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A vivir que son dos díasLa entrevista
Sociedad

Bono (U2): "La filantropía nunca lo va a cambiar todo en el mundo. Tiene que transformarse el sistema"

El vocalista de la banda de 'rock' U2 conversa con Javier del Pino sobre su trayectoria personal, su implicación en distintas causas sociales y la solidaridad de nuestro país: "España sigue comprometida con el mundo a pesar de las dificultades internas"

Bono (U2): "La filantropía nunca lo va a cambiar todo en el mundo. Tiene que transformarse el sistema"

Bono (U2): "La filantropía nunca lo va a cambiar todo en el mundo. Tiene que transformarse el sistema"

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Madrid

Paul David Hewson es muchas cosas: es el líder de una de las bandas de rock más importantes de la historia con más de 170 millones de álbumes vendidos. Es un filántropo que tiene un patrimonio estimado en 700 millones de dólares. Es un activista que se ha relacionado con gobiernos y presidentes de todo el mundo durante décadas para luchar contra el sida y contra la pobreza. Paul David es ahora también su propio biógrafo tras la publicación de Surrender (Reservoir Books, 2022), pero sobre todo es Bono, el vocalista de U2.

Usted es una de las mayores estrellas del rock de los últimos 40 años, ¿alguien que ha dado miles de conciertos por todo el mundo tiene, por ejemplo, un concierto o una ciudad favorita?

No, te acuerdas de cada detalle de los primeros conciertos pero no de uno en particular. Sí que diré que en el estadio del Real Madrid, creo que en 1987, ocurrió algo extraordinario con nuestro grupo y vuestro país. No sé si explicarlo. Fue una reacción química. Hay gente que todavía hoy me habla de eso. Seguro que hemos hecho conciertos mejores y seguro que hemos tocado utilizando tecnologías más interesantes para que los conciertos fueran más inclusivos. Pero aun sin el apoyo de las pantallas en un estadio gigante como ese, ahí hubo una conexión extraordinaria.

Es gracioso cómo funciona la memoria. Usted, que tocó en el Live Aid en Wembley, seguramente el concierto más importante de la historia, dice que de ese día solo recuerda su corte de pelo. Muy desafortunado, por cierto…

¿El mullet? Sí, eran los 80. La década que le gustaba a Dios. Yo soy culpable de muchos crímenes y ese es uno de ellos. No debería parecer que un hombre va por ahí con el pelo planchado. Al menos, no un irlandés. Pero sí, fue patético. Fue el acontecimiento más extraordinario. De hecho, ese concierto cambió mi vida de arriba abajo, o de abajo arriba, como digo en el libro. Y, aun así, cuando lo vuelvo a ver lo único que veo es lo ridícula que llevaba la cabeza. Y para empeorar aun más las cosas, mi hijo ahora lleva un mullet y cree que así es un hípster. Y yo se lo digo: “John, así no vas a ninguna parte. Te vas a lamentar el resto de tu vida”. Y él me responde: “Que sí, lo que tú digas”.

Usted ha conseguido implicar a diferentes gobiernos en su lucha contra el hambre en África. ¿Con Clinton o con Obama fue más fácil que con un republicano como George Bush?

Me hice muy buen amigo del presidente Bush incluso a pesar de la guerra de Irak. Yo por supuesto me opuse, y aunque hablé con su gobierno sobre eso, de forma pública no hice mucho ruido porque estaba haciendo un gran trabajo con la Casa Blanca para luchar contra el sida. De hecho, el PEPFAR [el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del SIDA] salió de ahí y es, posiblemente hasta esta pandemia, la mayor intervención sanitaria para luchar contra una única enfermedad en la historia de la medicina. Así empezó: Bush destinó 15.000 millones de dólares y ahora creo que ya van por los 110.000 millones.

En ese entonces, 6.000 africanos morían cada día por una enfermedad tratable y evitable. Eso se ha reducido a la mitad ahora. Hay 30 millones de personas que utilizan esos medicamentos que les salvan la vida y yo desempeñé un pequeño papel en eso. Es de lo que estoy más orgulloso en mi vida aparte de la música y de mi familia. Hay muchas cosas divertidas que puedes hacer cuando eres famoso, y también las he hecho. Pero la fama la utilizaba para reunirme con personas que normalmente no querrían reunirse con alguien como yo.

Del mismo modo que encontró una manera de entenderse con el gobierno de Bush, ¿cree que habría conseguido ese entendimiento con gobiernos como el de Donald Trump o Bolsonaro?

Es difícil, sí. Nosotros empezamos a trabajar con el gobierno de Trump, pero no se tomaban en serio estos problemas y lo dejamos. En cualquier caso, ya habíamos tejido suficientes relaciones con ambos partidos en el Senado y en la Cámara de Representantes de Estados Unidos y nos dimos cuenta de que la ONE Campaign había tenido mucha fuerza en todo el mundo como en Alemania o en Francia. Pero es difícil en países donde a la gente, claramente, no le interesa la verdad. ¿Quién hubiera pensado que la libertad estaría ahora amenazada? No la podemos dar por hecha.

Martin Luther King decía: “El arco del universo moral es largo, pero se inclina hacia la justicia”. Ya no me creo eso, creo que somos nosotros los que tenemos que inclinarlo. Ya no está claro que estemos embarcados en algún tipo de viaje evolutivo hacia un mundo más libre, más equitativo y justo. Los de mi generación creíamos que si nos dormíamos 10, 12 o 20 años íbamos a despertarnos en un mundo más justo, con mayor respeto por las diferencias sexuales y de género. No es cierto. Vamos al revés ahora mismo y más nos vale parar.

España es un país muy importante para el proyecto europeo. Estamos muy agradecidos de que, a pesar de las dificultades internas, al igual que cualquier país con un 7% de inflación, seguís aumentando vuestra ayuda y comprometidos con el mundo. El presidente Sánchez aumentará un 30% la contribución para el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria este año, lo que os coloca al lado de Canadá y por encima de Francia. Eso es un liderazgo de verdad. Y os doy las gracias por ello. Sé que todos los países pasan por dificultades ahora mismo pero hay valores que parecen ser sagrados para los españoles. Y yo quiero estar rodeado de esos valores.

Sofá Sonoro: Las reinvenciones musicales de U2 (08/06/2019)

Sofá Sonoro: Las reinvenciones musicales de U2 (08/06/2019)

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Pero eso suena un poco pesimista: da la impresión de que era más fácil hacer filantropía cuando había menos herramientas para hacerla.

Sí, eso es cierto. En el libro he intentado que la gente conociera cómo se cuece todo esto del activismo. Todo lo que no se suele ver. Y también quería narrar de manera muy personal mi propia peregrinación. O, por citar mal a John Bunyan: “El progreso de los peregrinos”. Escribí el libro para estar más en paz conmigo mismo y con mi familia, pero no voy a estar en paz con el mundo tal y como es ahora. Es más fácil acostumbrarse al mundo si uno mismo consigue avanzar. Yo tengo un ego muy grande, pero a veces es necesario ser vulnerable y perder esa fachada para progresar en tu vida.

En el libro confiesa las dudas que tiene cuando se enfrenta a todo lo que hace. En este mundo de ostentación, de Jeff Bezos y de Elon Musk, ¿Cómo se enfrenta a la paradoja de ser una de las estrellas de rock más ricas del mundo y trabajar para erradicar la pobreza?

Sí, es una imagen incómoda, ¿verdad? Una de las cosas con las que teníamos que lidiar en ONE Campaign, o incluso de (RED), era esta yuxtaposición incómoda. Es decir, no es solo que yo sea alguien de mucho éxito. Añádele el género equivocado, la etnia equivocada, la edad equivocada… Hay muchas razones por las que no debería estar haciendo lo que hago, pero creo que mi trabajo es intentar ser lo más útil posible. Así que soy autoindulgente, un animal del rock and roll. Intenté ser lo más inteligente posible y nos ha ido bien.

En cualquier caso, la filantropía nunca lo va a cambiar todo en el mundo. Tiene que cambiar el sistema para que la gente pueda desarrollarse plenamente. Desarrollar el potencial humano está en el centro de lo que soy, y eso intento hacer con mis otros “yo” fuera del grupo.

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Cuando dice que “les ha ido bien” a U2, yo diría que les ha ido mucho más que bien. Cuando alguien es tan grande como usted o como U2 ha llegado a ser, también es objeto de crítica…

No me importa. Lo acepto. En realidad, eso lo echaría de menos si no fuera así. Me gusta la polémica. A los irlandeses nos gusta la polémica. Es como si te bajas al pub, ¿me entiendes? Está bien.

Estoy seguro de que ha escuchado mil veces ese chiste irlandés de que la diferencia entre Dios y Bono es que Dios no va por ahí creyéndose que es Bono...

Creo que fui yo quien escribió eso.

¿Usted cree que la gente cuestiona las intenciones filantrópicas de alguien solo porque es rico y exitoso?

¿Te refieres a si la culpa es una motivación? No. No hago esto por tener un sentimiento de culpa. Lo que necesito es mejorar. No creo que la culpa católica, judía o protestante sea una emoción útil. En mi vida espiritual, si siento el dedo divino, rara vez es de manera acusatoria.

Unas memorias son un ejercicio muy íntimo. Usted reflexiona, por ejemplo, sobre su relación con la violencia. ¿Qué parte de su personalidad tiene que ver con el hecho de haber crecido en la Irlanda en la que usted creció?

En realidad esa es una pregunta que me sigo haciendo. Sí, la violencia es uno de mis recuerdos más potentes de cuando era un niño. La violencia de los grupos paramilitares en la frontera, en el norte de Irlanda, o también los incidentes terroristas en mi ciudad. Pude escapar por poco de un enorme atentado cuando tenía 14 años, el 17 de mayo de 1974. Recuerdo el nerviosismo de ser adolescente y crecer en Dublín. Te preguntabas quién podría estar ahí al girar la esquina. Es decir, para mí es difícil explicarles a mis hijos cómo eran los 70 en Irlanda. Era bastante deprimente. Mucha gente se fue del país, pero los que se quedaron atrás, al menos donde yo vivía, parecían bastante cabreados. Tampoco ayudaba el hecho de vivir con esa nube de violencia paramilitar. Eso me tuvo que marcar. Por la razón que fuera, había ira dentro de mí y eso fue algo de lo que tuve que ocuparme en mi vida.

Brooks Kraft

El libro recoge ese viaje desde una calle en Irlanda, rodeado de violencia, a conocer y en algunos casos convencer a algunas de las personalidades más importantes del último medio siglo: Gorbachov, Mandela… Y a disfrutar de ciertos privilegios, como echarse una siesta en la Casa Blanca sin que nadie se dé cuenta.

Bueno, esa es una historia divertida. Mi relación con el presidente Obama era muy respetuosa. Hicimos un gran trabajo juntos. Espero que eso no se entienda como una falta de respeto. Yo tengo alergia y me quedé dormido en la Casa Blanca. Me encontraron tumbado sobre la cama de Lincoln, en el seno del mismísimo Abraham. Ally, mi esposa, y el presidente me estaban buscando. Ella le dijo: “Tiene una especie de narcolepsia. Si le da una reacción alérgica se queda dormido, pero solo dura 10 minutos. Enseguida volverá”. Habíamos venido desde Irlanda, así que fue un día muy largo. De todos modos, Obama se partió de la risa. Es un hombre extraordinario.

SERGEI SUPINSKY

Usted reflexiona en el libro sobre las canciones de amor y dice: "Las grandes canciones de amor se inspiran en la añoranza o la pérdida del amor. Yo estaba enamorado, y me aterrorizaba no volver a escribir ninguna canción de amor verdaderamente buena porque mi corazón estaba pleno y no roto". Después de toda la vida escribiendo y escuchando canciones, ¿existe la canción de amor perfecta?

Las canciones de amor siempre encontrarán dolor. Yo tengo suerte porque mi relación con Ally es lo suficientemente complicada como para poder reflejarla en una canción empalagosa. Y a ella no creo que le gusten las canciones empalagosas. No es sentimental en ese sentido. A mí me interesa la música que tenga ese sonido turbado que escuchamos, por ejemplo, en Roy Orbison, incluso en Bruce Springsteen. Es esa oscuridad debajo del pie en el agua. Como artista, lo puedes llamar dualidad. Lo vemos en todo tipo de arte. La Mona Lisa parece que sonríe, pero está triste. Me interesa ese momento agridulce. Y eso es lo que hace U2: hacemos música muy alegre, rebelde, pero hay dolor ahí. Creo que eso la hace más humana.

En el libro define a su banda, a U2, como “una canción inacabada”. ¿Qué hace una banda de rock cuando llega a ser todo lo grande que puede llegar a ser?

Yo decía que quería estar en el mejor grupo del mundo para provocar un poquito y hacer que la conversación fuera interesante. Pero también iba en serio, porque creía que teníamos una química como grupo que era extraordinaria. De hecho, yo tuve que hacer un recorrido más largo que el propio grupo para convertirme en mí mismo. Mi forma de cantar no ha madurado sino hasta ahora, y nuestras canciones, nuestra forma de componer, es muy curiosa intelectualmente. En los últimos álbumes nos ha interesado componer nuestros propios temas, y eso es algo que al público le puede sorprender.

Empezamos trabajando con productores que te daban las canciones y todo el mundo parecía decepcionado: “¿Pero ¿¡qué están haciendo!? ¿Están intentando componer una canción pop?”. Y yo decía: “Pues claro que estamos intentando componer una canción pop”. ¿Tú crees que si Los Beatles siguieran tocando no experimentarían con la música dance? ¡Pues claro que sí! Es que tienes que dejar volar tu imaginación allá donde tú quieras. Ahora mismo, nosotros queremos hacer un álbum de guitarra un poco excesivo. Queremos hacer ruido. Pero es eso, tienes que ir hacia lo que sientas.

Portada de la autobiografía de Bono, 'Surrender' (Reservoir Books, 2022).

Una última pregunta, un poco complicada, y un poco personal para mí. Usted habla mucho de la relación con su padre, de su infancia; antes de empezar estábamos hablando de nuestras hijas. La pregunta es esta: mi hija está saliendo con un chico irlandés que es músico de rock. ¿Qué consejo le daría a él, a ella, o mejor aun, a mí?

¡Guau! Posiblemente esta sea la mejor pregunta que me han hecho nunca. Tengo una buena y una mala noticia. Empiezo sobre el chico: la música, si haces la música a lo grande, como dice el cliché, nunca ha sido más artística que ahora. El artista es el centro, tienes todo el poder. Pero si no es así, nunca ha sido más cruel. No ganas dinero. Es decir, Cole Porter ahora prácticamente no ganaría dinero porque no se iba de gira. Así no podría vender camisetas. Estaría en serios problemas. Y eso me preocupa sobre el negocio de la música: si no puedes tocar como músico en directo, va a ser muy difícil. Esa es la mala noticia.

La buena noticia para tu hija ¡es que es irlandés! Yo diría que eso es un buen comienzo. Hemos tenido algunas decepciones, pero algunas de esas decepciones en Irlanda se han convertido en jefazos como yo. Y yo soy bueno.

Y luego la mala noticia para ti es que tu hija está saliendo con un músico. Él tendrá que ir deambulando por el mundo y tú tendrás que permitir que tu hija se vaya, aunque yo le recomendaría a ella que no le siguiera a todas partes. Pero tendrá la oportunidad, podrá disfrutar de verlo en sus ciudades favoritas allá donde vaya. Y eso es una maravilla. Viajar es toda una recompensa.

Han Myung-Gu

Javier del Pino

Javier del Pino

Dirige y presenta 'A vivir que son dos días', sábados y domingos de 8:00 a 12:00 h. Una mirada distinta,...

 
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