Retrasados

Madrid

Ya saben que ayer Pedro Sánchez llegó con un minuto de retraso al desfile del 12 de octubre, haciendo esperar al rey en su Rolls Royce. Es un evidente error de protocolo. Y Vox ha decidido vengar la supuesta afrenta llegando hoy un minuto tarde al hemiciclo, interrumpiendo al presidente cuando ya intervenía en el Congreso. Está por demostrar que el retraso de Sánchez fuese intencionado, pero cuando medio centenar de personas se conciertan en un retraso tan concreto, es evidente la intención.

El verbo retrasar es polisémico, porque se refiere tanto a un tiempo pasado como futuro. Un reloj retrasado es el que marca una hora anterior, pero un tren retrasado es el que llega después de la hora prevista. El participio del verbo, retrasado, generó un adjetivo y un sustantivo con los que se denominó durante siglos a los discapacitados mentales. Y sigue ahí, en el diccionario, como subnormal, aunque advirtiendo de su carácter despectivo. Pero retrasado tiene otra acepción, sin marca denigrativa, para referirnos a la persona que no ha llegado al desarrollo normal de su edad. Y la actitud de estos diputados se ajusta como un guante a esta acepción de retrasado. Porque no es normal que parlamentarios adultos -y no son los primeros ni serán los últimos- falten al respeto no ya al presidente, sino a toda la ciudadanía representada en el Congreso, con una actitud impropia de su edad y su condición. Un gesto que, por cierto, no les permitirían ni en la ópera ni en los toros, un espectáculo que tanto ensalzan.