada que esté fuera de la legalidad", dice Manu.

Los tres participantes convierten la mesa de Hora 25 en un punto de encuentro para escucharse y entenderse. "Es muy positivo escuchar distintas voces. Siempre te llevas algo a casa. Está claro que en el día de mañana vamos a convivir todos y hay que buscar esos puntos de unión y encuentro que haya entre todos para poder seguir viviendo y construyendo país. Seremos amigos o no pero vamos a tener que compartir espacios", dice María. Etzozi lo corrobora después: "Yo creo que se están dando pasos en la convivencia y precisamente el fin del alejamiento puede ayudar a eso también. Que los presos estén cerca, se nutran de información cercana, de medios vascos, todo eso puede ayudar a que se siga avanzando desde diferentes perspectivas pero con un objetivo común que sea asentar unas bases para una convivencia y para que no se vuelva a repetir lo que ha pasado".

Víctimas a favor del alejamiento

Todos los gobiernos desde los años 90 han realizado traslados de presos de ETA a cárceles del País Vasco, pero el proceso se ha acelerado enormemente en los últimos años. Hay víctimas de ETA y familiares de víctimas que no lo apoyan. Eduardo Puelles era inspector de policía cuando ETA, en 2009, puso una bomba lapa en su coche en el municipio de Arrigorriaga. Su asesinato fue el último atentado que la banda cometió dentro del País Vasco. Josu, su hermano, sostiene que es una "deuda política" del gobierno a los partidos independentistas vascos. "Los acercamientos no responden en ningún caso a un mandato legal, constitucional, por mucho que ellos crean que sí, puesto que no se cumple ninguno de los requisitos que establece la ley para ello".

La dispersión "vista con perspectiva, con los conocimientos que hay desde el punto de vista penitenciario, tiene su razón de ser", explica Jaime Tapia, juez y asesor del gobierno vasco en política penitenciaria. "Algunos frutos dio aquella separación, la dispersión evitaba que ciertas personas que pudieran tener presión del conjunto de personas que pertenecían a la organización pudieran presionar decisiones individuales". En cambio, establece una diferencia clara con el alejamiento a cárceles lejanas a Euskadi. "El alejamiento probablemente nunca tuvo sentido, supone llevarlos a los centros penitenciarios más alejados. Podrían haber estado en los centros de la parte norte de España con esta separación regimental y tratamental". Y sentencia: "Probablemente una vez ETA desaparece y decide disolverse no tiene sentido ni la dispersión ni el alejamiento".

Desde 2021, las competencias de las prisiones vascas están en manos del gobierno vasco. Hay una crítica que se repite desde distintos sectores: en las cárceles vascas los presos de ETA van a verse beneficiados en el cumplimiento de sus condenas. "Desde que asumimos las competencias, hemos progresado a 32 personas. En todos los casos hemos comprobado que hay una evolución positiva, tratamental. Hemos comprobado que hay un reconocimiento del daño, un posicionamiento claro en contra de la violencia cometida, hay unas consideraciones empáticas hacia las víctimas que muchas veces se traducen en una petición de disculpas o arrepentimiento".

El daño no se cura con odio

Le preguntamos a María Jáuregui qué piensa sobre las víctimas que no están a favor del fin de la dispersión y el alejamiento. "Víctimas somos muchas y cada una tenemos nuestra forma de pensar y de ver las cosas. Yo respeto la opinión de otras víctimas aunque no la comparto. Yo he sufrido mucho daño y por eso no quiero que otras familias pasen por lo mismo. A mí siempre me han enseñado en casa que hay que respetar los derechos humanos de todas las personas. Si a mí me han hecho daño, yo no le voy a hacer lo mismo a esa persona que me ha hecho daño, porque yo creo que ese odio no soluciona nada. En lugar de solucionar, crea un mayor sufrimiento". ¿Defender el acercamiento implica el perdón? "Para mí son completamente sentimientos separados. ¿Qué más te da dónde cumpla esa condena? ¿El estar más cerca o más lejos afecta a la dignidad de una víctima? Yo creo que no".

"El hecho de que esté a favor del acercamiento porque me afecta directamente no conlleva una especie de alegría hacia el sufrimiento que han tenido las víctimas, no va por ahí el tema", dice Manu. Su hijo es uno de los últimos presos de ETA que está esperando ser trasladado a una cárcel vasca. Lo ha pedido ya. Es cuestión de uno o dos meses, dice el padre.

Tanto Manu como Etzozi cuentan cómo les ha cambiado la vida desde que sus seres queridos cumplen condena en cárceles más cerca de casa. En el caso de Manu, su hijo Asier está en El Dueso, en Cantabria. "Comparándolo con lo que ha sido la trayectoria desde que fue detenido en Francia hasta ahora, los viajes se puede imaginar la gente lo que supone, agravado con la problemática personal del hermano de Asier, Urko, que tiene su minusvalía. Con lo cual, los viajes era muy problemáticos. Era ir hasta Paris, quitaron los trenes de noche, con lo cual tenías que ir en un rápido el día anterior, hacer noche, visitar al día siguiente, volver a dormir y volver al día siguiente. Es un desembolso fuerte económico y anímico". Ahora, en el Dueso, "es como el día y la noche". "Puedo coger el coche y en 50 minutos estoy visitándole". Lo comparte Etzozi, que se pasó ocho años bajando hasta Cádiz: "Mi caso ha cambiado mucho. La mayoría de años ha estado en Puerto de Santa María, a mil y pico kilómetros, tenemos dos hijos. Prácticamente pasábamos el fin de semana, con todo lo que eso supone. La tranquilidad que te da saber que es una hora de viaje, no programar todo un fin de semana".

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Le preguntamos a Etzozi cómo llevan sus hijos esta situación. "Sus hijos siempre le han conocido dentro. Les hemos ido explicando, en medida de que preguntan por qué está su aita en la cárcel y como lo han conocido así, pues bueno. Siempre tienen la esperanza de ver a su aita en la calle, aunque sea en un permiso". "Nosotros nunca les hemos ocultado nada. A medida que han ido preguntando les hemos ido contestando. Tienen 9 y 5 años. Saben que su aita ha sido miembro de ETA, que está en la cárcel por haber cometido X acciones y a medida que van preguntando les vamos contestando. Los juicios de valor vendrán cuando sean más mayores. No les maquillamos nada: esto es lo que ha pasado, estos son los hechos, y ya cuando sean mayores ellos harán sus valoraciones".

Manu se enteró de que su hijo era miembro de ETA porque éste le dejó una carta cuando se fue a vivir en la clandestinidad. "No tenía avisos de que pudiera estar metido tan profundamente en ese tema. No me lo consultó, por supuesto. Dentro de la sorpresa queda la segunda parte: eres su padre, es mi hijo, lo quería y lo quiero. Es algo que te viene dado. Tú estás ahí y de pronto te encuentras con esto. Pues a apoyarle. Es lo que decidí y es lo que hago", dice el padre. ¿Y cómo lo interioriza uno? "Es difícil interiorizar. Prácticamente lo que intenté hacer es crear una especie de muro. Aislarme, intento que mi mente no piense en qué ha podido hacer o qué va a poder hacer".

Manu nos cuenta cómo vivió ese año cuando su hijo vivía en la clandestinidad. "El peor momento que pasé desde que salió de casa hasta que lo atraparon por Montpellier. Fue un año de diferencia, un año de incertidumbre. Porque no sabes dónde está. Porque no sabes si va a caer en un enfrentamiento". ¿Qué sintió entonces cuando le detuvieron? "Alivio porque ya sabía que estaba vivo y dónde estaba. A partir de ahí, una vez detenido, hay justicia que sigue sus trámites en teoría. Esa noche yo pude dormir más tranquilo".

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Los tres participantes miran hacia el futuro con optimismo. "Espero que todas estas iniciativas tengan sus frutos y se haya avanzado un poquito más en convivencia. Que los presos se puedan ir acogiendo a los terceros grados y permisos, que se haga reparación de todas aquellas personas que han sufrido vulneración de derechos humanos, tanto víctimas de ETA, como de los GAL, como las fuerzas de seguridad del Estado. Que haya menos crispación y que cosas como ésta sea algo más normal, algo que esté más normalizado", dice Etzozi. Lo secunda Manu: "No hay otra salida si no queremos quedar estancados". Y concluye María, en la misma línea conciliadora, con un alegato final por la convivencia: "Me gustaría que al final todos reconociéramos todas las violencias que hemos padecido en este país, que reconociéramos a todas las víctimas y me gustaría que las personas presas, que irán saliendo poco a poco de las cárceles con el objetivo de reintegrarse en la sociedad, que cada uno de ellos hiciera reflexión y autocrítica de lo que ha hecho y lo que no ha hecho. Creo que esa reflexión ayudaría a la convivencia".

 
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