¡Spielberg! Uno de los benefactores de Músicos Sin Fronteras
Celebramos los 30 años de la ONG con ‘Pinttu’ y repasamos algunas de las anécdotas que han vivido estos años
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30 años de Músicos Sin Fronteras
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Vitoria-Gasteiz
Jesús Mari Alegría, 'Pinttu', desde pequeño sintió un flechazo por la música, de hecho nació a escasos metros del quiosco de la plaza de Araia, y con el afán de ayudar a los más desfavorecidos. Así, hace 30 años creó Músicos Sin Fronteras tras uno de sus viajes a La Habana. "Me dijeron que los niños robaban cables del tendido eléctrico para usarlos como cuerdas de violín, así que a mi vuelta a Vitoria convencí a varias personas para crear la asociación y llevar instrumentos por todo el mundo", ha recordado un 'Pinttu' que se emocionaba al hablar de la música, su gran pasión, y los inicios de la ONG. " La música es una medicina tremenda y el hilo conductor perfecto para ayudar y promover la solidaridad, la paz y concordia por todo el mundo".
La iniciativa, que arrancó con la donación de instrumentos a la escuela Manuel Saavedra de Cuba, rápidamente se convirtió en un movimiento que cruzó fronteras. "Al principio fue como un sueño, pero lo que comenzó con un simple contenedor de ayuda se transformó en algo mucho más grande", indica Jesús Mari Alegría. Además, Músicos Sin Fronteras ha ayudado a escuelas y conservatorios en su mantenimiento, reconstrucción, becas y acopio de instrumentos, cooperativas de mujeres procurando la oportunidad de lograr su empoderamiento total, y han abierto escuelas de música en escenarios bélicos como Siria, Irán, Ucrania, África y Oriente Medio. Además "seguimos trabajando con hospitales, campañas y acciones a favor de la visibilización de enfermedades raras, colectivos en riesgo o en exclusión social intentando llegar a todos los rincones donde se nos requiera dentro de nuestras posibilidades".
A través de diversas colaboraciones con ONGs y amigos de todo el mundo, Músicos Sin Fronteras logró enviar equipos, instrumentos y recursos a países necesitados como Cuba, África, Ucrania, Siria e Irán.
"Nos acusaron de no vendernos bien, de no hacer marketing, pero nunca fue nuestra intención ser una gran empresa. Nos mueve la solidaridad, la emoción de ayudar, no el reconocimiento", afirma Pintu. Sin embargo, la organización también ha tenido su cuota de desafíos, como casi cerrar sus puertas hace 15 años, cuando la sobrecarga de proyectos parecía insostenible. "Estuvimos a punto de bajar la persiana, pero algo en nosotros nos dijo que no. Y aquí estamos, 30 años después, celebrando lo que hemos logrado".
Benefactores de lujo
Uno de los momentos más sorprendentes en la historia de Músicos Sin Fronteras ocurrió cuando, en sus primeros años, la organización fue respaldada por grandes figuras como Steven Spielberg, quien contribuyó con una donación significativa a través de un contacto en el Festival de Cannes. "Nos mandaron 5.000 dólares, pero nos pidieron no decirlo. De hecho hasta hoy nunca antes lo había desvelado", recuerda Pintu con una sonrisa.
Actos del aniversario
El aniversario de Músicos Sin Fronteras no es solo una celebración de los logros pasados, sino también una oportunidad para mirar hacia el futuro. La organización está trabajando en la creación de una revista trimestral para divulgar su trabajo social y asociativo en Álava y el resto del estado, así como en la preparación de un festival benéfico en apoyo al Banco de Alimentos el próximo 4 de abril.
"El mundo necesita más parches, más soluciones, y nosotros estamos aquí para aportar lo que podamos. Un violín por un fusil, ese es nuestro mensaje", concluye 'Pinttu', con la esperanza de que la música y la solidaridad sigan siendo un faro de cambio en un mundo cada vez más fragmentado.
Músicos Sin Fronteras sigue demostrando que 30 años no son nada cuando el objetivo es claro: llevar la música como una herramienta de cambio, de esperanza y de humanidad a los rincones más necesitados del planeta.
Proyecto Tximurka
Otro de los grandes proyectos que tiene puesto en marcha Músicos sin Fronteras es 'Tximurka'. "El objetivo fundamental es educar el corazón, el desarrollo de redes sólidas, la inserción y la inteligencia social, globalizando la ternura, la armonía, la solidaridad y el amor al medio ambiente, inculcando valores para paliar el odio, el racismo, el miedo, emociones básicas y universales no trabajadas actualmente en los centros de enseñanza", explica 'Pinttu'.
En Tximurka se apuesta por la conexión con la infancia y con los jóvenes de diversas raíces culturales a través del arte, la creatividad y las nuevas tecnologías, orientada a la cultura para el desarrollo social.