Cinco años del estado de alarma: "Se pasó muy mal, la gente se apelotonaba en la puerta"

Guareña

Francisco Ramiro Gómez, propietario de la tienda Malber en Guareña, recuerda cómo vivió los primeros días del confinamiento por la pandemia de COVID-19, cuando la escasez de mascarillas y productos básicos generó una situación difícil para pequeños comerciantes.

"La gente venía, se apelotonaban en la puerta porque solo podían entrar tres o cuatro personas", cuenta Francisco, quien junto a su mujer tuvo que improvisar mascarillas con plástico y servilletas ante la falta de suministro. A pesar de las dificultades, su tienda nunca cerró y se adaptó a las restricciones con horario reducido.

Los problemas de abastecimiento afectaron a productos como el papel higiénico, la lejía y el gel hidroalcohólico, que Francisco tuvo que buscar en otros almacenes fuera del pueblo. El miedo al contagio también fue una constante: "Me duchaba y cambiaba de ropa cada día al llegar a casa", recuerda.

Hoy, cinco años después, asegura que su negocio ha recuperado completamente la normalidad y espera no volver a vivir una situación similar: "Aquí ya no nos acordamos y que no venga más, que ya no queremos más pandemia".