El presidente de Bodegas Familia Torres, sobre el cambio climático y los efectos sobre la viña: "Para paliar sus efectos, la economía no puede seguir creciendo"

Madrid

Esta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la edición número 27 y que se ha celebrado en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheij, ha dejado un dato preocupante. Según un cálculo de la Instituto de Política Agrícola y Comercial, las 15 empresas cárnicas más grandes del mundo emiten más metano que Rusia y roza el volumen total de la Unión Europea, en concreto, un 83%.

El año pasado, tanto la Unión Europea como Estados Unidos convencieron a unos 130 estados del mundo para reducir sus emisiones de metano. Pero según los datos de la Organización Meteorológica Mundial, en el último año las emisiones crecieron en un 1%, lo que supera en un 262% la cantidad de este gas en la atmósfera respecto a la era industrial.

El cambio climático nos ha dejado el verano más caluroso en España desde que hay registros. También mayores inundaciones y episodios de granizados. Y sus consecuencias ya se aprecian en cada botella de vino. Y es que las viñas están padeciendo las consecuencias. "¿Podrá la viña sobrevivir al cambio climático?", se cuestionaba en 'El País' el empresario bodeguero Miguel Agustín Torres. Su respuesta era un sí, aunque condicional.

"La viña es sensible al cambio climático", comenta de forma rotunda la cuarta generación de Bodegas Familia Torres. El sector se está reinventando en materia de sostenibilidad hasta el punto de cambiar las zonas de explotación. En Chile, por ejemplo, donde entraron en tiempos de Pinochet, han comprado "tierras a más altura para que la calidad del vino no sufriera", detalla en 'La Ventana'.

Recuperación de cepas

El frío daña el fruto, pero el calor es más dramático en cuanto a la afección de la cosecha se refiere. "En verano una parcela de 3 hectáreas se quedó completamente seca", recuerda con remordimiento Torres. Para evitar que estos episodios se repitan, en su bodega ya han optado por las renovables. "El 50% de la electricidad ya viene de los paneles fotovoltaicos", comenta orgulloso.

Actualmente, Torres se encarga de la sostenibilidad de la bodega, mientras sus hijos la dirigen. Entre sus proyectos está la recuperación de cepas perdidas. "Hemos recuperado 50 cepas perdidas en Los Pirineos, algunas tienen ventajas como la adaptación al cambio climático", comenta. Con estas brota el mejor caldo posible, en cuya fermentación también se libera una gran cantidad de emisiones de CO2.

Un mensaje a la política

"La viña por fotosíntesis coge CO2 y crece la planta, nace la uva y en la fermentación sale a la atmósfera de nuevo", explica. Pero este año han conseguido "capturar 20 toneladas" mediante un procedimiento de retención de gases del que ya han informado "a todas las empresas de vino" para que lo repliquen.

Por último, Torres ha querido lanzar un mensaje para "los que están en el poder y en la oposición". Les pregunta "¿por qué no pactan?" para "paliar estos efectos". Y, él mismo, encuentra una respuesta. Para revertir esta situación de calentamiento global "la economía no puede seguir creciendo", expresa. "El planeta no lo puede aguantar, pero claro, políticamente no es rentable", lanza antes de añadir que, dentro de unos años, "todas las empresas deberán publicar su huella de carbono".