Un otoño incierto para el turismo rural

Las casas rurales de las zonas de España donde hace más frío en los meses de otoño e invierno avisan de que es posible que el 10 por ciento cierre desde noviembre hasta febrero -dejando a un lado Nochebuena y Nochevieja- por los costes de la energía, según datos de la Asociación Española de Turismo Rural (ASETUR). "La factura ha aumentado más de un 100 por cien con respecto a lo que pagábamos en años anteriores. Ese coste no podemos asumirlo. El número de establecimientos rurales que puedan echar el cierre irá aumentando si la situación sigue agravándose", explica Pedro Carreño, presidente de ASETUR. Para que las casas rurales puedan mantenerse abiertas en estos meses deberían incrementar sus precios lo que puede ocasionar un descenso en las reservas. "El puente de Todos los Santos ha sido excepcionalmente bueno, y esperamos que en Navidad se cumplan los pronósticos y podamos salvar la temporada", dice Carreño. Aragón o Castilla y León ha logrado una ocupación del 70 por ciento en el festivo del 1 de noviembre; Murcia y La Rioja un 80 por ciento. Buenos datos teniendo en cuenta que hemos tenido tiempo primaveral prácticamente en todo el país.

Tras la pandemia, el sector busca recuperar la normalidad y el nivel de ocupación que había en 2019. La guerra en Ucrania ha traído consigo una paulatina subida de la energía, la luz y el gas. "La luz, el mes de agosto del año pasado 800 euros y este año 2800 euros. El depósito de gas, 2600 euros y en 2022 son 4000 euros". Daniela es la propietaria de un pequeño hotel en Palencia que ha tenido que cerrar ante el incremento de gastos que no cubren con las escasas reservas. "Los costes de los servicios que prestamos han cambiado y solo hay dos opciones: o cerrar los próximos meses o incrementar los precios". Francisco regenta un establecimiento rural en Aragón. Confía en que la Navidad mejore las perspectivas, pero afirma que "la situación económica es tan irregular y cambiante que los resultados son imprevisibles".

"Nos trae incertidumbre y desconfianza"

En temporadas anteriores, el turismo rural echaba el resto tanto en el Puente de Todos los Santos -que este noviembre sí ha sido bueno, en general- como en el de diciembre con los festivos de la Inmaculada y la Constitución. Hay territorios como Castilla y León que viven un año atípico. Desde la Asociación de Alojamientos Rurales de Castilla y León señalan que este año las agendas aún están sin llenar. "El aumento de los precios ha afectado a los clientes, esto unido a nuestra situación, la de los propietarios que estamos tirando de nuestro colchón para hacer frente a la crisis, solo nos trae incertidumbre y desconfianza", apunta Luis Chico, el presidente de esta asociación.

A la factura de la luz, el gas, el alquiler o el agua, hay que unir los seguros e impuestos y "la subida de los créditos hipotecarios para los propietarios que han visto mermadas sus condiciones económicas. Todo ello hace que sea prácticamente inasumible mantener el negocio abierto sin clientes. La clave, aseguran desde el sector, es cortar todos los suministros y reducir gastos hasta que haya suficientes reservas. Reclaman ayudas que les permita mantener sus negocios abiertos y no tener que prescindir de sus trabajadores. El sector confía en poder salir sano y salvo de esta crisis.