Sí, te puedes morir por exceso de trabajo

Lugo

Morir. Verbo de la tercera conjugación que usamos para expresar una cantidad elevada de pereza, cansancio o aburrimiento. Y a partir de ahora, también de trabajo. La psicóloga Marta Meijide habla de la necesidad de "parar para poder empezar" en todos los aspectos, también en el plano laboral. Muchas veces el colapso mental lo intentamos apaciguar con actividades que lo único que hacen es generar más ruido y entorpecer nuestra tarea.

Vivimos en la era de las prisas y del miedo a fallar o no ser lo suficientemente bueno para algo o alguien. Las redes sociales nos han contaminado de tal manera que no somos capaces de entender que cada persona es un mundo, diferente, con capacidades y maneras de ser complemente opuestas. Ninguna es mejor que otra.

La experta asegura que "estamos inmersos en querer ser perfectos. No sólo a nivel belleza si no a nivel laboral y personal. Nos obligamos a ser los mejores en nuestro trabajo, el mejor hijo, la mejor madre... nos perdemos a nosotros mismos buscando algo que ni existe".

Poner al resto por delante de uno mismo puede acabar pasando factura, a veces de una forma irreversible. Perder horas delante de una pantalla porque estamos "embotados" y no levantarnos hasta que algo salga "es terrible porque lo único que haces es golpearte a ti mismo. Darle golpes con la cabeza a un muro que no va a caer. Jamás, por mucho que sudes", ejemplifica.

La lucense incide en la necesidad de darle al botón de pausa a la vida. Frenar, tomar distancia y pensar:"¿Qué me está pasando?, ¿Cómo lo puedo solucionar de una forma efectiva?, ¿Y si cambio el rumbo, si tomo otro camino diferente?".

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Hablar con uno mismo, "aunque sea un ratito tirados en el sofá", es algo fundamental si queremos entender lo que le pasa al cuerpo y a la mente. Si eres de las personas que piensas que sin hacer nada no vivirías: toma nota. La psicóloga subraya la necesidad de aprender a descansar.

Descansar haciendo cosas

Identificar el descanso con el no hacer nada es uno de los errores más comunes que la sociedad comete. Según la RAE, descansar es reponerse del cansancio o hacer una pausa en el trabajo o en otra actividad para recuperar fuerzas. Tomarse un tiempo para cada uno no implica "tumbarse a la bartola".

Para muchos mortales descansar es ver Netflix en el sofá de casa, para otros es tomar unas cañas o hacer deporte. Ser productivos está íntimamente ligado a tener tiempo para nosotros o nosotras. Apartados de ocupaciones, laborales o familiares.

Pensar que somos un desastre porque no estamos siendo capaces de sacar adelante una tarea o atender a una conversación con familiares o amigos es un pensamiento más que contraproducente para nuestro cerebro.

Priorizarse sin ser egoístas

Muchas de las decisiones que el ser humano toma se basan en complacer al resto. Ir a comer a casa de los padres para contentarles, hacer un plan que no apetece por el mero hecho de no romper la ilusión del resto del grupo... ir sumando tareas que alegran a otros, pero que no aportan nada para ti. Hacer esto lo único que provoca es frustración que acabará saliendo a flote de una u otra forma.

Meijide explica la fina línea que separa el priorizarse a uno mismo con el ser egoísta. Ponerse a uno primero no significa creerse el ombligo del mundo si no que "es lo más bonito que uno se puede regalar a si mismo". "Priorizarse es poner por delante tu salud mental. Es decir no a todo aquello que implique un desequilibrio en nuestro bienestar".

Es decir, si un día "estamos de bajón, un día malo y lo que nos pide el cuerpo es desconexión del mundo, no tengo que ir a tomar un café con una amiga por el mero hecho de temer que le parezca mal que no vaya", explica la experta.

Ser egoístas implicaría no hacer otra cosa, "de forma rutinaria", que pensar en nosotros. "Si yo tengo una amiga que sé que está atravesando un momento complicado, está mal y necesita apoyo decirle que no vas a tomar un café porque no te da la gana es ser egoísta".

Trabajar hasta morir

Estar muerto de algo como sueño, cansancio, hambre... es una de las expresiones que más se usa de forma cotidiana para expresar que tienes mucho acumulado. Pero resulta que el exceso de trabajo no sólo perjudica psicológicamente si no físicamente.

Marta nos cuenta que tras la II Guerra Mundial Japón necesitaba reponerse económicamente con mucha urgencia. "Tal fueron las prisas que a parte de convertirse en un motor tecnológico sin precedentes, los japoneses empezaron a fallecer, a priori, sin mayor explicación. La alta pasa de productividad acabó pasando factura con sus propias vidas a una gran mayoría", relata.

Desde entonces, en Japón existe, de manera oficial, una nueva patología mortal: Karoshi, morir por exceso de trabajo.