"Fundamentalmente va a afectar a los que vivimos aquí, ¿Cómo vas a controlar al visitante que llegue?": la crítica de una donostiarra a la Zona de Bajas Emisiones

San Sebastián

San Sebastián ha comenzado hoy la aplicación efectiva de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), una medida que restringe el acceso de vehículos contaminantes al centro de la ciudad mediante un sistema de cámaras de vigilancia. Tras un periodo informativo en el que se notificó a más de 7.600 conductores, las infracciones comenzarán a sancionarse con multas de hasta 200 euros, aumentando en un 30 % en caso de reincidencia.

El Ayuntamiento de San Sebastián prevé que esta medida reduzca el tráfico en un 10 % durante la primera fase de implantación, que se extenderá hasta 2027. Los concejales de Movilidad y Transporte Sostenible, Olatz Yarza, y de Medio Ambiente, Íñigo García, han defendido la iniciativa asegurando que busca mejorar la calidad del aire, reducir las emisiones y fomentar el transporte público. "No se trata de una restricción, sino de una oportunidad para recuperar espacio para peatones y ciclistas", afirmó García.

Sin embargo, la medida ha generado críticas entre algunos ciudadanos, quienes consideran que la ZBE afecta principalmente a los residentes y a quienes no pueden permitirse un vehículo nuevo. "Me parece una barbaridad, ¿por qué? Porque eso fundamentalmente va a afectar a los que vivimos aquí. ¿Cómo vas a controlar al visitante que llegue? ¿Le vas a decir a la entrada de Donosti que no puede pasar?", cuestiona una vecina de la ciudad. "No sé si San Sebastián es una plaza como para andar con estas cosas teniendo otros problemas más complicados. Justo se meten con los coches pequeñitos y con los que menos dinero tienen para comprarse uno nuevo, pues me parece que es como engañarnos un poquito y tontas ya no somos".

El Ayuntamiento insiste en que esta medida es fundamental para reducir las emisiones contaminantes en el centro urbano y mejorar la calidad del aire. Según las estimaciones municipales, en esta primera fase la reducción de emisiones podría situarse entre el 20 % y el 30 %. "La movilidad es una de las principales fuentes de contaminación en la ciudad", señaló la concejala Olatz Yarza, destacando la apuesta del gobierno municipal por el transporte público urbano. Entre las iniciativas en esta línea, ha mencionado las cifras récord de viajeros en Dbus y la progresiva electrificación de la flota de autobuses.

A pesar de estos argumentos, algunos sectores consideran que la medida castiga a ciertos ciudadanos. "Es injusto que la normativa afecte más a los que tienen menos recursos", señala otro residente. "Si quiero cambiar mi coche por uno menos contaminante, debería haber más ayudas para hacerlo". En este sentido, diferentes colectivos han solicitado medidas de compensación para quienes se vean perjudicados por la normativa.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

El debate sobre la ZBE no es exclusivo de San Sebastián. Muchas ciudades europeas han implementado medidas similares con el objetivo de reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida en los núcleos urbanos. Sin embargo, en cada caso ha habido resistencia por parte de sectores que consideran que las restricciones no siempre son justas o efectivas.

En ciudades como Madrid y Barcelona, la ZBE ha generado un impacto mixto. Mientras que algunos estudios señalan mejoras en la calidad del aire, otros informes sugieren que el tráfico simplemente se ha desplazado a zonas periféricas, sin una reducción real de la contaminación. "No es suficiente con restringir el acceso al centro; hay que ofrecer alternativas reales y accesibles", comenta un experto en movilidad urbana.

Segunda fase en 2028: restricciones más severas

A partir del 1 de enero de 2028, la segunda fase de la ZBE ampliará las restricciones y prohibirá también el acceso a los vehículos con etiqueta B, salvo en los casos excepcionales regulados. Esta nueva etapa será aún más estricta y buscará eliminar progresivamente la presencia de vehículos contaminantes en el casco urbano.

Para muchos conductores, esta ampliación de la normativa supone una gran preocupación. "Nos dicen que nos adaptemos, pero no nos dan opciones. No todo el mundo puede permitirse un coche nuevo cada pocos años", lamenta otro donostiarra.

Información y trámites

La oficina municipal de la plaza Arroka, junto con el servicio de atención telefónica y la web www.donostia.eus/zbe, seguirá ofreciendo información y tramitando permisos. Según ha informado el concejal García, hasta el 1 de marzo se han registrado casi 22.800 solicitudes de acceso, de las cuales cerca de un millar corresponden a vehículos locales y el resto a vehículos extranjeros, dado que estos últimos están obligados a registrarse.

La oficina, ubicada en el número 5 de plaza Arroka, estará habilitada durante 6 meses, cuenta con 4 puestos de atención dedicados en exclusiva a ofrecer información sobre la ZBE, así como a ayudar a las personas que deseen realizar de manera presencial los trámites que sean necesarios.

Este punto de referencia de la Zona de Bajas Emisiones está abierto de lunes a viernes de 9.00h a 14.00 horas -los miércoles también de 16.00 a 18.00 horas-, y ofrece además asistencia telefónica a través del número habitual de contacto con Udalinfo.

¿Un cambio necesario o una medida impopular?

El Ayuntamiento defiende la ZBE como un paso esencial hacia un modelo de movilidad sostenible, mientras que parte de la ciudadanía la considera una imposición que afecta a los residentes de forma injusta. La realidad es que el impacto de la medida dependerá en gran medida de cómo se implementen las restricciones y de las alternativas que se ofrezcan a quienes dependen de su vehículo para desplazarse.

Lo que está claro es que la ZBE ha abierto un debate que va más allá de la movilidad: pone sobre la mesa la necesidad de equilibrar la sostenibilidad con la justicia social. "Si de verdad quieren mejorar el medio ambiente, deberían buscar soluciones más inclusivas", concluye un vecino afectado por la normativa. Mientras tanto, la ZBE sigue adelante, con la promesa de un aire más limpio y una ciudad más tranquila, pero también con la incertidumbre de cómo afectará a la vida diaria de los donostiarras.

Escucha Radio San Sebastián