Europa, suspenso en legislación sobre violencia machista: "El 22% de las mujeres han sufrido violencia de género"

Madrid

En pleno 2023, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Chipre, Irlanda, Polonia, Grecia, Luxemburgo, Países Bajos y Austria... o no recaban datos sobre violencia contra la mujer o lo hacen de manera muy incompleta. Para el resto de los países, los criterios para evaluar esta violencia son muy diferentes. Por ahora la información que brinda la Unión Europea es intermitente. La última encuesta sobre desigualdad y violencia hacia la mujer, el Eurobarómetro se realizó en 2017 y de él se desprende que el 44% de los europeos tienen una actitud abiertamente machista. En Hungría, Polonia, República Checa, Letonia y sobre todo Bulgaria la situación es especialmente preocupante, allí cerca del 80% de los encuestados aseguraban que el papel de la mujer “era ocuparse de la casa y la familia”. Con estos datos en mente, se entiende que en la Unión Europea, asegura la presidenta de la Fundación Mujeres y expresidenta de los Socialistas europeos Elena Valenciano, "esté aceptado que el 22 por ciento de las mujeres han sufrido violencia de género en algún momento de su vida".

No sorprende que sea en países como Hungría, Polonia, República Checa, Letonia y Bulgaria, donde no se ha ratificado o se ha abandonado el Convenio de Estambul que está en vigor en la Unión Europea desde 2014. El caso de Polonia es aún más grave, si cabe, porque tras ratificarlo abandonaron los acuerdos de Estambul en 2020 alegando que el texto contenía “disposiciones ideológicas” que no encajaban ni con el sistema legal ni con los valores religiosos de los polacos según su Ministerio de Justicia.

La doctora en Derecho por la Universidad Rey Juan Carlos y Analista de la Fundación Alternativas Tiffany Sánchez - Cabezudo explica: “El Convenio de Estambul es el conjunto de normas que se acordaron para proteger a la mujer pero muchos o no lo han ratificado o no están elaborando los informes sobre violencia hacia la mujer que están obligados a hacer”.

Este mismo tratado ni siquiera se aplica de forma efectiva en toda la Unión Europea y precisamente por eso, la UE está trabajando para que los crímenes de violencia hacia la mujer se traten de la misma manera en todos los países y puedan introducirse en los conocidos como eurodelitos. En ese sentido, la presidenta de la Fundación Mujeres explica: “Hay legislación específica en todos los Estados miembro, hay resoluciones del Parlamento europeo e incluso intervenciones sobre temas de violencia de género en los planes de igualdad de la UE pero todavía no existe un marco legal o ley europea contra la violencia de género para toda la Unión”. A pesar de ello, la presidenta de Mujeres explica que la UE está fraguando una posible directiva sobre violencia de género .

Poniendo como ejemplos a los tres países más importantes de la Unión Europea, en Alemania, en Francia o en Italia un hombre asesina a una mujer cada tres días, como mínimo. En 2022 hubo más de 100 mujeres asesinadas tanto en Alemania como en Italia, y más de 150 en Francia. Y estos crímenes no se recogen como violencia de género o machista sino que se catalogan como violencia doméstica en Alemania; en Italia se clasifican como víctimas femeninas y dentro de ellas como victimas asesinadas por miembros de su entorno emocional o familiar y parejas o ex parejas; y en Francia como víctimas conyugales y no conyugales. Por eso es habitual ver en sus medios de comunicación cómo se habla de estos crímenes machistas como crímenes pasionales. Europa parece no haber superado el tratamiento de la violencia hacia la mujer como algo que no debe estar en el ámbito de lo privado, sino en el centro de las políticas y la concienciación pública. Este debate se superó en España hace muchos años, tanto que Valenciano indica que "España es un país pionero en las leyes de protección de la mujer y es difícil encontrar un nivel de compromiso tan grande desde los organismos públicos con esa lucha en el resto de Europa".

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De vuelta en Italia, la primera ministra italiana Giorgia Meloni aseguró en noviembre que su gobierno está comprometido con la erradicación de la violencia hacia la mujer. Dice que es una lacra, pero el panorama político italiano parece algo atrasado en materia de igualdad. Un sonoro aplauso inundó el senado italiano en 2021 cuando se frenó la ley que buscaba proteger los derechos de las mujeres y también de la comunidad LGTBI y las personas con discapacidad. Las italianas tuvieron que esperar hasta 2017 para que se contabilizara de manera oficial el número de asesinadas por violencia machista en el país. Hasta entonces una ONG, la Casa delle Donne, llevaba la cuenta con datos que encontraba en la prensa.

En 2019, se vieron visos de avance en materia de protección frente al maltrato con la aprobación de la "Ley del Código Rojo" que no solo aceleraba y facilitaba los trámites de las denunciantes sino que estableció multas de 15.000 euros para aquellos que publicaran en redes sociales fotos íntimas de sus parejas, lo que en Italia denominaron como “pornovenganza”. Pero aún así, el informe sobre la aplicación del Convenio de Estambul del GREVIO, el organismo designado por el Consejo de Europa para revisar la aplicación real del Convenio de Estambul, asegura que en Italia hay varias lagunas legislativas, como la ausencia de recursos civiles efectivos cuando una autoridad estatal incumple su deber de adoptar las medidas preventivas o de protección necesarias para salvaguardar la seguridad de una mujer maltratada.

Y en Alemania, aunque la ministra de Familia, Tercera Edad, Mujeres y Juventud Lisa Paus haya asegurado que “a partir de febrero Alemania cumplirá con todos los apartados del convenio de Estambul sin reservas” el GREVIO también ha criticado las políticas alemanas. Denuncian “la falta de una estrategia integral a largo plazo contra la violencia contra las mujeres y una unidad nacional de coordinación para las medidas correspondientes”. Además, el informe del GREVIO sobre Alemania identifica una falta considerable de plazas en refugios para mujeres y subraya que grandes grupos de víctimas de violencia no pueden acceder a la protección porque los canales de financiación del sistema estatal de ayuda son poco fiables e inconsistentes. Por lo pronto, desde noviembre de 2022 existe en Alemania una Oficina Independiente de Denuncias sobre Violencia de Género y el Ministerio de Familia está trabajando en “una estrategia intersectorial para prevenir y combatir la violencia de contra las mujeres”.

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En Francia, el gobierno galo puso en marcha en 2019 una serie de políticas públicas contra la violencia de género imitando a las españolas para aumentar la protección de la mujer respecto a violencias machistas. De hecho, Elena Valenciano cuenta que recientemente la ministra de Justicia francesa visitó la sede de la Fundación Mujeres porque está “muy interesada en los mecanismos que existen en España para proteger a las mujeres y a los huérfanos víctimas de violencia de género”. En 2019, el informe del GREVIO señalaba deficiencias como plazas para víctimas de maltrato muy escasas en los refugios, una definición incompleta del concepto de violación dentro del ámbito legal, una falta de respuesta efectiva para combatir los delitos machistas o una protección deficiente de los niños covíctimas.

Desde 2019 se han aumentado las plazas disponibles en centros de acogida para mujeres maltratadas, la disponibilidad de teléfonos para atender a mujeres maltratadas y en alto riesgo e incluso la cantidad de órdenes de alejamiento. Pero según datos de la organización feminista NousToutes 154 francesas fueron asesinadas en 2022, 93.000 francesas sufren violencia o acoso sexual en su trabajo cada año y 2 de cada 3 denunciantes aseguraron haber tenido una mala experiencia en la comisaria cuando estaban tramitando su denuncia. Esto teniendo en cuenta que solo 1 de cada 10 victimas de violencia sexual presentan denuncias y el 80 por ciento de esas denuncias no llegan a juicio.

En el resto del continente la situación es especialmente crítica sobre todo si hablamos de los dos países que están marcando el contexto internacional: Rusia y Ucrania. Kiev ha ratificado el convenio de Estambul pero en Ucrania, explica Amnistía Internacional, un hombre solo es acusado como maltratador o agresor si el abuso que ejerce sobre una mujer es "repetido y sistemático". Si se puede demostrar que ha maltratado a una mujer, al menos tres veces. Y en Rusia, se han hecho públicos los datos sobre violencia de género una vez. En 2008 el Ministerio de Justicia aseguró que entre 12.000 y 14.000 mujeres son asesinadas por sus esposos cada año. Allí la ley permite un primer maltrato a la mujer que solo se castiga con una multa de 435 euros o trabajos comunitarios si el hombre vuelve a maltratar a la mujer ese mismo año.