El Celta sabe sufrir para ganar
Un gol de Larsen le sirve a los de Benítez para derrotar al Granada en un final de infarto tras la expulsión de Aspas
Vigo
La era de Marián Mouriño como presidenta oficial del Celta ha comenzado de la mejor manera posible. En un encuentro decisivo, el equipo vigués consiguió un triunfo por 1-0 que puede ser clave a final de temporada ante un rival, el Granada, que queda muy tocado.
La revolución de Benítez en el once (cinco cambios respecto a Vallecas) funcionó. Los jugadores salieron enchufados, con presión alta e incomodando la salidad de pelota del cuadro nazarí. A balón parado llegaron las ocasiones. Unai Núñez la tuvo con un cabezazo libre de marca en el segundo palo que envió fuera de forma incomprensible. La respuesta fue muy parecida, un testarazo de Ignasi Miquel solo en el área pequeña que por fortuna fue a las manos de Guaita.
La tercera jugada de peligro ya acabó en gol. Un saque de esquina botado por Aspas no lo consigue despejar el guardameta visitante y el balón le llega tras dos rechaces a Larsen, que conecta un remata de tacón que sorprende a la zaga rival y acaba en el fondo de la red. Con el viento a favor, el Celta logró controlar el partido y tuvo algún acercamiento peligroso como un tiro de Bamba que logró desviar Ferreira. Sin embargo, el panorama cambió tras el paso por los vestuarios. El conjunto celeste salió al césped con una actitud conformista y con una modorra que despertó al rival.
A la hora de encuentro, Bryan Zaragoza se hace un hueco en el área y dispara ligeramente desviado del poste derecho. Poco después, Boyé se quedó solo ante Guaita, pero su tiro centrado lo despejó el portero valenciano La sensación era de empate, más si cabe cuando a falta de diez minutos Iago Aspas vio la roja directa tras un pisotón al tobillo de Melendo. Pese a las protestas, la acción con el reglamento en la mano es de expulsión.
En un tramo final de nervios y ansiedad, el Celta supo jugar mejor sus cartas y frenar las ocasiones rivales con pérdidas de tiempo y buenas acciones individuales. Una sensación de liberación se apoderó de Balaídos con el pitido final, que supone la primera victoria de la temporada en casa y salir momentaneamente de los puestos de descenso.