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Simbólicamente, la suspensión de pagos es un enorme contratiempo. Implica reconocer ante el mundo que, por las razones que sea, no estás en condiciones de honrar tus deudas
Barcelona
Rusia se declara en suspensión de pagos. No sucedía desde 1918, cuando los bolcheviques repudiaron la deuda de los gobiernos zaristas. Es un acontecimiento relevante. Con esta decisión, Moscú deja de abonar los pagos que tenía pendientes con otros países. Materialmente era algo esperado y sus efectos dañinos estaban ya previstos y descontados. De hecho, las sanciones internacionales contra el Kremlin, ya acogotaban la liquidez del régimen, lo había reconocido hace dos meses el personaje más homologable del círculo autocrático. El periodo, dijo, en que la economía ha podido vivir de las reservas, se ha terminado, anunció, en efecto, el 19 de abril la gobernadora del Banco Central Rusa, Elvira Nabiúllina. Y ahora, añadió, Las sanciones empezarán a perjudicar a los sectores de la economía real. Simbólicamente, la suspensión de pagos es un enorme contratiempo. Implica reconocer ante el mundo que, por las razones que sea, no estás en condiciones de honrar tus deudas. No eres un sujeto creíble y te vas convirtiendo, aunque te mantengas como la primera potencia militar, en un paria económico. Poco fiable y poco creíble. El 17 de mayo, Putin declaró que Europa va al suicidio económico. Este dato parece indicar que de momento la cosa va al revés.
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...