François Ozon: "Los directores de cine somos unas drama queen"
El director francés estrena 'Peter von Kant', su versión del clásico de Fassbinder con la que reflexiona sobre la creación, los autores tóxicos y el deseo
Madrid
François Ozon es quizá uno de los directores franceses más eclécticos. Difícil es encasillar su obra en un género determinado. Ha pasado por el musical, con la deliciosa 8 mujeres, por el retrato social de temas que preocupan en su época como Todo ha ido bien o Gracias a Dios. También se ha acercado al director de culto alemán, Rainer Fassbinder. Lo hizo primero en Gotas de lluvia sobre piedras calientes y repite ahora con Peter von Kant, una versión francesa, actual y masculina de Las amargas lágrimas de Petra von Kant, película que presentó en Berlín y con la que estuvo en San Sebastián.
Fassbinder es un director cuyo trabajo, filosofía y visión del mundo siempre ha estado, de alguna manera presente en el cine del director francés. Finalmente se ha atrevido a esta adaptación. "No quería hacer un remake, porque la película original de Fassbinder es una obra maestra y pensé que no tenía sentido volver a hacer lo mismo con mujeres más. Ya había hecho 8 mujeres, así que lo que me interesaba era ser un poco como un director de teatro que toma un texto clásico, como si estuviera tomando una obra de Shakespeare, Molière, Chéjov y dar una nueva versión de la misma", explica Ozon en una entrevista en la Cadena SER, sobre la idea de revisar el clásico del director alemán. Esta es una versión moderna y más francesa.
"No soy alemán y por eso creo que he aportado otras cosas a ese texto universal. Estoy seguro de que, por ejemplo, un cineasta español lo hubiera hecho, como Almodóvar, también haría una versión diferente". Entre las cosas que ha aportado esa francesidad, Ozon destaca el sentido del humor. "Digamos que quizás he aportado humor francés a esta historia. Más distancia. Y, de hecho, es cierto que el personaje de Peter von Kant es un drama queen, pero como los directores también pueden ser directores, tienen todos los poderes y son niños malcriados. Y a veces se comportan de manera tiránica", compara la figura del protagonista con la suya propia".
Hay dos cambios fundamentales en Peter von Kant con respecto a la historia original, que Fassbinder escribió con 25 años como una pieza teatral y, después, llevó al cine. Una es el cambio de género del protagonista. De una mujer decadente, el personaje de la musa del director alemán, Hanna Schygulla, actriz que también participa en esta versión francesa, pasamos a un director de cine de éxito. "Decidí cambiar de género, porque tenía el presentimiento de que Fassbinder hablaba de él a través del guion. Y me lo confirmó la editora de Fassbinder, que me dijo que había experimentado una pasión por el amor con uno de sus actores, y que escribió la película como resultado de eso", cuenta Ozon.
El otro cambio pasa por cambiar la profesión del protagonista. De una diseñadora de moda a un director de cine. Eso permite a Ozon reflexionar sobre sí mismo, sobre escribir, sobre las relaciones de poder en la pareja y entre director y asistente o director y actores. "Todos los directores son un drama queen. Un director es un niño. Un director es un niño que quiere jugar y que quiere hacer realidad su sueño. Y cuando su sueño no se hace realidad, escribe", confiesa Ozon en la entrevista. "Los cineastas son como vampiros. Capturan cosas, robam cosas de actores que los actores no necesariamente conocen. Y eso es lo que quería expresar en la escena del cásting, por ejemplo, que en un momento, Peter, se enamoran a través de la cámara".
"Lo que me interesó fue tomar este texto de los años 70 a la luz de la perspectiva actual, de todo lo que sabemos sobre las relaciones de dominación, sobre el caso Weinstein. Habla de las relaciones de poder. Estamos en el proceso de deconstruir todo esto, todas estas relaciones". Curiosamente, esta temporada, varias películas ahondan en las relaciones de poder, algo que el Me Too ha cambiado totalmente, por lo menos de percepción. Tanto Fassbinder como Ozon reflejan esa tiranía amo-esclavo a través del personaje del asistente, que no dice una sola palabra en toda la película. También a través de una relación de amor romántico entre el poderoso y el que quiere ascender en el mundo del espectáculo. El protagonista, un estupendo Denis Menochet, al que veremos en As bestas, la película de Sorogoyen, muestra a alguien con poder, rico, famoso, con dinero. "Así que consigue seducir gracias a eso, si hubiera sido carnicero o panadero no estoy seguro de que el personaje se hubiera mudado con él. Tiene ese poder", afirmaba el ganador de la Concha de Oro con La Casa.
"Lo interesante es que el poder está cambiando. A menudo, en la obra de Fassbinder se trata de demostrar que los dominados, cuando pueden ocupar el lugar por sí mismos, dominan y las cosas cambian. Y es muy interesante demostrar que la persona que tiene el poder puede encontrarse en una posición de víctima de la debilidad y de la sumisión", reflexiona. "Creo que la película no trata sobre el amor, sino sobre la pasión. Y la pasión, si es necesaria y creativa, es destructiva. Y de hecho, lo que Peter von Kant aprende, cuando lo dice al final, y se lo cuenta a su madre, es a no poseer".
Cuando llegue el estreno de TÁR, la película de Todd Field con la que Cate Blanchett ganó el León de Oro en Venecia indagaremos en la figura del asistente, aunque Ozon también lo hace, de una forma más manierista. "No tengo un asistente personal, tengo un asistente. Cuando hago una película, después del asistente de una película, hablo con él y él habla. No es completamente pasivo, no es un esclavo. Personalmente, no trabajo con esclavos, trabajo con personas con las que colaboro, que me aportan cosas y con las que tengo un intercambio".
Ozon ha homenajeado no solo a Fassbinder, sino también una época donde el cine y el atrevimiento se entendían de forma distinta. Hay un juego metacinematográfico que el director señala a través de pequeños detalles, como un cartel que nos sitúa en Alemania en 1972, año en que se estrenó la película original, la estética, el color o la música. Una de las canciones que escuchan los espectadores la cantó Jean Moreau en otra película de Fassbinder, en Querelle, película que también se cuela en el cartel azul de la película.
Peter von Kant es también una defensa del cine. "Para mí es importante trabajar y hacer películas para que se estrenen en los cines. Tal vez sea político defender los cines contra las plataformas, porque creo que el cine está hecho para ser visto en una pantalla grande", defendía muy seguro Ozon, que ahondaba en la diferencia entre lo que ocurre en Estados Unidos y en Europa, al menos en Francia. "Me molestan algunos grandes cineastas que se suscriben a las plataformas y que, de hecho, hacen películas, que son muy caras, que no necesariamente son buenas. En París conocí a Noah Baumbach, que había hecho Historia de un matrimonio para Netflix. Y vi la película en los cines, me pareció magnífica y después de verla, me dije: '¿Por qué la financia Netflix?' Es una película, es buena, no hay superhéroes. Y le pregunté Baumbach y me dijo algo muy sencillo: conseguí que me dieran el corte final. Eso es lo que dan a los autores, el corte final; pero en Francia eso no es necesaria", contaba Ozon.
El director francés se ha autoproducido esta película. Dice que desde sus inicios, como alumno de Éric Rohmer, ha estado cercano a la financiación y la producción del cine. En esta ocasión no quería rendir cuentas a nadie, salvo al propio Fassbinder y homenajear el cine. "Creo que trabajar para el cine es una forma de considerar el cine todavía como un arte. Si aceptamos las plataformas y todos los nuevos modos de distribución, significa que el cine se está convirtiendo solo en un modo de consumo".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...