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“Cartago delenda est": La frase del senador romano Catón El Viejo

Juan Manzanares nos habla de curiosidades relacionadas con la historia que se conmemora

“Cartago delenda est": La frase del senador romano Catón El Viejo

“Cartago delenda est": La frase del senador romano Catón El Viejo

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El colaborador habitual de Radio Cartagena con las efemérides de la semana, Juan Manzanares, nos habla de una historia curiosa relacionada con nuestras fiestas y lo que se conmemora.

Los diestros José Tomás (i) y José María Manzanares (d) salen a hombros tras el festejo taurino de la festividad de San Juan en Alicante

Los diestros José Tomás (i) y José María Manzanares (d) salen a hombros tras el festejo taurino de la festividad de San Juan en Alicante / Morell

Juan Manzanares

Juan Manzanares / Radio Cartagena

Muy buenas amigos. Pues he estado buscando algo interesante que contar sobre los cartagineses y romanos y, al final me he tenido que ir a las guerras púnicas. Ya saben ustedes, cuando Aníbal y Escipión el Africano. Éstos dos personajes eran generales, y por cierto, bastante buenos los dos. Se admiraban y se respetaban, pero eran enemigos.

Y buscando, he encontrado a un personaje de aquella época, romano él, que como romano, su enemigo directo era Cartago por supuesto, pero además, estaba enfrentado continuamente en el Senado romano con Escipión el Africano. Cosas de los políticos de todos los tiempos, creo que no les descubro nada nuevo.

Estoy hablando de CATÓN EL VIEJO que, cuando fue militar combatió a los cartagineses en la segunda guerra púnica, entre el 217 y 207 antes de Cristo, participando asimismo en la batalla de Metauro, donde Asdrúbal Barca, el hermano de Aníbal resultó muerto, no confundir con el Asdrúbal fundador de nuestra Cartagena.

Dice la leyenda que, la cabeza de Asdrúbal Barca fue arrojada por encima de la valla del campamento cartaginés, y no me extrañaría nada que Catón el Viejo tuviera que ver en ese hecho.

Este personaje era muy conocido en Roma, porque en su etapa de Senador romano acababa sus discursos siempre con la misma frase, sea cual fuese el debate.

Imagínense que, por ejemplo, en el Senado estaban debatiendo sobre obras públicas, que como saben, dejaron muchas y muy buenas, o sobre la construcción de teatros o anfiteatros en las distintas ciudades conquistadas. Pues este personaje, CATÓN EL VIEJO, siempre, siempre, acababa su intervención con la frase “Cartago delenda est”, es decir, CARTAGO DEBE SER DESTRUÍDA. Era muy cansino, pero mucho.

De Escipión el Africano hay que destacar la campaña de Hispania.

Al llegar a Hispania, los romanos controlaban solo la costa nororiental, desde los Pirineos hasta el Iberus. Además, el ejército estaba desmoralizado por las derrotas y en clara inferioridad numérica frente al ejército de Asdrúbal Barca y sus aliados celtíberos.

Aunque tenía órdenes de permanecer a la defensiva, las desobedeció y preparó la invasión de la Iberia cartaginesa. Ordenó que la flota romana cargase con todo el equipo completo y las provisiones necesarias, mientras sus legiones avanzaban rápidamente por la costa. Se dice que recorrió con todo el ejército, en una semana, el territorio comprendido entre sus bases de la costa nororiental y la capital cartaginesa en Hispania, Carthago Nova, la actual Cartagena, nuestra Cartagena.

Las tropas de Escipión atacaron por tres puntos: el istmo que unía la ciudad con tierra, por mar y por la laguna del norte de la ciudad, que estaba descubierta de defensores, ya saben, nuestro Almarjal. Escipión, dando muestras de una magnanimidad y moderación impropias de su época, prohibió el saqueo de la ciudad y respetó la vida de sus ciudadanos; respetando también la vida de Magón, comandante de la guarnición de Cartago Nova.

Muchos historiadores consideran la caída de Carthago Nova como el punto de inflexión de la Segunda Guerra Púnica. No en vano Cartago, no solo había perdido su capital en Hispania, su principal base naval, sino también sus minas de plata, gran cantidad de víveres y armas almacenadas e incluso a los prisioneros y rehenes con los que se aseguraban la lealtad de los pueblos sometidos.

Tras estas y otras hazañas Publio Cornelio Escipión volvió a Italia.

Al regresar a Roma, Escipión aseguró su elección como cónsul y obtuvo permiso para desembarcar en África. En 203 a. C., destruyó el ejército de Asdrúbal Giscón y el rey numídio Sifax, y luego otra vez volvió a vencer a Asdrúbal en las grandes Llanuras y puso bajo su control toda Numidia colocando como rey a su aliado Masinisa. Todo ello obligó a Cartago a convocar a su mejor general, Aníbal Barca, de abandonar Italia y marchar de regreso a defender su tierra natal. Sin embargo, Aníbal sería vencido por Escipión en la decisiva batalla de Zama, después de la cual concluyó una paz en la que Cartago cedió Hispania a Roma, perdió su flota y el derecho a seguir una política exterior independiente. Por esta última campaña, Escipión recibió en su nombre, el añadido de «el Africano».

En los años siguientes, Escipión se convirtió en el hombre más influyente de la República romana. Fue nombrado Censor y Senador Principal en 199 a. C., sus parientes y seguidores ocuparían regularmente cargos directivos.

Cuando comenzó una guerra contra Siria, se convirtió en protector de su hermano Lucio, el año 190 a. C. Y, en la batalla de Magnesia, ayudaría a su hermano a derrotar al rey Antíoco III de Siria por completo, obligándolo a pedir la paz con Roma. Al regresar del este, Publio Cornelio y su hermano fueron procesados por sus opositores políticos liderados por Marco Porcio Catón (Catón el Viejo), aquel que no paraba de decir Carthago delenda est (Cartago debe ser destruida), quienes le acusaron de corrupción y robo de 500 talentos.

Escipión se negó a defenderse por las acusaciones de los cargos de traición y malversación y se retiró a un exilio voluntario. Un tiempo después, en el 183 a. C., murió en su villa en Campania.

El objetivo de Escipión el Africano era hacer grande al Imperio romano, incorporando a dicho imperio las tierras y las gentes conquistadas, como fue el caso de ésta gran ciudad que nos dejaron los romanos y estamos descubriendo sus tesoros todos los días.

Esperemos que, no nos aparezca actualmente ningún Catón el Viejo, porque, conociendo la manía que le tenía a los cartagineses y, al propio Escipión, igual acabaría con nuestras fiestas de Cartagineses y Romanos.

Amigos, disfruten de estas magníficas fiestas que, además como saben, el 13 de junio del año 2017, fueron declaradas Fiesta de Interés Turístico Internacional las Fiestas de Carthagineses y Romanos de Cartagena.

 
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