El informe de la Fiscalía refleja que la escuela de surf del acusado se convirtió en “una maquinaria de abuso sexual”

El monitor de surf de Hondarribia (Gipuzkoa) acusado de agredir sexualmente a once de sus alumnos varones menores de edad llegó a convertir su escuela de este deporte en "un auténtico rebaño y en una auténtica maquinaria del abuso sexual de menores", según ha asegurado el fiscal este jueves.

El representante del Ministerio Público ha hecho esta afirmación durante su informe ante el tribunal en la novena sesión del juicio que se sigue desde la semana pasada en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa.

En su intervención, el fiscal, que solicita penas que suman 85 años de cárcel para el procesado, ha mantenido que éste "aprovechaba todas las oportunidades que le facilitó la organización y funcionamiento de la propia escuela para llevar a cabo sus prácticas lascivas" respecto a las víctimas.

El monitor de surf de Hondarribia (Gipuzkoa) acusado de agredir sexualmente a once de sus alumnos varones menores de edad llegó a convertir su escuela de este deporte en "un auténtico rebaño y en una auténtica maquinaria del abuso sexual de menores", según ha asegurado el fiscal este jueves.

El fiscal, quien ha solicitado un total de 85 años de prisión para el acusado, ha argumentado que este se valió de su posición dentro de la escuela para cometer reiteradas agresiones a sus víctimas. Asimismo, ha descartado cualquier teoría sobre una conspiración en su contra por parte de los afectados.

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El patrón de los abusos

En su intervención, el fiscal describió el modus operandi del inculpado, quien generaba confianza con los menores a través de palabras afectuosas y regalos. De esta manera, los niños llegaban a sentirse especiales y, posteriormente, se veían atrapados en una dinámica de dependencia emocional con su monitor.

El fiscal ha señalado que los presuntos delitos se habrían cometido entre 2011 y 2021, en diversas circunstancias que permitían al acusado quedarse a solas con sus víctimas. Entre estos lugares se incluyen la furgoneta utilizada para desplazamientos, distintas playas, campamentos organizados por el procesado y, en algunos casos, su propia vivienda.

Estrategias de manipulación y coacción

Los testimonios de las víctimas han revelado que, cuando intentaban alejarse del acusado, este intensificaba su control sobre ellos, aplicando una presión psicológica asfixiante. En ocasiones, incluso los obligaba a elegir entre continuar con él o perder privilegios dentro del grupo. "Además -ha añadido-, se quedaban consternados por la diferencia de edad y por miedo a las represalias del acusado, que jugaba perversamente con la mente de unos niños que en su mayoría tenían 12, 13, 14 o 15 años".

Unos menores que, según ha descrito, en su mente infantil estaban atemorizados por el peligro de ser reemplazados por el monitor, dejar de tener un trato de favor o incluso llegar a ser apartados del grupo", algo que el acusado "les hacía saber que podría llegar a suceder si no cedían a sus chantajes" como en algunos de los casos "llegó a hacer efectivamente".

Además, aparte de los presuntos abusos sexuales, durante la investigación, se hallaron más de 4.000 archivos de contenido pornográfico infantil en el ordenador del procesado, lo que refuerza la gravedad de las acusaciones en su contra.

Solicitudes de condena y próximas declaraciones

Además del Ministerio Público, una de las acusaciones particulares ha solicitado una pena de 16 años de cárcel para el inculpado, argumentando que este creó una estructura organizada para satisfacer sus deseos durante una década. Se espera que la otra parte acusadora y la defensa expongan sus alegatos en lo que podría ser la última sesión del proceso judicial.

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