Sociedad

Un chihuahua, un portal y la cámara que registró su última imagen: la misteriosa desaparición de Baloo

Una pareja busca desde hace ocho meses a su perro, que desapareció dentro de un portal de Barcelona y ni la Policía ni un detective logra encontrar

Buscando desesperadamente a Baloo

Buscando desesperadamente a Baloo

Madrid

Una pareja de Barcelona llevan más de ocho meses buscando a su perro. Se llama Baloo, un chihuahua que desapareció en los primeros días de agosto del año pasado en el interior de un portal de la ciudad Condal. Los dueños de la mascota explican que iban a visitar a un familiar que reside en el primer piso del edificio y que Baloo, junto con su otro chihuahua, subieron por las escaleras y ellos por el ascensor. Ya no volvieron a ver a su perro.

Las cámaras instaladas en el edificio muestran cómo Baloo sube las escaleras y ahí se le pierde la pista. Sus dueños están desesperados ya que ni la Policía ni un detective han conseguido dar con el animal. "Para nosotros Baloo es nuestro hijo, el día a día sin él es durísimo", explican. La pareja cree que un vecino debe estar relacionado con la desaparición del can y piden desde hace meses que el autor recapacite: "No podemos entender cómo alguien que sabemos que actuó por impulso (sin pensar y sin alevosía) sigue sin devolverlo". Esta familia quiere recuperar a su chihuahua como sea y está dispuesta a ofrecer "una recompensa y discreción".

El chihuahua es una de las razas de perro más cotizadas, y se dan casos de robo. Los ladrones le sacan el microchip y lo ponen en venta a una nueva familia.

La pareja ha publicado en Instagram el relato de lo ocurrido aquel 9 de agosto de 2021: "Al llegar al portal, donde se suponía que era un sitio seguro, desatamos a Baloo y a Bimba, su hermana pequeña que en ese momento tenía 6 meses. Acto seguido empiezan a subir las escaleras delante nuestro. Íbamos a un primer piso y Baloo se conocía perfectamente la escalera. Sin saberlo, iba a ser la última vez que viéramos a nuestro pequeño. Lo secuestraron en nuestras narices. No acabamos de tener claro si fue antes de que llegáramos nosotros (sus papis) al primer piso, o fue una vez entrado en la casa del familiar. Si fue antes tuvo apenas 10 segundos para actuar. Si fue después, un minuto. La cuestión es que alguien decidió agenciarse a un perrito que estaba en el rellano de un piso con su arnés donde ponía su nombre. ¿Cómo puede haber gente tan mala? Sin saberlo, Baloo estaba pasando un miedo horroroso mientras nosotros no éramos conscientes de nada.

 
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