Tribunales

El yihadista de Algeciras "quería matar a todos los sacerdotes" de la iglesia y a los musulmanes infieles

El juez ordena el ingreso en prisión incondicional de Yassin Kanjaa quien “se autodoctrinó y actuó solo” y el miércoles “quería matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia”, así como a los musulmanes que no siguen los preceptos del Corán

Una persona yace bajo una manta térmica la Plaza Alta de Algeciras tras el ataque del 25 de enero / A.Carrasco Ragel EFE

Madrid

El juez de la Audiencia Nacional, Joaquín Gadea, de acuerdo con el fiscal, ha ordenado la prisión provisional incondicional para el joven marroquí detenido el pasado miércoles en Algeciras, después de asesinar con un machete al sacristán de la parroquia de La Palma, Diego Valencia.

De las diligencias practicadas hasta el momento, el juez concluye que el investigado actuó solo y no contó con la ayuda de terceros, tanto para cometer el atentado como para su adoctrinamiento radical, tal y como ha reconocido el propio detenido en su comparecencia ante el magistrado este mismo lunes. Yassin Kanjaa ha añadido que no ha sido dirigido por otras personas y que tampoco ha jurado lealtad a organización o grupo terrorista alguno.

El juez Gadea manifiesta que de las dos declaraciones que ha prestado, tanto ante la policía como en sede judicial, se desprende que Yassin Kanjaa “es capaz de reproducir en esencia los aspectos más importantes” del atentado y que su conducta fue “consciente y tiene definidos sus objetivos”.

Añade que eligió de forma “deliberada” a sus víctimas. En primer lugar, el miércoles quiso “matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia”. En segundo término, centró su ataque contra un compatriota marroquí al que consideró “infiel”, al creer que se encontraba “ante un converso, por no practicar la auténtica religión, y al que agredió con intención de matarle”.

El juez dice que el proceso de radicalización ha tenido lugar en el último mes o mes y medio, según las declaraciones de los testigos. Hasta ese momento, y según estos testimonios prestados ante la policía, llevaba una vida “normal” e incluso tiempo atrás bebía alcohol y fumaba hachís. Unas costumbres que cambió “de manera radical”, según sus propios compañeros de piso, dedicándose a escuchar de forma habitual el Corán a través de audios desde su teléfono móvil.

El juez cree que concurren todos los requisitos de especial gravedad de los hechos que pueden llevar al sospechoso a ser condenado a prisión permanente revisable, riesgo de fuga y de reiteración delictiva, por lo que acuerda el ingreso en prisión sin posibilidad de fianza.

 
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