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Venecia 2022 | 'Blonde', la película que debía cambiar la imagen de Marilyn Monroe pero no lo consigue

Andrew Dominik presenta por fin en Venecia, 'Blonde', la película que produce Netflix sobre la vida de la actriz con Ana de Armas

Ana de Armas como Marilyn Monroe. Netflix © 2022 / 2022 © Netflix

Ana de Armas como Marilyn Monroe. Netflix © 2022

Venecia

Marilyn Monroe puede considerarse una doble víctima del patriarcado. Primero porque su figura se sustentó en una frase que todavía hoy acompaña al personaje: "la rubia tonta". Después, porque ni siquiera en 2022 Hollywood es capaz de hacer otra lectura sobre el mito. Ni siquiera Hollywood la considera una víctima de sus estructura económica y machista. Blonde, la película de Andrew Dominik, que tanto ha dado que hablar y tanto tiempo ha permanecido en un cajón, tampoco va más allá y eso que adapta una de las mejores lecturas sobre Marilyn, la novela de escritora Joyce Carol Oates.

Blonde, presentada en el Festival de Venecia, podría haber sido o un esperpento o una obra maestra. No es ni lo uno, ni lo otro. Dominik tiene una idea fantástica, componer un retrato bello, hermoso, a veces onírico, jugando con los recuerdos, con las imágenes icónicas de películas como Los caballeros las prefieren rubias o Con faldas y a lo loco. Imágenes que son Marilyn Monroe. El punto de vista no puede ser mejor, un envoltorio bello para contar una historia triste y fea. Es, en el fondo, la metáfora de lo que era la propia Norma Jean, una estrella del cine, un mito erótico, pero, sobre todo, una mujer herida, ultrajada, abandonada, insegura y llena de dolor. Y todo con una interpretación fantástica de Ana de Armas que sale en todos los planos de esta película que dura casi tres horas.

La novela de Joyce Carol Oates, una excelente biografía novelada, apasiona por la forma de narrar una vida a través de la memoria, de los hechos y de confundir la realidad con los recuerdos. Eso emula el director de Mátalos suavemente que, como hacía en este filme sobre la mafia, utiliza una infinidad de recursos visuales para contar de forma transgresora una historia simple. Si la escritora recurre a la mezcla de varios géneros literarios, a los pasajes del propio diario de la actriz, a las cartas que enviaba y recibía o a las poesías que escribía -Norman Jean Baker dio clases de escritura y era una excelente lectora- y referencias de otros escritores; el director hace lo mismo. Utiliza distintos mecanismos narrativos para contarnos algunos de los momentos estelares de la vida de la actriz.

El problema está en qué momentos de esa vida ha elegido. Era complejo, pues la vida de Marilyn y lo que significa, no son una historia simple. Además de estrella, Norma Jean fue una víctima del sistema de estudios de Hollywood. Una víctima del machismo de esa época. Violada, abandonada, mirada con desprecio y considerada solo por su cuerpo sexualizado de mujer. Y eso no siempre queda claro en el relato de Dominic.

El director no le da la oportunidad de rebelarse, de decir no. Marilyn Monroe lo intentó. Quiso dejar trabajos. Se quejó de que cobraba menos que el resto de actores, se enfrentó a su violador, un productor de Hollywood que le dio su primer papel. Digamos que lo que falla en Blonde es que se han quedado fuera aquellas partes de la vida de Norma Jean menos explotadas y conocidas, aquellas que pueden romper la lectura de la rubia tonta que la crítica, Hollywood y la sociedad hicieron y, como vemos, continúan haciendo de ella.

No aparece su relación con una dolorosa menstruación, algo importante en su vida diaria. No aparece su primer matrimonio, su familia adoptiva. El baboseo de los hombres hacia ella antes incluso de que fuera mayor de edad. Ni siquiera está su cuerpo voluptuoso, ese que hoy sigue siendo disruptivo ante un ideal de belleza centrado en la delgadez. Es como si Marilyn Monroe solo fuera una cosa, una mujer destinada a dar placer y a gustar a los demás. Evidentemente eso era una parte fundamental de su personaje, y una de las cosas que acabaron con ella, pero Norma Jeane fue mucho más. Tuvo más dimensiones que esta Marilyn que vemos en pantalla.

Por supuesto, el personaje queda totalmente despolitizado, cuando no era para nada una personaje ajena a la política. Su relación con Arthur Miller, de los momentos más bonitos e interesantes de la película, llevó a la actriz a sufrir la persecución del Comité de Actividades Antiamericanas. Dominik ha preferido centrarse en su relación íntima con él, con escenas que van desde la alegría a la devastación absoluta, como era la vida de la actriz. Espectacular Adrian Brody interpretando al dramaturgo. El resto de secundarios no acaban de lucir del todo a sus personajes. Ni el hijo de Chaplin, ni su segundo marido el deportista, interpretado por Bobby Cannavale.

Destaca el actor Caspar Phillipson, en otra de las grandes escenas del filme. Es John Fitzerald Kennedy, el presidente de los Estados Unidos, un papel que ya interpretó en la ficción, lo hizo de la mano del chileno Pablo Larraín en Jackie. Un presidente mujeriego, machista y asqueroso. Aquí el director es valiente y refleja una escena dura, en la que la actriz es humillada y herida sexualmente. Decía en una entrevista Joyce Carol Oates, que lo que más le sorprendía es que hoy en día siguiera pasando todo lo que le pasó a Marilyn. El caso Weinstein es un ejemplo de ello.

El director neozelandés tiene en su haber el logro de haberse acercado a la biografía más certera sobre el forajido Jesse James, y según la propia autora de la novela de más de 900 páginas, en el guion de Blonde había conseguido acercarse de una manera íntima a Marilyn Monroe, dando al espectador momentos sublimes, como el final, donde sueño, realidad y conspiración convergen en una serie de planos borrosos y bellos. Dominik calca ese halo de tristeza, decadencia y de sumisión de la actriz, pero se le escapan otras cosas. Como la radiografía de una época, los 50 y los 60, con todo el esplendor y la decadencia del sueño americano, que tan bien encarna el mito rubio platino, y el ambiente posterior al nazismo y la Segunda Guerra Mundial, tratando de crear un sistema cultural nuevo, donde Marilyn fue la gran estrella.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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