Agustín Azkarate y Juan Ignacio Lasagabaster: “Estuvimos dos años de despacho en despacho pidiendo limosna para la Catedral”

Vitoria

La historia del exitoso 'Abierto por obras', que convirtió la rehabilitación de la Catedral de Santa María de Vitoria no solo ha sido un proceso de restauración, sino una experiencia única que ha permitido acercar la historia y el patrimonio de la ciudad a sus ciudadanos y turistas, tuvo un predecesor: la Iglesia de San Román de Tobillas. Allí ya se ensayaba lo que luego se pondría en marcha en Santa María: un proceso de restauración que implicara una lectura de la historia del propio edificio y una posibilidad de divulgar ese patrimonio.

En San Román de Tobillas trabajaban mano a mano el arquitecto Juan Ignacio Lasagabaster y Agustín Azkarate, catedrático de Arqueología de la Universidad del País Vasco. "Estábamos ya pensado en investigar al mismo tiempo que conservar porque la Iglesia de Tobillas tenía más presupuesto del que se necesitaba", nos cuentan. "Ya se estaban dando los primeros pasos de lo que luego se llamaría arqueología de la arquitectura", apunta Lasagabaster. Este enfoque se basaba en la idea de que los edificios históricos no son solo contenedores para un uso, sino documentos vivos, con memoria propia que deben ser respetados y cuidados. Así que, cuando hubo que cerrar la Catedral de Santa María Vitoria porque, en 1994, hubo un desprendimiento, ambos coincidieron en la posibilidad de que la rehabilitación fuera más allá. " Fue en una comida y Agustín me dijo, '¿por qué no hacemos lo de Tobillas aquí en la Catedral?', y así comenzó todo", cuenta Lasagabaster.

La propuesta de abrir la restauración a los ciudadanos fue un desafío. "Esto no lo hemos contando pero estuvimos dos años visitando despachos y pidiendo limosna y con muy poco éxito", nos cuentan. A esas primeras reticencias hubo que sumar a quienes pensaban que la obra en curso podía comprometer la seguridad y, además, no era cómodo para quienes iban a llevar a cabo las laboras de rehabilitación. "Eso ocurrió, pero luego también pasó que en un momento coincidió una clase política excepcional con investigadores que nos implicamos", apunta Azkarate.

El despegue

El apoyo institucional se sumó al éxito que suscitó el propio proyecto. "Cuando acabamos el Plan director decidimos exponerlo y el éxito fue tal...Íbamos a tener una exposición de tres meses pero ya no lo pudimos cerrar", apuntan Azkarate y Lasagabaster. Santa María despegaba. "La gente se quedó asombrada", recordó Azkarate. "Lo que hicimos aquí no se había visto nunca en Europa", añadió, destacando la innovación de permitir a los visitantes caminar por un edificio en restauración. La idea de que la gente pudiera ver el trabajo de los arqueólogos y restauradores en acción fue una de las claves de su éxito.

Además de su éxito local, el proyecto atrajo la atención internacional. En 2002, la Catedral recibió el prestigioso Premio Europa Nostra, y poco después, el programa se exportó a otros lugares, como las Salinas de Añana, siguiendo una metodología similar. "Lo que se hizo en la Catedral se replicó en Añana, con una filosofía común: hacer que la restauración sea accesible a todos y, al mismo tiempo, preservar la memoria del lugar", explicó Lasagabaster.

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Orígenes de Vitoria

Uno de los grandes descubrimientos en las excavaciones realizadas durante la restauración fue la datación de las primeras huellas de la ciudad, que se remontan al siglo VIII, mucho antes de lo que se pensaba. "Este descubrimiento cambió nuestra percepción de la historia de Vitoria", comentó Azkarate. "Vitoria no era una aldea pequeña, sino un lugar estratégico en la Edad Media".

Juan Ignacio Lasagabaster y Agustín Azkarate han sido reconocidos con el 'Premio SER de Álava 2025' que un años más reconocen a personas, colectivos, instituciones, empresas, que se hayan distinguido por su labor a favor del territorio.