El micromentario de Pepe Belmonte: 'Fruta murciana'

Murcia

FRUTA MURCIANA. Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, se ha convertido, por méritos propios, en la niña mala de la conocida novela de Mario Vargas Llosa. Una vez más fue cogida in fraganti llamándole hijo de puta al que unas horas después habría de ser nombrado presidente del gobierno por mayoría absoluta.

Por aquello de jodella y no enmendalla, que figura en el Quijote, Ayuso se echó atrás y aseguró que lo que dijo en realidad es que le gusta la fruta. Se me ocurre que sería una idea genial aprovechar la ocasión y el ímpetu de la presidenta de Madrid para nombrarla embajadora de turismo y economía de la Región de Murcia, tan destacada siempre en la producción de frutas de toda clase. Sería, desde luego, una idea de “fruta madre”.

EL CHARNEGO. Al final mi hijo va a tener razón cuando me aseguraba, hace unos años, que Gabriel Rufián es el único político con ideas claras, al único al que de verdad se le entiende, aunque no compartamos muchas de sus ideas. Se aprecia de inmediato que es un hombre leído, culto, y, sobre todo, que tiene sentido del humor y gran capacidad para encajar los golpes que le propinan continuamente.

Es un muchacho de origen charnego, con raíces andaluzas -como el Pijoaparte de la novela Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé- y a nadie debería de extrañar que algún día, no muy lejano, se convirtiera en presidente de la Generalitat, dejando a un lado los apellidos catalanes de pata negra.

PROMESAS INCUMPLIDAS. Tampoco estuvo muy fino el presidente de nuestra comunidad que, con absoluta frivolidad, ha calificado de “ilegítimo” el nombramiento de Sánchez como presidente del gobierno.

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Ilegítimo porque Sánchez ha hecho lo contrario de lo que prometió en su campaña electoral, activando la amnistía para ganarse el favor de los partidos nacionalistas catalanes.

López Miras, que, en ocasiones, se guía por la fogosidad y el arrojo típicamente murcianos, debería repasar, uno a uno, los muchos puntos de su programa, expresado, a bombo y platillo, durante su campaña electoral, y se sorprendería de las muchas cuentas pendientes que deja a quienes depositaron en él y en su partido su confianza. Justicia, pero no por mi casa.