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¿Votar con cabeza o corazón?

Con las elecciones a la vuelta de la esquina todas las fuerzas políticas sacan su artillería pesada, pero... ¿es suficiente?

¿Votar con cabeza o corazón?

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Lugo

Votar. Verbo de la primera conjugación que pasa a ser una realidad a partir de los 18 años. Las elecciones municipales de Lugo están al caer y los políticos lo saben. Fotografías en redes sociales allá a donde van, quedadas con vecinos, comilonas de barrio, reproches entre rivales... ¿pero realmente esto es suficiente?

Para vencer hay que convencer. Y esta es la tarea a la que se enfrenta todo mortal que decide apostar por la política. En las locales, dicen, no se miran las siglas, si no a las personas. Lara Méndez, Rubén Arroxo y Elena Candia son los nombres que más peso cobran en esta carrera por el gobierno local.

Ciudadanos está inmerso en la lucha por demostrar que lejos de estar muertos son necesarios, IU y Podemos se alían con el objetivo de recuperar la representación perdida hace cuatro años y los pesos pesados echan cuentas para ver si la gobernabilidad tendrá que repartirse una legislatura más, o no.

El 28 de mayo los lucenses vuelven a las urnas. Lo harán para elegir alcalde o alcaldesa. Meter la papeleta en una caja para hacer de la voz del pueblo una realidad. ¿Pero con qué votarán, con la cabeza o con el corazón?, qué se pasa por la cabeza de los votantes cuando marcan con una cruz el nombre de la persona que encabeza las listas, ¿las fotos que se sacaron juntos, los bailes en las verbenas o nada de eso?

Muchos dirán que votan con el corazón. Como en el fútbol. Los colores por encima de todo. Otros con sentidiño, si a los que han votado les han fallado cambiarán de lado o se limitarán a no ejercer el derecho más fundamental e importante que tenemos como pueblo: decidir.

Somos tan diferentes como únicos. Mientras que unos tienen claro a quien van a beneficiar, otros se dejan llevar ese mismo día. El denominador común que nos relaciona a todos como sociedad son los problemas.

La papeleta, si es que se decide cubrir, va para quien consideremos que solucionará los problemas del día a día. Lejos de los discursos teóricos sobre el progresismo y el liberalismo, las libretas con las siglas impresas o las chapas, los vecinos lo que quieren es ver a sus hijos con trabajo, con un piso la que poder acceder sin dejarse la mitad del sueldo o tener que compartirlo porque el salario no da para más.

Al final la peleas y las bofetadas de los plenos poco importan al ciudadano de a pie que lo único que busca es vivir tranquilo. ¿Quién puede prometer y promete la tranquilidad? Que empiecen los juegos del hambre.

Sara Meijide

Redactora de Radio Lugo

 
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