Al 2023 no le van a faltar trompetas del apocalipsis
Da cierto vértigo empezar un año si los últimos nos han traído una pandemia y una crisis y una guerra y otra crisis
Madrid
Da cierto vértigo empezar un año si los últimos nos han traído una pandemia y una crisis y una guerra y otra crisis. Si al ruido político de casa le sumas que éste que empieza será un curso con elecciones municipales, autonómicas, generales, y no sabrías decir si lo que viene se podrá medir en encuestas o en decibelios. Da cierto vértigo si la directora del FMI empieza el año hablando del riesgo de devastación para los países con una deuda muy alta; si los precios siguen altos y los contagios siguen creciendo en China; si la noche -esta noche- ha vuelto a traer el sonido de los misiles sobre Ucrania.
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No parece que al 2023 le vayan a faltar trompetas del apocalipsis. Y no se trata de no ser realistas, pero sí de tener en cuenta algunas cosas. Por ejemplo: que el miedo, si no es directamente una ideología, es desde luego material con el que se hace ideología, alfombra interesada para algunas políticas. Se trata de tener en cuenta la distancia que va entre el ruido del Congreso y la convivencia real que hay en la calle; entre el realismo y el catastrofismo. De tener en cuenta que siempre hay alguien interesado en que la actualidad nos agote. Que no está todo, en fin, en lo que nos vaya a pasar en este año que empieza sino, también, en qué respuesta le damos. Así que feliz año. Y a por él.
El miedo, si no es directamente una ideología, es material con el que se hace ideología
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