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El monitor de surf juzgado por abusos a menores afirma que todo es una “invención”, aunque que sí hubo un comportamiento sexual “consentido” con uno de los menores

Se prevé que el proceso judicial finalice este viernes 21 de marzo, la Fiscalía pide 85 años de prisión, la acusación particular 290 y la defensa, la libre absolución

Hora 14 Euskadi (19/03/2025)

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El monitor de surf acusado de abusar sexualmente de 11 menores entre los años 2011-2021 ha declarado en la octava jornada del proceso judicial. Comenzó admitiendo un comportamiento sexual con uno de los menores, cuando tenía "16 o 17 años", un encuentro que, según el procesado, fue "consentido". También afirmó haber sentido una "sensación de enamoramiento" hacia otro de los menores, pero sin llegar a un contacto físico o una relación sexual. Por lo demás, el acusado ha negado todos y cada uno de los hechos de los que se le acusa.

Es lo que ha testificado el monitor de surf en lo que podría ser la antepenúltima jornada del proceso judicial, debido a que todo apunta a que este viernes, 21 de marzo, sea el último día en el que la jueza deje el caso visto para sentencia. Además del monitor de surf, también han declarado tres psicólogas como peritos, una de ellas trató a tres de los denunciantes, y las otras dos que estuvieron con los chavales cuando se presentó la declaración, un agente de la Unidad de Policía Científica de la Ertzaintza que revisó el contenido de una cámara digital y tres de vídeo intervenidas al acusado en el que no se encontró ninguna imagen de contenido pornográfico.

Dos horas de interrogatorio

El acusado únicamente ha respondido preguntas del fiscal y de su letrada, y tras estar en prisión desde agosto de 2021, ha negado todos los hechos que se le imputan: "Nunca hice nada, se están inventando los hechos", ha afirmado. Según él, todas las denuncias podrían ser un "escarmiento" por un desencuentro que el acusado tuvo con una familia en abril de 2021. También, sobre los estudios psicológicos presentados en jornadas anteriores, ha declarado que son "interpretaciones", y que el testigo que presenció una de las agresiones a las afueras de un museo de Irún, miente.

El monitor sí ha admitido un comportamiento sexual con un menor, repetido hasta en dos ocasiones: una vez en las Landas y otra en Asturias. Según ha relatado, "surgió" y se dieron "besos", hubo masturbación y fue algo "mutuo". El acusado ha reconocido que ese comportamiento "no era apropiado" y ha indicado que, por ello, en 2018 se distanció de él y lo pasó "mal por lo que estaba sintiendo". "Me sentía triste", ha señalado refiriéndose a esa situación, para añadir que "sentía algo más que una amistad", pero "no sabía lo que sentía él".

Con otro menor tuvo "sensaciones de enamoramiento", aunque según el procesado nunca hubo contacto físico o relaciones sexuales. Sin embargo, la psicóloga que trató al menor ha afirmado que él le decía: "Si él eyaculaba, me tranquilizaba porque sabía que había terminado todo". Además, según la perito, este denunciante le contó que una vez el acusado le "secuestró en la furgoneta" y la cerró con llave hasta que terminaron las penetraciones, las felaciones y los tocamientos. Unos hechos que ha negado el acusado.

Además, ha asegurado que "nunca" ha "presionado, ni obligado, ni manipulado a nadie para hacer nada". En este sentido, ha apuntado que a veces algunos de los perjudicados dormían con él en los campamentos de surf que organizaba, cuando "no había espacio suficiente para dormir separados" porque iban al camping "más económico", pero "ahora, echando la vista atrás", ve "más conveniente" haberlo hecho solo "siendo monitor". En todo caso, ha reiterado que "nunca" les ha "obligado, ni forzado" a dormir con él o a ir a su casa. "Venían libremente para ver vídeos de surf", ha afirmado.

"Ahora veo que no es normal"

A pesar de negar todos los hechos de los que se le acusan, el procesado sí ha afirmado ser "insistente" en las conversaciones que tenía por WhatsApp con los menores: "Era un poco pesado, les escribía demasiado, antes escribía algunas cosas que ahora veo que es algo normal", ha confesado ante el tribunal. En los chats, había mensajes como: "Te quiero con locura" o "Quiero pasar más tiempo contigo", que según el procesado, simplemente eran demostraciones del aprecio que les tenía. Se ha referido a la relación de "amistad y encariñamiento" que mantenía con sus alumnos, a los que tenía "como hermanos pequeños", a los que trataba como a sus "sobrinos".

Niega la posesión de archivos de explotación sexual infantil

Respecto al delito de posesión de material sexual infantil, el acusado niega tener noción de esos archivos encontrados en su ordenador portátil. Fueron 4.208 documentos fotográficos los que encontró la Ertzaintza. Todos ellos en un formato en el que se veía que habían sido "borrados". El procesado ha declarado que nunca descargó ni visualizó material de ese estilo y ha señalado que ese ordenador estaba "reacondicionado", que era de segunda mano, por lo que las imágenes serían de otra persona que hubiera usado anteriormente el dispositivo.

Asimismo, ha negado que consumiera drogas en las clases de surf, campamentos o delante de los menores. "Yo era fumador y ni siquiera fumaba tabaco en presencia de ellos", ha asegurado. Sin embargo, la defensa, en diligencias previas, presentó un informe de deshabituación de tóxicos como prueba atenuante.

Daño psicológico

La psicóloga que trató a tres de los menores denunciantes ha querido destacar en su declaración que el procesado les hizo mucho daños psicológico, tenían "sentimientos de culpa, de indignación, de rabia". Ha explicado que si no accedían a satisfacer los deseos del procesado, este le sometía a "humillaciones delante de los compañeros de surf". También ha destacado que el acusado se ganaba la confianza de los menores y de sus padres de manera sibilina, poco a poco. De esta forma, los menores lo veían como un referente y si él se enfadaba "acababan accediendo a sus peticiones", debido a que si no lo hacías "pasaba del amor a la indiferencia", ha relatado.

Por otra parte, ha señalado que el acusado daba cariño y regalos a los chavales para "conseguir lo que quería" de ellos e incluso "bromeaba con que les iba a secuestrar" y les decía "todo lo que hacía por ellos" y que eran "sus favoritos". "Si salían con chicas, dejaban de ser especiales para él", ha apuntado.

 

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