Del Potro y su calvario con las lesiones: "Soy incapaz de subir las escaleras o conducir sin dolor"
El tenista argentino, retirado este mismo año después de numerosas intervenciones quirúrgicas, ha hablado sobre las secuelas de sus dolencias durante su etapa profesional
Juan Martín del Potro acabó su carrera profesional en el mes de febrero de este año en el 250 de Buenos Aires. Antes de jugar este torneo, el último que disputó fue en 2019, ya que una fractura de la rótula le alejó de las pistas. Luego llegaron cuatro operaciones en las rodillas, a las que se sumaron otras cuatro intervenciones más en las muñecas.
Ya retirado, el argentino ha comentado en el diario La Nación cómo es su día a día fuera de las pistas, lo que demuestra un completo calvario: "Hoy sólo puedo caminar, no corro ni en la cinta, soy incapaz de subir las escaleras sin dolor, ni siquiera puedo conducir mucho tiempo sin tener que detenerme a estirar las piernas por el dolor. Esta es mi realidad, es muy dura, muy triste, pero sigo buscando la manera de mejorar. mi nuevo desafío es cómo tratar de procesar todo, asimilar lo que me toca y cómo me levanto todos los días para vivir lo mejor posible", relata.
Su último partido fue contra Delbonis en el Open de Argentina, un encuentro que perdió por 6-1 y 6-3. También cuenta cómo fue su despedida: "Me venía entrenando fuerte, tomando antiinflamatorios, haciendo tratamientos y dije: '¿Qué hago? ¿Tiro todo este esfuerzo por la borda o entro a jugar con la posibilidad de que sea mi último partido?'. Y eso me llevó a decidir entrar y jugar. Y cuando terminé, mi sensación fue: 'Si este fue el último partido, fue súper emotivo, en mi casa, con mi mamá en la cancha, con mi hermana, con toda mi gente, en Argentina, en un torneo en el que había jugado una sola vez'. Creo que fue todo espectacular".
Del Potro explica que ha intentado empezar sucesivos tratamientos, con el fin de evitar una vida con dolores crónicos: "En Suiza empecé un nuevo tratamiento, uno que me recomendaron varios tenistas profesionales, pero hasta ahora no he tenido ni un solo resultado positivo. Es muy duro que es esa sensación después de cada intento, ya sea un tratamiento o una cirugía. La frustración que puedo sentir cuando las cosas no funcionan es difícil de explicar".
Además de todas las secuelas físicas, a nivel mental también ha supuesto tener contatiempos a nivel mental: "No puedo aceptar psicológicamente una vida sin el tenis. Cuando hablo con otros deportistas que ya no están activos me dicen: 'Bueno, me tomé los últimos dos años de mi carrera, el último año, me preparé de esta manera o de otra'. Yo lo estoy haciendo ahora. Yo era el número 3 del mundo, hasta que de repente me rompí las rodillas y aquí estoy, sin nada", argumenta.
