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La Universidad de Cambridge recopila 15.000 cartas de Charles Darwin y localiza a sus corresponsales en todo el mundo

Buceamos en el proyecto "Darwin Correspondence Project" que recupera la extensa correspondencia del naturalista

Cartagrafías especial Charles Darwin

Cartagrafías especial Charles Darwin

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Charles Darwin, conocido principalmente por su teoría de la evolución -recogida en el libro “El origen de las especies”-, por ser uno de los padres de la biología moderna dejó una extensa correspondencia que retrata toda su vida. Un ambicioso proyecto, de la Universidad Cambridge, llamado “Darwin Correspondence Project”, está recuperando e investigando sus cartas. Profesores de esta universidad, especialistas en Darwin, han creado una plataforma didáctica en Internet donde han recopilado 15 mil misivas. Se pueden consultar por orden cronológico, incluyen comentarios a pie de página, recursos para todas las edades, curiosidades. El proyecto arrancó en 1974, concluirá, en principio durante este 2023 y también han recogido cartas de sus corresponsales alrededor del mundo. Según sus cálculos, se carteó con 2.000 personas distintas. Por temas personales, pero, sobre todo, por trabajo.

Las primeras catalogadas son de cuando tenía 13 años, nació en 1809 y las envía desde su propia casa, al oeste de Inglaterra, a un amigo imaginario. Detalla discusiones con sus hermanos, ya deja patente su interés por las ciencias naturales y la buena relación con su hermano Erasmus, que estaba estudiando medicina en Edimburgo. Años más tarde, leemos sobre su vida como estudiante de medicina, carrera que hizo siguiendo los pasos de su padre y su abuelo, médicos de prestigio. Como no aguantaba la sangre, lo dejó y probó suerte en otra universidad para convertirse en clérigo de la Iglesia anglicana. Tampoco funcionó, el joven no se lo tomó en serio, se dedicó a cazar y coleccionar escarabajos, sus grandes aficiones. Menos mal que un profesor avispado, el clérigo John Henslow, catedrático de Botánica, se dio cuenta de su potencial y lo incluyó en un círculo de excursiones científicas.

Gracias a él pasó una semana en Gales, estudiando las estructuras rocosas. Cuando regresó del viaje, tenía en casa una carta que cambiaría su destino, le ofrecían ser parte de la famosa expedición del Beagle, el buque de la marina real británica, que tenía la misión el estudio hidrográfico de América del Sur, por la costa de la Patagonia y la Tierra del Fuego. Trabajo que permitiría realizar luego, medidas cronométricas para guiar a marineros de todo el mundo. El teniente del navío, Robert FitzRoy, meteorólogo, necesitaba un geólogo y compañero de charla, ya que el anterior responsable del barco se había suicidado. Darwin no fue la primera opción, no tenía experiencia, pero gracias a su amigo, pensaron en él. Tenía apenas 22 años y le ofrecían explorar como naturalista tierra desconocidas, recolectar materiales y especies, un sueño. Eso sí, no le pagarían nada, su padre tendría que costear su viaje. Como era de esperar, el padre al principio se negó. Hay una serie de cartas que relatan cómo fue su tío quien convenció a la familia de la gran oportunidad. El barco partió en la Navidad de 1831 desde Inglaterra. Durante la travesía, escribió un diario y centenares de cartas que enviaba a sus destinatarios cuando pisaba tierra.

El 6 de enero de 1832, no pudieron desembarcar en Tenerife porque les obligaban a hacer cuarentena por temor al cólera. Era un destino que a Darwin le provocaba mucha curiosidad. Hace un tiempo, su bisnieta sí que pisó la isla en un viaje que emulaba la aventura del científico. Aquel barco tenía los equipos científicos más sofisticados de la época, llevaban 20 cronómetros. Una gran biblioteca. En las cartas vamos conociendo a los miembros de la tripulación: al sirviente de Darwin que le acompañaba en sus expediciones en tierra. A un artista que pintaba los paisajes y a tres indígenas que habían sido capturados en el primer viaje y que devolvían a casa tras educarlos en sus costumbres. Pero entre todos los tripulantes, destaca el comandante FitzRoy, que tenía un carácter complicado. Tuvieron varias peleas. El encontronazo más fuerte tuvo lugar, cuando Darwin manifestó su rechazo a la esclavitud.

Darwin en una carta a su padre: "Sino fuera por los mareos, todo el mundo sería marinero"

Darwin se declaraba antiesclavista, pero históricamente se le ha acusado de racista por algunas afirmaciones relacionadas con El Origen de las Especies -algunos las han utilizado para justificar barbaridades-. En la web hay un apartado llamado “Darwin sobre raza y género” donde explican las polémicas sobre estos dos temas, insisten en que las cartas reflejan las actitudes del período histórico en el que fueron escritas". Destaco una frase de uno de los investigadores del proyecto: “Ni siquiera un científico tan genial como Darwin, pudo librarse de los prejuicios de su época y clase social”. Con su correspondencia asistimos a revoluciones sociales y políticas, pandemias, terremotos, a su encuentro con el dictador de Argentina Juan Manuel Rosas, que exterminó a cientos de indios cuando era general. A su trabajo desenterrando fósiles o con las tortugas de las islas Galápagos. Ahí se cruzó en su mente la idea de que las especies no eran inmutables. La travesía duro 5 años, 3 más de lo previsto. Cuando pisó tierra ya era un naturalista de prestigio gracias a los descubrimientos avanzados en cartas.

Este viaje fue una experiencia decisiva para que luego elaborara la teoría del origen de las especies y otras investigaciones que realizó. Tardó 20 años en redactar como tal el Origen de las Especies, su gran libro. Antes publicó otros escritos, diarios del viaje y se dedicó a discutir sus teorías por carta, buscaba la aprobación de otros científicos, seguramente consciente del revuelo que generaría en círculos religiosos, admitió que tenía la sensación de estar a punto de confesar un crimen. Finalmente, se decidió a terminar el libro porque en 1858, recibió una carta -que no se conserva- de un naturalista desde Malasia, Alfred Russel Wallace, que enunciaba con humildad su propia teoría de la selección natural. Imaginad el agobio de Darwin, que no tenía su manuscrito terminado. Escribió a un colega manifestando su preocupación.

"Tengo la sensación de estar a punto de confesar un crimen"

Para evitar que pensaran que había copiado su teoría, preparó un resumen y quedó con Russel en presentar ambas investigaciones en Londres con cartas que justificaban su independencia. El artículo académico conjunto apenas tuvo repercusión. De hecho, la figura de Russel es muy desconocida. El éxito y escándalo se lo llevó Darwin cuando publicó “El origen de las especies”. Terminó tan cansado que se retiró a un balneario y desde allí recibió misivas con primeras impresiones. Se esperaba críticas, pero no tantas. Descartaban sus planteamientos por motivos teológicos, publicaban sátiras sobre él en la prensa, convirtiéndolo en mono. El tema de la religiosidad del propio Darwin fue durante mucho tiempo motivo de debate.

Darwin no comentaba nada n público, su familia era muy creyente... Hemos conocido recientemente, que al final de su vida, sí que contestó la carta de un joven abogado que le decía: "para poder disfrutar de sus libros, necesito saber si haciéndolo, perderé mi fe en el Nuevo Testamento". Responda sí o no, prometo no difundir la respuesta". La respuesta fue ésta:

Más curiosidades de su correspondencia: reflejan su mal estado de salud, dicen que podía padecer el mal de Chagas. Durante años, envió un cuestionario a contactos de todo el mundo para una investigación sobre las emociones. Se carteó con más de 200 mujeres, científicas, pensadoras e intelectuales. Incorporó algunos de sus planteamientos en sus informes aunque nunca lo reconoció en público. Se ha creado un blog, dentro del proyecto, para reivindicar el trabajo de estas mujeres como Lady Florence Dixie, escritora, corresponsal de guerra, feminista, que mandó a Darwin sus observaciones sobre Patagonia.

 
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