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Sociedad
Agresión sexual

La víctima de la agresión sexual en un hotel de Vigo reconoce que temió por su vida

Este miércoles ha comenzado el juicio contra el hombre acusado de agredir sexualmente a una peregrina en su habitación de hotel

La huésped de un hotel de Vigo que forcejeó y evitó que su agresor la violara ha reconocido este miércoles en el juicio que tuvo miedo a que le hombre la acabara matando, ya que le puso una prenda en el cuello y trató de estrangularla.

La víctima, una mujer alemana que estaba de peregrinación en Galicia aquellos días, ha dicho en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, que no conocía al acusado antes de los hechos, que durmió sola y que sobre las 7 de la mañana notó que le tocaban el pie y vio al procesado en ropa interior, le gritó y le pidió que se marchara de la habitación, pero él no lo hizo.

Ha contado que ella sabía "muy bien lo que él pensaba hacer así que pidió auxilio" con la intención de escapar, si bien él la sujetó, ella intentó soltarse y marchar y comenzó a gritar, pero él "seguía con su faena" y en un momento dado, en el forcejeo, el procesado, de nacionalidad portuguesa, estaba desnudo de cintura para abajo.

Auxiliada por otros huéspedes

La turista logró llegar hasta la puerta, pero esta estaba cerrada por dentro y ha contado que él volvió a tirarla al suelo, le tapó la boca y la nariz y le puso un trozo de ropa alrededor del cuello para estrangularla.

Ha reconocido que tenía miedo de que la matase y fue entonces cuando otras personas llamaron a la puerta desde fuera, pero no podían entrar. Finalmente, consiguió levantarse del suelo, apartar al agresor, abrir la puerta y escapar, momento en que fue asistida por tres huéspedes que la llevaron al cuarto de al lado.

"Por error"

El acusado ha afirmado ante el tribunal que entró en la habitación del hotel por error, que la puerta estaba sin cerrar por dentro, que no sabía que en su interior había una mujer, que la vio cuando accedió al cuarto y que estaba borracho -ella no detectó olor a alcohol-, pero que no la forzó.

Según ha relatado, lo hizo con un bañador y un calzoncillo puesto, sin ningún preservativo, una versión que contradice lo reflejado en una declaración previa en el Juzgado, en la que aseguró que iba en ropa interior y con un condón en la mano. Sobre esto último acabó admitiendo que entró en la habitación con el preservativo que encontró la policía pero que lo había llevado toda la noche en un bolsillo.

Ha dicho que ella se despertó y entraron los dos "en pánico", que la agarró y que, cuando la mujer "empezó a gritar", él le tapó la boca con la mano, pero rechazó que la intentara violar o pegar, que tampoco se puso sobre la víctima y que la soltó al escuchar golpes de otras personas en la puerta, mientras que él huyó por la ventana y después volvió a acceder al establecimiento y se fue a su habitación.

Preguntado sobre si en sus anteriores manifestaciones, cuando fue detenido, se reconoció culpable del intento de agresión sexual, lo ha negado y ha precisado que solo admitió que había entrado en la habitación.

Respecto a la aparición de rastro de su ADN en el edredón, dijo que se debió a que los hechos comenzaron en la cama e insistió, al contrario de lo que supuestamente dijo en instrucción, en que no intentó violarla.

Fiscalía suma más de nueve años de prisión

En su escrito de acusación, el fiscal pide para él seis años menos un día de prisión por un delito de intento de agresión sexual con acceso carnal interviniendo violencia y otros tres años por un delito lesiones.

Además, requiere la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros de la víctima y de su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro sitio que frecuente, así como de comunicarse con ella por cualquier medio.

También solicita la medida de ocho años de libertad vigilada con posterioridad a la pena privativa de libertad y la inhabilitación para cualquier profesión que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por 12 años.

Igualmente, el Ministerio Público pide una indemnización de 1.650 euros por el tiempo que tardaron en curar las lesiones y otros 30.000 por daños morales.

 
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