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Zapatero: "En vez de más ejércitos, los gobiernos deberíamos tener más diplomáticos de la paz, más peacemakers"

El expresidente del Gobierno de España adelanta en 'La ventana de la memoria' algunas de las reflexiones de su próximo libro 'La solución pacífica'

Capítulo 68 | Zapatero: "En vez de más Ejércitos, los gobiernos deberíamos tener más diplomáticos de la paz, más peacemakers"

Capítulo 68 | Zapatero: "En vez de más Ejércitos, los gobiernos deberíamos tener más diplomáticos de la paz, más peacemakers"

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Vitoria-Gasteiz

El capítulo 68 de 'La ventana de la memoria' se emite en vísperas del Día europeo de las Víctimas del Terrorismo, una conmemoración elegida en recuerdo de los atentados yihadistas del 11-M de 2004 en Madrid en los que fallecieron 192 personas y resultaron heridas casi 1.900. Tres días después de esos atentados, ganaría las elecciones generales el candidato socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Así inició su mandato como presidente del Gobierno de España. Lo terminó apenas dos meses después del cese de la actividad armada de ETA en 2011. Zapatero reconoce en la entrevista concedida a este programa que la lucha por la paz marcó su mandato y que la receta aprendida es que "si hay cualquier conflicto, hay que sentarse a dialogar". De ello escribe en el libro 'La solución pacífica' que publicará el próximo 27 de marzo, en el que aplica su experiencia a la resolución de conflictos. "En vez de más Ejércitos, los gobiernos deberíamos tener más diplomáticos de la paz, más peacemakers", concluye.

PREGUNTA. Visto con perspectiva, vamos a decir histórica, porque ya ha pasado un tiempo, parece que sus dos mandatos estuvieron marcados por el terrorismo. ¿Lo siente así ahora?

Estuvieron marcados por una tarea en la que me empeñé, que constituía para mí el ideal esencial de un demócrata, que es el afán por la paz. Y en eso intenté poner lo mejor de mi capacidad.

Esta entrevista tiene una coyuntura interesante, oportuna, porque publico dentro de muy poco un libro que se titula 'La solución pacífica', en la que abordo la paz como gran tarea, mi experiencia en los esfuerzos de mediación, mi puesta en valor del diálogo, mi rechazo radical a la violencia y a la guerra. Y sí, tengo que la huella más intensa de mi periodo al frente del Gobierno es la lucha por la paz, el dolor por el terror y la capacidad que la política tiene para generar convivencia, no violencia. También la tiene para generar violencia. Y fíjese que, desde el fin del terrorismo de ETA, esto ha supuesto que, después de dos siglos de violencia política en España, en que se mataba por política, dictadura, guerra, insurrecciones, terrorismo, etc. estamos viviendo en paz. Yo lo que pido, lo que demando siempre, es que demos valor a lo que tiene valor. Somos la primera generación, las primeras generaciones que conocemos una España sin que se mate por política. ¡Cuánto lo hubiera soñado nuestros abuelos, nuestros bisabuelos, nuestros padres! Demos valor a lo que tiene valor.

Y creo que es muy importante en una fecha como el 11 de marzo, afirmar, más allá de las divisiones, que son coyunturales, que tendrán poca trascendencia en la Historia, dos grandes principios. Primero, que matar no es defender nunca una idea, ni una religión, es solo matar. En segundo lugar, que no hay que reaccionar ante el terrorismo con la guerra, sino con la inteligencia. Lo mejor, para mí, la mejor lección del 11 de marzo del 2004 fue cómo la sociedad española reaccionó con dolor, con rabia, pero no con ira. No con ira hacia la cultura ni la religión de aquellos que habían hecho aquel atentado. Esto es una gran lección de las mejores páginas de la Historia de España, en mi opinión.

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Habla usted de paz, pero ¿qué me dice de la convivencia? No hay manera de lograrla todavía a día de hoy. No hay unidad en los homenajes a las víctimas; la izquierda independentista sigue sin condenar a ETA; la banda está más presente que nunca en los discursos de la Derecha; al Presidente le llaman cómplice de terroristas; etc. Usted hablaba de paz y esto es la paz. ¿Se la imaginaba así?

Yo debo decir que nunca me imaginé que el final de la violencia de ETA, después de 50 años, casi mil muertos, todo lo que sufrimos...se pudiera terminar en un día y para siempre. Creo que la paz lograda por la democracia, por los demócratas, ha sido una paz poderosa, porque nadie se atreve a cuestionarla, porque se ha impuesto.

Me habla usted de la convivencia. En las sociedades plurales incluso se discute sobre la memoria. Pero, son discusiones banales. Yo creo que, en el fondo, tanto la llamada izquierda abertzale, a la que le queda el tramo de reconocer lo que supuso aquello; como los que niegan casi que estemos en paz, en el fondo no se lo creen. Es casi una actitud política, táctica.

Todos sabemos que el terrorismo fue un horror: el de la 11M, el de ETA. Todos sabemos que hoy estamos en paz y que aquellos que defendían la violencia defienden la política, lo cual es un gran salto. Nos faltan abrazos, pero dígame usted un país que haya sufrido como sufrimos nosotros y que llega a ese nivel de brillantez. La paz se ha impuesto de una manera poderosa y si no reconocemos esto, tendremos una debilidad intelectual, moral y política muy grande. Yo no recuerdo un terrorismo que haya tenido un final como éste, que fue diciendo: 'lo dejamos, se acabó'. Hubo un empuje de la izquierda abertzale, muy importante, yo siempre lo he reconocido. Hay que ser honestos con uno mismo y con la Historia. Y fue una decisión sin más. Soy el principal testigo. A mí me lo transmitieron: que era para siempre y a cambio de nada.

¿Y usted les creyó?

Absolutamente. Si no, no habría arriesgado. Es que la esperanza en algo poderoso sólo se hace realidad si te arriesgas, si eres valiente. Hombre, podría no haber salido. Después de que estuvimos dialogando años, con momentos más álgidos, momentos más difíciles... pero yo sentía que, en el fondo, se iba abriendo paso la inevitabilidad de dejar la violencia.

Y todo gracias a la contribución de personas que estuvieron trabajando, esto que llaman peacemakers, que hoy no están de moda. Yo reivindico que, en vez de más Ejércitos, los gobiernos deberíamos dedicarnos a tener más diplomáticos de la paz, más peacemakers de la sociedad civil.

¿Cómo quienes?

Bueno, hay muchos por ahí y se forman y se aprende. Yo he aprendido mucho de ellos. Aprendí mucho de las personas que participaron en el proceso de diálogo para buscar el fin de ETA. Durante años se sacrificaron con una vocación admirable, son anónimos, hicieron una tarea increíble. Estuvieron los días que ETA decidía el final. Estaban allí con ellos. Les admiro y espero tener la oportunidad de algún día poderles hacer un homenaje publico (ya se lo he hecho en privado), aunque no quieren. Esa es su profesionalidad.

Tantos años deseando ese momento y no hubo ni celebraciones, ni conmemoraciones. No ha habido ni un reconocimiento, como dice usted, a quienes estuvieron trabajando para hacerlo posible. ¿Qué nos pasó? ¿No nos lo acabábamos de creer?

He pensado mucho sobre esto. He leído mucho sobre estos procesos. Normalmente, cuando el dolor ha sido muy intenso, y vas a tener que convivir con personas que lo han defendido, hay una mezcla de olvido y de memoria. Sin esa mezcla, no habríamos avanzado hacia una convivencia como la que hay ahora en Euskadi, y una reconciliación que tardará décadas, porque el dolor y el daño causado fue muy intenso. Los atentados de ETA que tuve que vivir como presidente del Gobierno los tengo todos grabados. Los momentos que llegaba a ver a las familias. Recuerdo sus caras, sus casas, las iglesias. Ese dolor tan intenso, no lo quiero imaginar en la familia. Y es normal, por tanto, que haya sido un final muy laico, muy secular, sin campanas, en silencio. Yo creo que, en parte, ese final, sin homenajes o sin ceremonias, es un reconocimiento a las víctimas y a su dolor.

¿Entiende el dolor que a muchas víctimas les provoca ver que los socialistas pactan con aquellos que todavía no han sido capaces de condenar los asesinatos de Buesa, de Mújica..?

Creo que la última declaración de Arnaldo Otegi a los diez años del cese de ETA merece ser releída. Creo que han dado pasos, pero que les queda un paso importante. Pero, como nos enseña la Historia, esto lleva tiempo y cuesta tiempo. Y voy a decir algo fruto de mi experiencia: Si pude, al final, lograr crear condiciones para que ETA abandonara, en gran medida fue porque tuve mucha paciencia. Mucha paciencia y mucha contención. Yo entiendo perfectamente, cómo no, el dolor de las víctimas. Pero también en las víctimas hay pluralismo. ¿Entiendan que EH Bildu pacte con nosotros? Creo que es un síntoma de que lo que los demócratas nos propusimos lo logramos. Los demócratas nos propusimos que dejaran la violencia o el apoyo a la violencia o la comprensión a la violencia e hicieran política en las instituciones. Eso fue el espíritu del pacto de Ajuria Enea, el espíritu de la negociación de Aznar con ETA, el espíritu del Pacto por las libertades y contra el terrorismo. Era la promesa democrática: la democracia tiene esa capacidad de inclusión y de integración, y si usted respeta las reglas, la democracia le va a considerar uno más.

Yo, por supuesto. respeto que haya víctimas que no lo compartan, porque el dolor es intransferible. Igual que cuando eres presidente de Gobierno son intransferibles las decisiones que tienes que tomar. A veces, con el tema de ETA, yo tuve que tomar decisiones al filo del abismo. Y es intransferible. ¿Sigues o no sigues negociando? Cuando te han puesto una bomba de manera inopinada y ha generado muertos, ¿sigues o no? La reacción inicial, inercial, de dignidad, si quieres, de rabia, es decir 'Se acabó. Nunca, jamás'. Y cuando uno escribe nunca jamás, nunca llega a la paz.

Luis Rodríguez Zapatero, este es un programa de memoria. ¿Qué deberíamos aprender de lo que nos ocurrió y qué no deberíamos olvidar?

La superioridad moral de la democracia. Solo vivimos en paz en este periodo democrático. Y debemos aprender, si me permite, esto es más atrevido, incluso más arriesgado, que, cuanto antes, si hay cualquier conflicto, hay que sentarse a dialogar. Todos los mejores momentos que he podido sustanciar, no solo con el tema de ETA, sino con otros muchos ya de expresidente, es que el diálogo siempre. El diálogo, el diálogo, el diálogo, cara a cara. Siempre se puede arrancar un mínimo entendimiento, cuando el diálogo es abierto, sincero, cuando uno tiene la capacidad para aproximarse y comprender aquello que consideras que está lo más lejos de tu vida, de tus ideas, de tus sentimientos, de todo.

Ya lo dijo Borges: Todo empezó con dos griegos hablando. Ahí empieza la Historia de la cultura occidental.

José Luis Rodríguez Zapatero, muchísimas gracias por acompañarnos en esta Ventana de la Memoria. Un abrazo.

Muchas gracias.

Eva Domaika

Eva Domaika

Jefa de informativos en Cadena SER Vitoria. Presenta el informativo diario ‘La ventana Euskadi’. Si...

 

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