Fracasan los reaccionarios

Barcelona

En hora buena. La elección del magistrado Cándido Conde-Pumpido supone superar con sobresaliente una asignatura difícil. El Tribunal Constitucional tiene ya al frente a un jurista de mérito. Y a un demócrata radical. No solo porque como fiscal fue un eficaz perseguidor del terrorismo etarra, sino porque como magistrado nunca fue sumiso ni siquiera con los socialistas, con quienes se le emparenta ideológicamente. No tuvo empacho como miembro del Supremo en condenar al nefasto exministro del Interior socialista Pepe Barrionuevo, el del tiro en la nuca, y avalista del secuestro de Segundo Marey. Y de desautorizar la ley de “la patada en la puerta”, obra de su también nefasto sucesor, José Luis Corcuera, que pretendía autorizar registros domiciliarios sin permiso judicial.

Además, esta elección certifica un gran fracaso en la escalada de maniobras de la derecha política y el sector reaccionario de la judicatura para bloquear la Justicia. Ya está en su casa el expresidente del Tribunal que quiso, inmoralmente, eternizarse. Ya ha capotado el intento de dividir al nuevo Tribunal, rompiendo el bloque del sector más abierto. Ya les ha salido rana la tentativa de minarlo proponiendo una magistrada progresista que ha acabado dando su apoyo a Conde-Pumpido. Ya la estrategia de impedir la renovación del alto tribunal limitando antidemocráticamente la capacidad legislativa del Parlamento se revela inútil. Solo hay que lamentar su éxito parcial con el boicoteo al meritorio candidato a formar parte de la Corte, el excelente juez y notable intelectual José Manuel Bandrés.

Pese a ello, la obra legislativa modernizadora tendrá un baluarte. Frente a los ultras socios locales de Bolsonaro, y sus amigos. Todo, de una sola tacada.

Escucha todas las miradas de Xavier Vidal-Folch