La anestesia ante la corrupción
No podemos no escandalizarnos ni podemos no seguir exigiendo responsabilidades políticas ante la corrupción del PP
Madrid
De las peores cosas para una sociedad es la anestesia ante la corrupción, metabolizar los comportamientos corruptos y bajar los brazos, pensando que no hay nada que hacer o que todos son iguales, porque no, no todos son iguales. No podemos no escandalizarnos ni podemos no seguir exigiendo responsabilidades políticas ante la corrupción del Partido Popular, partido que aspira al Gobierno de este país, aunque sea pactando con la ultraderecha.
La anestesia ante la corrupción
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Escuchar a la que fuera la número dos del partido, María Dolores de Cospedal, acudir a las cloacas para intentar tapar la corrupción del partido es indecente. No es nada que no supiéramos, pero si es algo que la Justicia ha ignorado, porque es cierto que el PP ha sido condenado por corrupción, pero también es cierto que el juez levantó la imputación de Cospedal en la trama Kitchen, aunque Anticorrupción considerara que dejarla a ella fuera dejaba la investigación a medias. Escuchar ahora cómo Cospedal, con todo su cuajo, pedía ayuda a Villarejo, da la razón a Anticorrupción.
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Dice el PP que esto son cosas del pasado, el pasado, o sea Cospedal, se sentó no hace mucho en un desayudo en Madrid arropando al nuevo líder del partido.
Y el pasado vuelve también al presente en el caso del rey emérito. El extraño episodio de la conversación telefónica entre el rey Juan Carlos y su hijo Felipe VI, extraño porque se nos ha explicado que el monarca aprovechó su viaje a Abu Dabi para llamar a su padre, como si desde Madrid no pudiera, tendrá su epílogo con la llegada antes de que acabe la semana del rey emérito a España. Irá de regata y visitará al rey Felipe en la Zarzuela. No nos han dicho nada más, no nos han dicho que el emérito tenga intención de dar ningún tipo de explicación por su comportamiento.
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También corremos el peligro de metabolizar esto, con la excusa de que no tiene cuentas pendientes con la Justicia. Si damos esto por bueno nos estaremos olvidando de que el rey Juan Carlos regularizó hasta en tres ocasiones sus cuentas con Hacienda, porque había defraudado al fisco, y nos habremos olvidado de que no tiene cuentas pendientes con la Justicia porque el caso había prescrito, y por la inviolabilidad del monarca no porque no existiera un delito.
Lo dicho, anestesiarnos ante ciertos comportamientos, acaba por normalizarlos y esto va en detrimento, primero, de nuestras instituciones y después de la salud de nuestra democracia.
Las cuentas reales de la regularización de Juan Carlos I
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Àngels Barceló
Àngels Barceló dirige y presenta 'Hoy por hoy' de lunes a viernes, de 06:00 a 12:20h. Información, análisis...