Un perito judicial cree que A Grandeira necesitaba más seguridad porque "siempre" se producen fallos humanos

Santiago de Compostela

Hubiera sido "adecuado" contar con un segundo nivel de seguridad en la curva de A Grandeira, o un tercero, incluso, sí se querían extremar las precauciones, porque era evidente que era cuestión de tiempo que se produjera un fallo humano como el que terminó desencadenando el accidente en el que murieron 80 personas. José Manuel Lamela, ingeniero industrial, el primero de los peritos judiciales que prestará declaración, fue tajante sobre la falta de medidas adicionales que compensasen un despiste.

Y es que, tal y como testificó, el tren llegó muy rápido y a la curva de A Grandeira, y la fuerza centrífuga lo lanzó fuera de la vía. No había ningún mecanismo que frenase el tren, y toda la responsabilidad de la maniobra recaía en el maquinista. Era cuestión de tiempo que se produjese un fallo humano, algo que sucede "siempre" a lo largo del tiempo, y por eso considera que hubiera sido "adecuado" la existencia de ese "segundo nivel de protección".

En los informes que elaboró en la fase de instrucción, y que ratificó ante la jueza, indicó que no había anomalías en el material rodante relacionadas con el accidente, y que el exceso de velocidad fue la causa del accidente. Insiste en que el margen que daba la curva de poder pasar a 160 kilómetros por hora sin descarrilar no constituía una medida de protección.

Al no ser experto en la materia no quiso profundizar en las medidas que se tendrían que haber tomado, pero sí que apunta a que la baliza instalada después del siniestro impediría que se volviese a repetir. De todos modos reiteró que era "una reflexión" y que no entraba en cuestiones normativas.