Riqui Puig: la intrascendencia de lo aparente
El jugador catalán, de 22 años, se marcha a la MLS norteamericana y firma por Los Ángeles Galaxy
En un cadete 'A' del FC Barcelona, de la generación del 1999, plagado de precoces talentos como Monchu Rodríguez o Jordi Mboula, un diminuto y afilado jugador acaparaba todas las miradas.
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Jugando como falso '9' y anotando goles con la testa, con una equipación dos números mayor que hacía de su tamaño aún más llamativo, se desprendía de los rivales con una facilidad asombrosa. Y con la pelota siempre pegada al pie. Se trataba de Riqui Puig (Matadepera, 1999), el último refuerzo de Los Ángeles Galaxy, de la MLS norteamericana.
Se amarró a su técnica y a su cambio de ritmo para continuar subiendo peldaños en la cantera azulgrana. En el juvenil 'A', por aquel entonces, Riqui Puig continuó destacando y fue uno de los jugadores más relevantes de su equipo, donde también se encontraban nombres como Óscar Mingueza, Jandro Orellana, Abel Ruiz, Álex Collado, Carles Pérez y Juan Miranda, que alzó la UEFA Youth League tras golear al Chelsea por 3-0.
Después de una impecable actuación con el juvenil, llamó la atención de García Pimienta, que era el entrenador del ahora denominado 'Barça Athletic' y dio el paso al filial. "Entiende el juego como pocos y con el físico que tiene se busca la vida bastante bien", expresaba el entrenador barcelonés en referencia a Puig, tal y como recoge 'El País'.
Puig, de casi 170 centímetros de altura y poco más de 60 kilos de peso, era una de las perlas de La Masía y su nombre comenzó a adquirir trascendencia. El centrocampista era un claro ejemplo de cómo el físico transcurre a un segundo plano cuando el talento se concentra en el cerebro y en los pies. La intrascendencia de lo aparente. Pero la corpulencia era uno de sus hándicaps, aunque en Segunda B solo pudieran interrumpir su juego con duras faltas, y dificultaba un progreso ascendente en un fútbol profesional cada vez más físico.
A pesar de todo, gozó de una oportunidad de la mano de Ernesto Valverde y, desde entonces, ha permanecido en en la plantilla del primer equipo. Aunque ni el 'txingurri', ni Ronald Koeman, ni Xavi Hernández hayan apostado por el jugador catalán, un habitual del banquillo azulgrana en las últimas dos temporadas, Riqui Puig iluminó al aficionado azulgrana cuando la llama del equipo se apagaba cada día más, de la mano del entrenador neerlandés.
Puig irrumpió con fuerza y otorgó, en muchas ocasiones, dinamismo al juego. Con sus habituales asociaciones en corto, en combinación con sus compañeros, el ritmo aumentaba. Pero su estilo comenzó a ser una losa para el jovencísimo jugador. 'Riqui' necesitaba estar constantemente en contacto con el balón y ello le otorgaba protagonismo, pero en el FC Barcelona, donde los Messi, hace dos temporadas, Busquets, Dembelé, Ansu Fati, Pedri, Gavi y otros tantos nombres, acaparan toda la responsabilidad, es de gran complejidad ser protagonista en un entorno de élite.
Las escasas oportunidades y sus frecuentes pases en horizontal se tornaron en su contra. Ahora, con 22 años, se marcha a un destino donde los jugadores acostumbran a poner el punto y final a sus carreras deportivas, la MLS. Ha sido traspasado a Los Ángeles Galaxy y ya no podrá combinar con Pedri, Gavi o Sergio Busquets y sí con Douglas Costa o Chicharito.