Rubén Blades recibe el premio del festival La Mar de Músicas y lo agradece con un concierto memorable

Cartagena

Un concierto de Rubén Blades siempre es un acontecimiento y así fue también en esta ocasión. Cartagena y miembros de la comunidad latina venidos de distintos lugares se rindieron a la grandeza de uno de los músicos imprescindibles del último siglo. El justo reconocimiento a su trayectoria le llegó en forma de Premio La Mar de Músicas, que le fue entregado antes del concierto por la alcaldesa Noelia Arroyo.

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Y a continuación, dos horas y media de música a cargo de un combo compuesto por 22 músicos, Roberto Delgado y Orquesta, que viene acompañando al músico panameño en los últimos años, y que han protagonizado hitos como la regrabación de alguno de sus discos más emblemáticos y conciertos, de hasta cinco horas y media.

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Aquí el metraje del show no llegó a tanto, pero se hizo corto ante la magnitud de la obra del artista, y la imposibilidad de abarcar una carrera tan fructífera.

“Pablo Pueblo”, la canción que grabó con solo 17 años de la mano del portoriqueño Willie Colón abrió la noche, le siguió “Ojos”, y aquí explicó la importancia de volver a los orígenes y de mantener la esencia sin perder el norte de quienes somos. Confesó que él lo consigue volviendo a su barrio de niño, San Felipe, donde sigue conservando la vivienda familiar. “Las calles” es la canción que alude a todo ello y la primera de una trilogía que también incluye “Te están buscando” y “Amor y control”, piezas que encajan para definir distintos momentos de su vida, aunque inicialmente fueron concebidas de forma individual. Con el paso del tiempo se ha percatado de que “todo está relacionado”.

La noche continuó con “Todos vuelven”, un homenaje elegante y sentido a quienes se marcharon. Tuvo el detalle Rubén Blades de incluir en la secuencia de imágenes con grandes de la música y de las artes a Paco Martín, alma mater y creador de La Mar de Músicas, fallecido en 2018. Junto a ellos, artistas de todas las disciplinas, que han quedado para la posteridad, entre los que ya figuraban Carlos Saura y Tina Turner.

Entre el público se encontraba la artista peruana Susana Baca, otra leyenda de la música latina, que fue ministra de Cultura de su país, saludada de forma cariñosa por Blades, que también fue ministro (de Turismo) de Panamá.

Y continuó la fiesta, en modo Big Band, con “Paula C”, y la banda sonora de la película “The last fight” (La última pelea, de 1983), donde participó Blades en su faceta de actor. La canción “Lo pasado no perdona” es, a su juicio, de lo poco salvable de la misma. Entre medias, dejó una reflexión irrefutable: “El bolero se escribe siempre cuando el amor comienza, o cuando el amor termina”. La felicidad no es fuente de inspiración.

En el tramo final de este concierto que recordarán siempre los afortunados espectadores que agotaron todas las localidades en horas, piezas imprescindibles de su carrera, como “Canto niche”, “Tambó”, y una incursión en el mundo crooner con una versión, llevada a su terreno, del clásico de Frank Sinatra “The way you look tonight”.

Entonces llegó uno de los momentos culminantes de la noche, la interpretación de “Para Venezuela”, convertida en himno oficioso para la numerosa comunidad de ciudadanos originarios de ese país que viven aquí, y que contaron con una abundante representación en el show.

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El concierto no podía terminar de mejor manera: “El cantante”, “La doña”, “Pedro Navaja” (confesó que cuando la canción se lanzó intentaron disuadirle alegando que era muy larga, y sin embargo, se convirtió en su mayor éxito, hasta hoy), y “Maestra vida”, presentada con otra reflexión a modo de perla: “Lo único que detiene la caída del cabello es el piso”.

Gran verdad, aunque en su caso, da lo mismo. Acaba de cumplir 75 años, y cada noche en el escenario sigue dando muestras de un vigor físico y musical, y una vigencia de sus composiciones (qué nivel de letras) que ya quisieran otros. Sin duda, una de las actuaciones de la presente edición de La Mar de Músicas que quedaran como lo más destacado del festival.