Rectificación, o dimisión o destitución
Una buena ley admite distintas lecturas, pero nunca interpretaciones completa y radicalmentemente opuestas entre sí
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La ministra de Igualdad, Irene Montero, comparece ante la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, este miércoles en Madrid. EFE/ Javier Lizón / Javier Lizón (EFE)
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Barcelona
A este paso, todos los de las manadas saldrán de las cárceles antes del plazo al que fueron condenados. Esta es la realidad, que guste o disguste, (y es para disgustar), ya ha comenzado. La ley de garantía de la libertad sexual es conocida por perseguir una buenísima intención. La de que, sexualmente, “solo sí es sí”, es decir, que solo es lícita una relación íntima si la contraparte la acepta expresamente. Pero fue redactada con pezuñas. Y por eso se ha demostrado como una chapuza, un coladero para los peores delincuentes sexuales. Contra quienes precisamente fue pensada.
El fiasco es de la entera responsabilidad de la ministra Irene Montero. No es una buena ley malinterpretada por unos jueces que “incumplen”, son “machistas”, o enemigos del pueblo: decir eso, y más sin una prueba concluyente, es atentar contra la independencia de la justicia, contra la división de poderes, y contra el estado de derecho: desde el Gobierno. Y sobre todo, es falso. Porque una buena ley admite distintas lecturas, pero nunca interpretaciones completa y radicalmentemente opuestas entre sí.
La ley es errónea, porque dejó en el aire supuestos de transición desde el viejo redactado al nuevo. Y porque no se arregló el entuerto en los largos años de elaboración y debate. Y porque provoca efectos opuestos a los pretendidos. Y porque socava la seguridad de las mujeres ante los asaltantes. Y porque erosiona el crédito obtenido por el Gobierno en muchas de sus reformas.
Solo parecen viables tres salidas. O la ministra reconoce su yerro y propone una rectificación rápida (que no sea enviar a los jueces a reeducarse en los campos de trabajo del gulag). O se aparta del cargo. O el presidente del Gobierno, --en quien recae una responsabilidad parcial en el entuerto—toma las riendas, reforma la reforma, o destituye a su autora. ¿O piensa aguantar cada día, hasta Navidad incluida, con excarcelaciones exorbitantes?
Rectificación, o dimisión o destitución
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...