El abismo bajo tus pies
La reacción internacional ha seguido esa misma pauta. También reconforta. Ojalá que sirva, además de para salvar vidas, para mostrar una pauta de conducta a los gobiernos de ambos países
Barcelona
Cuando el abismo se abre bajo tus pies, solo una mano amiga puede auparte y salvarte de lo peor. Cuando el abismo de la naturaleza arrastra a miles de personas al desastre, las aplasta, les destroza la vivienda, cuartea las familias y provoca llanto y desolación, solo hay un alivio posible: la solidaridad. La solidaridad en su estado más puro, sin condiciones. Solidaridad porque sí, a cambio de nada.
La tierra ha temblado brutalmente en Turquía y en Siria. Ha desplomado edificios altos y ha arrastrado a miles de personas a la muerte y a la desgracia. Las imágenes golpean. Aunque alguna, como la de ese periodista que mientras trabaja salva a una niña, reconforta. Es la imagen de la solidaridad espontánea, incondicional, que atiende a lo urgente tanto como a lo importante, una lección muy difícil de combinar.
La reacción internacional ha seguido esa misma pauta. También reconforta. Ojalá que sirva, además de para salvar vidas, para mostrar una pauta de conducta a los gobiernos de ambos países. Ambos están en guerra declarada contra una parte significativa de su población. Pero cuando la naturaleza tiembla, no distingue entre kurdos y turcos “puros”; ni entre opositores y partidarios de la dictadura. Tampoco lo hace la generosidad interna ni la internacional. Aprendan todos. Aprendamos todos.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...