El 6,2% de la población gallega está en situación de pobreza severa
La Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales reclama prestaciones globales más amplias para evitar que estas personas sufran situaciones "humillantes"
Santiago de Compostela
En Galicia, más de 167.000 personas están en situación de carencia material severa. Es decir, un 6,2% de la población total de la comunidad vive en un contexto de pobreza. Son datos de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales que ha elaborado un informe basado en la información publicada por el Instituto Nacional de Estadística.
La pobreza ha aumentado un punto en menos de un año. Según el informe publicado por esta misma asociación en abril, el porcentaje era entonces del 5,2%. A pesar de este mal dato, la comunidad continúa con un índice pobreza menor que el conjunto del Estado, que supera el 8%. De esos más de 167.000 gallegos con carencias severas, solo el 1,8%, es decir, 3.032, son perceptoras de ayudas de urgencia concedidas por entidades locales y asociaciones de carácter social. Al año, de media, reciben 1.219 euros, lo que representa un gasto de 3,7 millones. Si ese dinero se repartiese entre toda la población en esta situación, supondría poco más de 22 euros por persona.
Cuando hablamos de carencias materiales nos referimos a cuestiones como no poder disponer de dos pares de zapatos en buen estado, la imposibilidad de llevar una alimentación adecuada, poner la calefacción o las dificultades para pagar el alquiler. Según el portavoz de la asociación, esos 3.000 habitantes que en Galicia acuden a ayudas de urgencia lo hacen porque han quedado descubiertos por las prestaciones más globales. "Están fallando las ayudas como el Ingreso Mínimo Vital o la Risga", asegura Gustavo García. Esta ayudas resultan insuficientes y los trámites para solicitarlas demasiado lentos y complejos. Gustavo García insiste en que es necesario dignificar a estas personas y acabar con el estigma de la pobreza. "Es humillante", sentencia, porque estas ayudas a veces funcionan como un "limosnero". García denuncia que estas personas se ven empujadas a pedir ayudas incluso para comer cada día, en lugar de poder optar a una prestación pública que cubra sus necesidades básicas. "Además de ser pobre, de pasarlo mal y de estar sufriendo, les hacemos ir a sitios y pasar vergüenza". Por ello, el portazo de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales reclama que se "normalice con una prestación global, como el Ingreso Mínimo Vital, que evite que tengan que ir a pedir ayudas para comprar unos zapatos, para pagar el alquiler o para comer".
Además de prestaciones globales insuficientes, existe otro problema y es la dificultad para acceder a ellas. "Depende de la sensibilidad del interventor que te toque", apunta García. Además, estas prestaciones están consideradas como subvenciones, lo que complica los trámites y obliga a lo perceptores a tener que justificar constantemente su situación. "No son pedigüeños", se queja la asociación, que lleva años solicitando un cambio legislativo. En este sentido, consideran que las administraciones deben cambiar el enfoque respecto a las prestaciones sociales.
En el caso de Galicia, la situación general es relativamente buena, pero "nos olvidamos de que hay un porcentaje importante de la población con problemas serios", concluye Gustavo García.