Martioda: 50 años de historia creando conciencia medioambiental en Álava
Recorremos la historia del centro pionero en la recuperación de fauna silvestre por el que han pasado 20.000 animales
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El centro de recuperación de fauna silvestre de Martioda cumple 50 años.
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Vitoria-Gasteiz
En 1975 Álava fue pionera en todo el estado con la apertura de un centro de recuperación de fauna silvestre, Martioda, por el que en estos 50 años han pasado más de 20.000 animales, con una media de 700-800 anualmente. Animales, sobre todo aves, a las que se les cura, cuida y da una segunda oportunidad para que vuelvan al medio natural.
Ricardo Gutiérrez Lekuona, cuidador del centro, recuerda los humildes comienzos de Martioda: "Fue una idea original de José Ignacio Aresti, un naturalista y funcionario de Diputación Foral de Álava, que comenzó recogiendo animales en su casa, poco a poco, fue ampliando el espacio hasta llegar a la casa de establo que le cedió la Diputación en Martido. En esos primeros años, los medios eran muy limitados, pero la gente empezó a traer animales heridos desde distintas partes del país, incluso desde fuera de Álava".
Los primeros tiempos fueron difíciles, ya que "no había la conciencia ecológica que hay hoy", recuerda Gutiérrez, pero "poco a poco, el centro fue ganando relevancia, sobre todo después de la popularidad que ganaron los programas sobre fauna y naturaleza en la televisión, como ‘El hombre y la tierra’, que sensibilizaron a la población sobre la importancia de la fauna salvaje".
A lo largo de estos 50 años, Martioda ha tratado una impresionante variedad de especies, desde aves hasta mamíferos como visones europeos, nutrias y zorros. Aunque en los primeros años se llegaron a tener animales grandes como lobos y osos, en la actualidad se atienden principalmente aves, aunque siempre con la posibilidad de recibir otras especies que necesiten atención urgente.
El trabajo diario en Martioda está lleno de momentos de esperanza, pero también de dificultades. "Recuerdo un quebrantahuesos que recibimos hace unos años, que había sufrido un golpe con un cable de alta tensión. Intentamos salvarlo, pero no pudimos. Fue un golpe duro, especialmente por ser una especie tan emblemática", indica Ricardo que también se le pone una amplia sonrisa rememorando "las sueltas de los animales, a las que siempre que podemos invitamos a las personas que han traído hasta aquí los animales que recuperamos. De hecho recuerdo la suelta de una cigüeña que al llegar al nido se puso a 'aplaudir' con el pico".
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Sensibilización a través de la educación
Además de su labor clínica y de rehabilitación, funciona como centro de apoyo en la gestión de fauna y lleva a cabo diferentes proyectos de investigación, anillamientos y seguimiento de especies para su conservación. A lo que hay que sumar la investigación de delitos medioambientales y la realización de necropsias para identificar las causas de la muerte de los animales y prevenir esas afecciones o amenazas que se pueda dar en el entorno natural.
Iñaki Galdos, cuidador de Martioda, destacaba la importancia de la sensibilización en la educación medioambiental. "Como el centro permanece cerrado al público, nuestra misión es acercarnos a centros educativos, asociaciones y grupos interesados para explicarles nuestra labor y la relevancia de nuestro trabajo". Con esta iniciativa se busca involucrar a los más jóvenes y crear conciencia sobre el cuidado de los animales.
En cuanto a los estudios sobre la fauna, el centro lleva a cabo un seguimiento exhaustivo de los animales que ingresan, analizando las causas de sus lesiones y cómo las infraestructuras humanas influyen en su bienestar. "Los animales que ingresan aquí pueden haber sufrido atropellos, choques con cables, aerogeneradores, o haber quedado atrapados en redes", indicó Galdos. Además de los daños directos, también realizan necropsias para identificar los delitos medioambientales. Patricia Lizarraga, veterinaria y coordinadora del centro, es la encargada de llevarlas a cabo, y gracias a estos estudios, han identificado prácticas ilegales como el uso de venenos, trampas y caza furtiva. "Todavía, en pleno siglo XXI, algunas personas continúan utilizando artes de caza ilegales y maltratando animales".
Anillamiento de aves: Un paso hacia el conocimiento de su biología
Uno de los proyectos más fascinantes de Martioda es el seguimiento de las aves a través del anillamiento. Mikel Salvador, miembro del equipo, nos contaba cómo "esta técnica ayuda a comprender mejor las dinámicas poblacionales de las especies. A través del anillamiento, podemos conocer datos vitales sobre la edad, el sexo y las rutas migratorias de las aves que recibimos. Además, esto nos permite saber si un ave liberada en Salburua acaba viajando a lugares tan lejanos como África o los Alpes". Estos datos son fundamentales para estudiar los movimientos de las aves y cómo las infraestructuras afectan sus trayectorias migratorias.
Las instalaciones y mejoras en el centro
Aunque el centro ha experimentado avances en los últimos años, hay que seguir mejorando, ya que "el centro tiene más de 40 años, ahora contamos con una sala de cuarentena, un voladero circular que facilita la recuperación de las aves y espacios más luminosos para las alconeras", indicó Ricardo Gutiérrez. Estos avances son esenciales para poder seguir con su labor de rehabilitación y garantizar un entorno adecuado para las especies que ingresan.
Un futuro en constante mejora
En cuanto al futuro, la institución sigue enfocada en seguir avanzando en su misión de cuidar y proteger a la fauna, prevenir delitos medioambientales y sensibilizar a la sociedad. "Aunque aún hay trabajo por hacer, tenemos un equipo comprometido y seguimos mejorando nuestras instalaciones y capacidades", indicó Galdos. Mientras tanto, la labor de Martioda continúa siendo fundamental para la conservación de la fauna en la región, con el objetivo de seguir adelante muchos años más.