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La paciencia infinita del celtismo

La afluencia a Balaídos cae por los malos resultados

VIGO (PONTEVEDRA), 23/08/2023.- Cientos de aficionados celebran en las inmediaciones de Balaidos la celebración del Centenario del Real Club Celta de Vigo. EFE / Salvador Sas / Salvador Sas (EFE)

VIGO (PONTEVEDRA), 23/08/2023.- Cientos de aficionados celebran en las inmediaciones de Balaidos la celebración del Centenario del Real Club Celta de Vigo. EFE / Salvador Sas

Vigo

Sábado 29 de julio. Estaba a punto de empezar el partido contra el Lyon. Era el debut del Celta en casa en el último fin de semana del mes de vacaciones por excelencia. Por cosas de los tornos, miles de personas hacían cola en los exteriores de Balaídos para poder entrar a ver el Memorial Quinocho y el debut del Celta de Benítez. Mucha expectación, gran ambiente y mucha gente para ver el arranque de temporada. Y eso que todavía pocos fichajes habían asomado a esas alturas de pretemporada. Más de 13.000 personas estuvieron en ese playero sábado de julio animando al Celta. Era el arranque de la temporada de la ilusión de los aficionados que habían sufrido, unas pocas semanas antes, pidiendo la hora contra el Barça mientras escuchaban en sus radios, rezos mediante, el partido del Valladolid contra el Getafe. Era la última jornada y el Celta se volvía a salvar de carambola.

La paciencia del celtismo es infinita o casi. Desde aquel verano de 2017 en el que el club y el Toto deciden poner punto y final a una relación que volvió a pasear al Celta por Europa y por las eliminatorias nobles de Copa del Rey. Desde aquel momento le ha tocado al celtismo sufrir, rezar y poco que celebrar.

Con el mercado de fichajes todavía abierto y con la expectativa de que pudiese hacer un último esfuerzo importante, el celtismo respondió en el arranque de temporada con 20.261 personas en el Celta-Osasuna. La apertura de la grada de Marcador Centenario daba oxígeno y pulmón a Balaídos para aumentar las entradas. La cifra del partido contra Osasuna estuvo muy por encima de la media de los últimos años. El celtismo estaba nuevamente muy ilusionado. Y la primera en la frente. 0-2 de un Osasuna muy superior que acomplejó a un Celta en construcción que no fue capaz de hacerle frente. Llegaba en la tercera jornada el Real Madrid después de que el Celta lograse un milagroso empate en el descuento de Anoeta ante la Real Sociedad. Segundo partido en casa y el celtismo volvió a responder con 23.057 espectadores. Buen partido del Celta y derrota injusta pero derrota ante el equipo de Ancelotti.

Dos entradas extraordinarias y el celtismo esperaba que el cierre del mercado de fichajes diese alguna alegría. Ese mismo fin de semana de la derrota en casa, el Celta anunció la venta de Gabri Veiga por 40 millones de euros al Al Ahli. La afición pensaba que el club iba a hacer un esfuerzo y que se notaría en las contrataciones. Llegan Douvikas y Guaita pero se esperaba la guinda antes del cierre del mercado de fichajes. El propio Benítez lo daba por seguro antes del partido del Almería que se disputó el mismo día del cierre del mercado de fichajes. Primero se habló de fichar a un 8 y un 6, después a un 8 y, al final, a ver si puede venir o un 8 o un 6. El Celta ganó de milagro en Almería ante un equipo que estaba en depresión y se cerró el mercado de fichajes sin contratación alguna e incluso con la baja de Gonçalo Paciencia, dejando así al equipo solo con dos delanteros y no con 3 como el año pasado (Larsen, Paciencia y Seferovic).

El club había anunciado la pasada temporada que, en el año del Centenario, se haría un esfuerzo para dar ese salto de calidad y casi todo el esfuerzo se centró en la contratación del entrenador. Esto hizo mella en un celtismo que volvía a ver a su equipo en la parte baja de la clasificación pero, afortunadamente, todavía fuera del descenso. Llegaba a Vigo un Mallorca tocado, necesitado, que todavía no se había estrenado en su casillero de victorias y un poco exigido después de la inversión casi similar a la del Celta en fichajes. Los de Aguirre acaban ganando 0-1 en Balaídos y adelantaron a los celestes en la clasificación. De los 20.261 espectadores contra Osasuna y los 23.057 contra el Real Madrid se pasó a los 18.693 contra el Mallorca. Este jueves el Celta recibió ya en descenso al Alavés. Es cierto que la hora era compleja porque se disputaba el partido a las 19:00 horas, pero la entrada volvió a menguar. El Celta volvía a dejar síntomas preocupantes parecidos a los del año pasado y caía nuevamente a descenso en el arranque de temporada como en los últimos años. De los 18.693 del Mallorca se pasó a los 16.852 de ayer. Una entrada casi similar al partido de las Leyendas que logró congregar un miércoles de agosto a 15.609 personas.

Veremos que pasa en el choque contra el Getafe y en el choque contra el Atlético de Madrid. Serán dos partidos de manera consecutiva en Balaídos después de la visita a Las Palmas. El Celta tiene que darle a sus aficionados algo más. El choque contra el Alavés fue uno de los peores partidos como local de los últimos años. Ni un tiro entre los tres palos, ni una parada del portero rival y 21 tiros del Alavés. Próxima estación con parada el complicado y áspero Getafe de Bordalás. Casi nada.

 
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