Pornografía y jóvenes: el peligro de una educación sexual distorsionada
El acceso precoz a la pornografía, un problema creciente entre los jóvenes
Acceso prematuro a la pornografía. Coqui Rodríguez, coordinadora de Psicoloxía e Tempo
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A Coruña
¿Tenemos un problema con el acceso precoz a la pornografía? La respuesta es un rotundo sí. Padres, educadores y cualquier persona en contacto con niños y adolescentes coinciden en que se trata de un problema creciente. La facilidad de acceso a este tipo de contenidos a través de Internet es alarmante: los niños no tienen que buscar la pornografía, sino que muchas veces esta les aparece de manera involuntaria.
Si bien es cierto que en el pasado también existía cierto acceso a la pornografía, la gran diferencia es que ahora se trata de un acceso masivo e incontrolado. Existen estudios que indican que el primer contacto con este tipo de contenidos se produce en torno a los 8 años, una edad en la que los niños apenas están empezando a explorar el mundo digital.
Consecuencias del consumo temprano de pornografía
El impacto del acceso precoz a la pornografía es complejo y preocupante. Aunque a los 8 años las consecuencias pueden no ser inmediatas en su conducta, este contacto temprano comienza a modelar su forma de entender la sexualidad.
El problema se agrava a partir de los 11 o 12 años, cuando los jóvenes desarrollan una mayor curiosidad por la sexualidad y encuentran en la pornografía su principal fuente de información. La carencia de una educación afectivo-sexual adecuada provoca que estos contenidos se conviertan en la referencia principal sobre las relaciones sexuales.
Además, la mayor parte de la pornografía accesible en Internet no refleja modelos de conducta sexual saludables. Por el contrario, presenta escenarios irreales, fantaseados y, en muchas ocasiones, con un fuerte componente sexista y violento. La pornografía heterosexual tiende a mostrar a la mujer en un rol sumiso y al hombre como dominante, perpetuando patrones de desigualdad de género. Incluso en la pornografía homosexual, la agresión y la sumisión son comunes, reforzando modelos poco saludables de relación.
Relación entre pornografía y violencia sexual
Diferentes estudios han identificado una preocupante relación entre el acceso temprano y masivo a la pornografía y actitudes más tolerantes hacia la violencia sexual. Al normalizar estos patrones de relación, los adolescentes pueden llegar a considerar el dominio masculino y la sumisión femenina como parte natural de las relaciones sexuales. Esto, a su vez, puede traducirse en la falta de comprensión de conceptos fundamentales como el consentimiento.
¿Qué pueden hacer las familias?
Las familias tienen un papel clave en la prevención de este problema. Hay dos acciones fundamentales que pueden tomar:
Control y orientación en el uso de Internet: Establecer medidas razonables para supervisar y limitar el acceso a contenidos inadecuados. Existen herramientas de control parental que pueden ayudar en este sentido.
Promoción de una educación afectivo-sexual adecuada: Es fundamental que los niños y adolescentes reciban información adecuada sobre la sexualidad, tanto en el ámbito familiar como en el escolar, para que puedan distinguir entre la realidad y los estereotipos distorsionados de la pornografía.
El problema es que muchas veces las familias llegan tarde. No se imaginan que un niño de 8 años pueda estar expuesto a estos contenidos, lo que hace que la reacción preventiva sea insuficiente o tardía.
El papel de la educación: una asignatura pendiente
La educación formal también tiene una gran responsabilidad en esta problemática. La incorporación de la educación afectivo-sexual en el sistema educativo ha sido una demanda constante durante décadas, pero aún sigue sin abordarse de manera estructural.
Si bien algunos centros organizan charlas y talleres puntuales, esto no es suficiente. Es necesario un enfoque continuo y transversal que permita detectar comportamientos problemáticos y actuar de manera temprana.
Para lograrlo, es fundamental la presencia de personal especializado en los centros educativos, como psicólogos escolares, que puedan orientar tanto al profesorado como a los estudiantes sobre cómo abordar estos temas de manera adecuada.
El acceso precoz a la pornografía es una problemática que afecta a cada vez más niños y adolescentes. Su impacto en la construcción de la sexualidad y las relaciones de género es preocupante, y su vínculo con la normalización de la violencia sexual no puede ser ignorado.
Para abordar esta situación es necesario un enfoque integral que incluya el control parental, la educación afectivo-sexual y la intervención de los centros educativos. Solo así podremos garantizar que los jóvenes construyan una visión sana y respetuosa de la sexualidad, basada en la igualdad y el consentimiento.
