Colocar al enchufado donde menos daño haga

Madrid

Como seguramente saben, Toni Cantó ha escrito un libro. Nada que objetar. Es perfectamente constitucional que Toni escriba libros. Yo incluso le recomendaría que probara a leerlos. El título, la verdad, tiene gracia como puya: "De joven fui de izquierdas pero luego maduré".

Y aunque aún no se ha publicado, la editorial lo promociona con un párrafo que no me resisto a leerles: "En mi habitación pegué un póster del Che Guevara. Miraba mal a los curas y a las monjas. Hablaba de la sanidad cubana y del arte ruso sin conocerlos... El capitalismo era el infierno y Estados Unidos, el demonio; pero yo quería un walkman, el Levis de etiqueta roja y soñaba con visitar algún día Nueva York". Hasta aquí el fragmento.

Pobre Toni. El "Levis de etiqueta roja". Ese oscuro deseo del progresismo. La criptonita de la izquierda, como la llamaba Lenin. De hecho, la verdadera razón por la que Stalin mandó asesinar a Trotsky fue por su afición a la moda vaquera.

Hay que comprar este libro. Desde aquí les animo a hacerlo. Hay que conseguir que se convierta en un éxito editorial sin precedentes, capaz de convencer a Toni de que su futuro no está en la política sino en la literatura. Si lo conseguimos, estaremos cumpliendo con el abecé de la gestión de recursos humanos: colocar al enchufado donde menos daño haga.