Festival de Venecia | El viaje caníbal de Timothée Chalamet: "El colapso social está en el ambiente"
El actor protagoniza 'Bones and all', nueva película de Luca Guadagnino, en la que interpreta a un carnívoro en busca de su identidad y que ha presentado entre los gritos de los fans en el Festival de Venecia
Venecia
Luca Guadagnino y Timothée Chalamet se encontraron en Call my by your name, un drama romántico entre un joven y un amigo y colega de su padre, que interpretaba Armie Hammer. Aquel cambió la carrera del jovencísimo actor, convirtiéndole en una estrella. Ahora vuelven a reunirse, sin Armie Hammer, cancelado por sus mensajes eróticos. Lo hace en Bones and all, adaptación de una novela adolescente que publicó en 2015 Camille DeAngelis, a la que el director italiano le da la vuelta.
Presentada en la sección oficial del Festival de Venecia, Bones and all es una película de inadaptados. De adolescentes solitarios y abandonados que no encajan en el mundo. "Ser joven ahora, y siempre, aunque solo pueda hablar por mi generación, implica ser juzgado intensamente", decía el actor en la rueda de prensa. A sus 26 años Chalamet comparte con este personaje la soledad y la exposición social. En el filme porque es un caníbal, en la realidad porque es un actor de Hollywood, perseguido por las fans, que han hecho diez horas de cola en la alfombra roja. "No puedo ni siquiera imaginar lo que supone crecer en medio del alud de las redes sociales. Para mí ha sido un alivio interpretar a personajes que afrontan un dilema sin tener que acudir a Reddit, Twitter, Instagram o TikTok", añadía.
El director italiano indaga además en la identidad, algo que en la adolescencia va configurándose y la ruptura de la homogeneización a la que la sociedad occidental nos lleva. "Me resultó inevitable aceptar la historia de esos dos vagabundos, de estas dos identidades en busca de una forma de posibilidad en lo imposible, es algo que me atrajo profundamente", explicaba el director de Suspiria.
Bones and all es una historia de amor entre caníbales, anodina y simple. No va mucho más allá de esa premisa. El actor sitúa a esos seres incomprendidos en el medio oeste americano, en los ochenta. Lo que da la posibilidad de jugar con la ropa vintage, seña del vestuario de sus últimos trabajos. Lo vimos en la serie que firmó con HBO, We Are Who We, también un drama sobre la identidad de un grupo de jóvenes lidiando con la idiosincrasia americana. Este es su séptimo largometraje y el primero que rueda en la América profunda, un sueño cumplido, decía el director. "He pensado mucho en mi vida, desde que era un niño, con hacer cine sobre el paisaje y el imaginario estadounidense, del que fui profundamente influido y formado, y creo que lo retrasé puede que de forma inconsciente por la complejidad del territorio merecía una perspectiva más madura", explicaba ante los periodistas.
Para el actor, que ha venido a Venecia haciendo un paréntesis del rodaje de la segunda parte de Dune, también Bones and all ha sido un momento reflexivo sumado a lo vivido en la pandemia, donde ese contacto social que aparece en el filme, centró el momento vital del mundo entero. "Es difícil vivir ahora. Creo que el colapso de la sociedad está en el aire, o huele a eso, y sin pretender ser pretencioso, creo que el cine es importante por eso, para arrojar luz sobre lo que está pasando".
El amor como única salida, parece decir Guadagnino y su guionista y amigo David Kajganich, que escribió Cegados por el sol y la adaptación de Suspiria, los dos últimos filmes del director. Una historia íntima y plana que no aporta mucho más y se queda en una mera anécdota y un paseo por la América de Reagan, sus anhelos y sus desesperanzas. Temía Guadagnino que la película pudiera leerse como una provocación, al hablar de un tema tabú, el canibalismos. Sin embargo, la levedad de la historia, su poca profundidad y complejidad narrativa, ni siquiera han abierto ese melón.