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"Centrar una guerra en pleno siglo XXI en la mayor central nuclear de Europa es inaceptable y muy peligroso"

El alcalde de Energodar, la población donde se ubica la central nuclear de Zaporiya, pide a Rusia que cesen las hostilidades sobre las instalaciones atómicas y reclama un corredor humanitario para que puedan salir sus habitantes

Enviado especial a Tomakivka-Zaporiyia

"Todas las noches se disparaban cohetes no muy lejos de mí, vivía cerca de la los muros de la central, todas las noches los sonidos brutales -empieza a simular con onomatopeyas los impactos de los proyectiles- ya no podía soportar más este miedo y aproveché la visita de los enviados de la ONU a la planta para huir gracias a su presencia en la ciudad", respira aliviado Pavel Grigorovich, 69 años, un abuelo de Energodar que hasta el día 2 de septiembre mantenía la esperanza de que la situación se calmara, pero el miedo a un incidente nuclear le ha hecho huir definitivamente con su familia.

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Allí ha dejado a algunos familiares y por eso tiene miedo a hablar por si “los rusos toman represalias contra ellos”, dice en la sede de la administración local de Tomakivka, el pueblo por el que pasan todos los que están huyendo de las cercanías de la planta atómica.

“Caen bombas permanentemente muy cerca de los reactores, es una locura, por eso he huído aprovechando la visita de la ONU”, dice Pavel.

El temo a un accidente nuclear

Energodar está a 120 km por carretera del centro de Zaporiyia, allí vivían antes de la guerra unas 53.000 personas, pero desde que la ocuparon los rusos al inicio de esta invasión “ha salido al menos la mitad de la población”, según las autoridades ucranianas. Pavel cuenta emocionado que “las bombas caen continuamente cerca de la central” y que por el pánico de la población, cada vez mayor, se ha visto obligado a dejar su hogar porque teme un incidente nuclear.

Un temor que comparte el alcalde al que hemos entrevistado en la SER. “En primer lugar, se trata de una cuestión de ayuda humanitaria, la cuestión de la evacuación, los rusos deben permitir a la gente salir, también tenemos que proporcionar los medicamentos necesarios a los que siguen allí", reclama Dimitri.

Orlov, 37 años, que tuvo que huir de las tropas rusas en el mes abril y que asegura que los rusos están llevando a cabo un castigo extremo a la población con “torturas, asesinatos , persecuciones o violaciones”.

Orlov, 37 años, tuvo que huir de las tropas rusas en el mes abril.

Orlov, 37 años, tuvo que huir de las tropas rusas en el mes abril. / Nicolás Castellano

Orlov, 37 años, tuvo que huir de las tropas rusas en el mes abril.

Orlov, 37 años, tuvo que huir de las tropas rusas en el mes abril. / Nicolás Castellano

En una especie de ayuntamiento paralelo habilitado en unas viejas instalaciones de la Universidad de Zaporiyia, en el centro de la ciudad, Orlov trata de coordinar la ayuda a los vecinos de Energodar que se han refugiado en la capital provincial. Pide a la comunidad internacional que trate de poner fin a la estrategia “rusa” de “usar la central nuclear más grande de Europa como centro del campo de batalla de una guerra en pleno siglo XXI, es inaceptable“, repite en varias ocasiones culpando a Moscú de esta crisis y del temor que se está generando en toda esta zona.

“La situación ahora se está complicando, porque la conexión a Internet y las comunicaciones son cada vez más difíciles. Los ocupantes rusos torturan a los lugareños, los matan, violan a los niños y las mujeres, saquean las cosas de sus pisos” vuelve a acusar a los rusos.

“Hay que desmilitarizar la central nuclear”

Orlov, visiblemente cansado, muestra sus dudas sobre la visita de los técnicos de la Organización Internacional para la Energía Atómica a la central de Zaporiyia “los resultados no son realmente satisfactorios para mí, porque esperaba que se tomara la decisión de hacer un área de desmilitarización alrededor de la central eléctrica y la zona que la rodea“, reclama.

“Es importante también la situación de los trabajadores locales que siguen en la estación. Me gustaría que se preocuparan por sus familias. Y quiero que piensen en la seguridad de la estación, por eso es tan importante el área de desmilitarización” insiste el alcalde , en un edificio en cuya entrada hay una pancarta que dice “Enerjodar es Ucrania” junto con la bandera del municipio y la ucraniana .

A la espera del informe de los especialistas de la ONU que visitaron la planta, los bombardeos de las últimos días que “están poniendo en serio peligro el funcionamiento de la central”, donde “el último de sus seis reactores ha sido ya desconectado”, según las autoridades ucranianas. Se acelera el éxodo de los vecinos más cercanos al gigante atómico europeo, mientras las sirenas antiaéreas siguen sonando permanentemente en el centro de la ciudad de Zaporiyia.

 
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