Sociedad

¿Cómo enfrentar emocionalmente la enfermedad o a una muerte?: “No es toda nuestra vida, sino una parte nueva de ella”

La negación o caer en un exceso de cuidados son algunas de las actitudes que más nos perjudican psicológicamente

¿Cómo enfrentar una enferdad o una muerte?: "Hay que convivir con el dolor, pero evitar el sufrimiento"

¿Cómo enfrentar una enferdad o una muerte?: "Hay que convivir con el dolor, pero evitar el sufrimiento"

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Lugo

La enfermedad y la muerte forman parte de la vida, y sin embargo son dos temas que se suelen evitar y de los que se habla poco, a pesar de las consecuencias que pueden tener a nivel emocional y psicológico. Una enfermedad física o perder a una persona cercana motivan comportamientos o sentimientos difíciles de gestionar y en los que hay que profundizar mucho para poder encararlos de una forma sana.

En muchos casos, además, los relacionamos con estos sucesos cuando en realidad afloran en estas circunstancias, pero responden a otras causas que desconocemos. Así lo explica Susana Vázquez, que es coach emocional y se dedica profesionalmente a acompañar a personas que enfrentan procesos de enfermedades propias o de alguien próximo y duelos o pérdidas en UniSer Coaching, en San Cibrao (Cervo).

Su primer consejo es que hay que evitar pensar después del diagnóstico que la enfermedad se convierte en toda nuestra vida: "Es complicado a veces aceptarlo, lo negamos porque es una cosa devastadora que nos hace cambiar nuestro día a día, así que tendemos a enfocarlo con resistencia y tenemos que incorporarlo a nuestra realidad, pero sin dejar que la enfermedad se convierta en toda nuestra vida, sino en una parte más".

Esto afecta tanto al paciente como a su entorno y a las personas que asumen los cuidados, y otra cuestión que termina por ser perjudicial es instalarse en una postura de sobreprotección que no es beneficiosa para nadie. "A veces pecamos mucho de eso y terminamos por olvidarnos de nosotros mismos como cuidadores", explica y añade además que puede suceder también que "la persona enferma reciba más cuidados de los que realmente necesita porque se proporcionan desde una necesidad emocional".

Las preguntas que hay que hacerse siempre es si "realmente lo necesita la persona a la que estoy cuidando o lo necesito yo", o en el caso de la persona que necesita cuidados si "mi entorno me está proporcionando lo que me hace falta y si lo he pedido o no". Es importante ser consciente, dice la experta, en la percepción que cada uno tiene de la situación e intentar cambiar el enfoque por otro "más neutral y ser más conscientes de cuál es la realidad estamos viviendo".

Enfermedad terminal

En las situaciones en las que el proceso de enfermedad implica, finalmente, la muerte, el consejo es claro: "Hay que centrarse en el proceso, y no en el final". "Lo que suele pasar", explica Susana Vázquez, "es que nos proyectamos ya en ello, tenemos información de personas de nuestro entorno y casos similares que ya conocemos y empezamos a pensar que nos va a pasar esto o lo otro". Aunque tener estos pensamientos es inevitable y "necesario", aconseja tener claro que no pueden condicionar todo el tiempo que nos queda.

"Hay que pensar en minutos, y no en meses, ni siquiera en días", dice, "y en qué puedo hacer hoy para aprovechar el tiempo". Muchas veces es más de lo que parece: "A lo mejor hoy, después del diagnostico, puedo hacer lo mismo que ayer cuando no lo tenía, y sobre todo hay que esforzarse por poner el foco en el presente".

Nadie está preparado para perder a un ser querido

Cuando la muerte se produce de forma repentina la situación es diferente por lo inesperado, pero ni siquiera cuando el fallecimiento es el desenlace esperado y hemos tenido tiempo para asimilarlo se está preparado para enfrentarlo emocionalmente. "Por muchas sesiones de coaching, muchos consejos o mucho asesoramiento que podamos dar no se está nunca listo para asumir una pérdida", reconoce Susana Vázquez. Lo que sí se puede trabajar es la capacidad de tener "un duelo sano".

"El dolor hay que vivirlo" y no se puede evitar sentir tristeza por la muerte de una persona querida. Es algo que tenemos que incorporar a nuestra vida y no hay un tiempo determinado para dejar de sentirlo con cierta intensidad, e incluso puede que nos acompañe siempre, pero lo que hay que evitar es el "sufrimiento": "Construir nuestra vida alrededor de ese suceso en concreto y olvidar todo lo demás y a todos nos hace entrar en un proceso de sufrimiento". Una cuestión importante en este caso es contar con en una red de personas que nos den apoyo porque "hacerlo en soledad nos deja en una posición mucho más vulnerable".

 
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