Garamendi, en modo electoral

Barcelona

El mejor líder de la patronal es el que pacta salarios, y muchas otras cosas, con los sindicatos. El que garantiza la paz social y que las empresas sigan, por tanto, ganando y ganando, sin que los demás pierdan y pierdan. En cambio, el dirigente menos bueno, es el que por temor a sus propios talibanes, se pone duro en plena campaña electoral para su reelección. Es lo que le está pasando a Antonio Garamendi. Algunos pensarán que los episodios de dureza no acarrean un coste. No es verdad. Todo cuenta para el futuro.

Dice el líder patronal en esta emisora que recomendar alzas salariales homogéneas, como defienden las centrales, equivale a “hundir la economía”: hombre, no exageremos, que los tiempos no están tan sobrados como para anunciar Titánics.

Vamos a ver, seamos un poco objetivos. Los salarios están creciendo alrededor del 2,5%. Mientras los precios suben a cerca del 9%. O sea, que los sueldos pierden más de un 6% de poder adquisitivo. Mientras tanto, los beneficios de las grandes empresas del IBEX están creciendo, desde 2019, a un ritmo del 60%; contra el 7,4% de los salarios. O sea, que multiplican por ocho el avance de los sueldos.

¿Quién arruina la economía y el bienestar social? ¿Los poderosos que solo miran para sí mismos? ¿O quiénes intentan reequilibrar un poco la balanza? Solo reequilibrar, no darle la vuelta a la tortilla. Y solo un poco, ni siquiera ocho veces. Un dirigente patronal moderno debe saber controlar a sus seguidores más anticuados.

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