Álava vivirá más periodos de días secos consecutivos y de lluvias intensas por el cambio climático
Analizamos los cambios que ya se están dando en nuestros ecosistemas: se reduce la superficie de los bosques y "encinas y pinares se secan"
Los signos del cambio climático en Álava
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Vitoria-Gasteiz
El cambio climático es una realidad palpable que afecta a todos los rincones del planeta, y Álava no es una excepción. Si bien hasta hace poco muchos de sus efectos parecían lejanos o intangibles, eventos como las recientes tormentas en Valencia han puesto en evidencia los peligros a los que se podría enfrentar Vitoria, debido al cambio climático, con "periodos cada vez más extremos de intenso calor, sobre todo en los meses de verano y con otras situaciones de lluvias intensas y continuadas". Es lo que nos ha contando Mari Mar Alonso, directora del área de Acción Climática de Ihobe, la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco. La naturaleza nos está enviando señales claras con la transformación de los paisajes y ecosistemas, además de la alteración de los ciclos biológicos. En este contexto, los expertos en la materia advierten que hay que cambiar de manera urgente con los ritmos y consumos para paliar, de alguna manera, el cambio climático que está llevando al colapso del planeta. Por ello, tanto las políticas públicas que pongan en marcha las instituciones con diferentes proyectos de sostenibilidad como en la conciencia ciudadana deben ser una prioridad.
Los cambios invisibles
Uno de los signos más visibles del cambio climático en Álava es el cambio en los ciclos biológicos de plantas y animales. La fenología, el estudio de los fenómenos biológicos relacionados con las estaciones del año, muestra cómo la naturaleza ya está reaccionando al aumento de temperaturas. Un estudio europeo de finales de los 90 documentó que, en los últimos 30 años, el periodo de crecimiento de las plantas en Europa se ha alargado en unos 21 días. Específicamente, se ha observado que el despliegue de las hojas de los árboles se adelanta hasta 16 días y que la coloración de las hojas en otoño se retrasa cinco días respecto a mediados del siglo XX.
Este alargamiento del ciclo vegetativo favorece el crecimiento acelerado de los árboles, pero también trae consigo otros efectos. Por ejemplo, los animales, como las mariposas y algunas especies de aves, están adelantando sus ciclos biológicos. La mariposa blanca de la col, un insecto de gran importancia para los ecosistemas locales, ha adelantado su aparición en 11 días desde 1950. Este desajuste en los ciclos biológicos puede tener consecuencias dramáticas, como la escasez de alimento para las aves, ya que la disponibilidad de insectos no coincide con el momento en que los polluelos necesitan alimentarse.
Los árboles se secan
Álava es una zona de transición entre el clima atlántico y el mediterráneo, lo que la convierte en un área clave para estudiar los efectos del cambio climático. En la vertiente atlántica, la más cercana a la costa, los modelos predicen un aumento de temperaturas que afectará a aproximadamente 12.000 hectáreas de hábitats de interés comunitario, como los pastos de montaña y los hayedos. Por otro lado, en la vertiente mediterránea, más cálida y seca, las masas forestales compuestas por especies como encinas y pinos están sufriendo un estrés hídrico que se traduce en la muerte de miles de árboles cada año.
La sequedad prolongada y la falta de precipitaciones, fenómeno cada vez más frecuente, han reducido la superficie ocupada por estos árboles y están afectando a los dos ecosistemas que tenemos en en el territorio: el atlántico y el mediterráneo. "El aumento de temperatura en la vertiente atlántica es decir, la más fresca, pues va a afectar a unas 12.000 hectáreas de las que en el entorno de unas 10.000 corresponden a hábitats de interés comunitarios al ser esos pastos de montaña y hayedos y en el sur, estamos viendo cómo esas otras masas forestales más mediterráneas, como pueden ser las encinas o los pinos, se están secando", señala Gorka Belamendia, técnico del CEA, del Centro de Estudios Ambientales. "La población de encinas y pinos se ha reducido entre un 2% y un 3% anual, lo que no solo altera los paisajes, sino que también afecta la biodiversidad local", apunta. Además, se está observando cómo algunas especies de vertebrados terrestres, como las que habitan los hábitats forestales, están perdiendo sus territorios debido a la alteración del clima.
Renaturalizar los espacios
La respuesta al cambio climático en Álava pasa por un doble enfoque: la adaptación a los cambios que ya estamos viviendo y la mitigación de los efectos futuros. Desde el Gobierno Vasco- a través de Ihobe- y la Diputación Foral de Álava se están impulsando proyectos de adaptación que buscan regenerar ecosistemas y mejorar la resiliencia de las ciudades ante fenómenos extremos. El proyecto Urban klima 2050, por ejemplo, trabaja en la naturalización de los espacios urbanos para hacer frente a las olas de calor y las sequías.
Marimar Alonso, directora del área de Acción Climática de la sociedad pública de gestión ambiental IHOBE , señala que la adaptación debe ser gradual y localizada, tomando en cuenta las características de cada territorio. En Álava, uno de los principales retos es la creciente sequedad. Según los modelos climáticos, la región podría experimentar un incremento significativo en el número de días consecutivos sin lluvia. "La reducción de precipitación en Álava es equivalente a la que se está dando en Vizcaya y en Guipúzcoa; lo que sí que vemos es que hay diferencias significativas en el indicador de número máximo de días consecutivos secos que son incluso un 20% respecto a los otros territorios".
A nivel ciudadano, la sensibilización y el compromiso con el cambio climático son fundamentales. Afortunadamente, la percepción de la ciudadanía en Euskadi es cada vez más consciente de la gravedad del problema. La clave ahora está en traducir esa conciencia en acciones concretas, tanto a nivel individual como colectivo, para mitigar los efectos del cambio climático y proteger los ecosistemas que siguen siendo fundamentales para nuestra supervivencia.
Plante App
Una herramienta que se ha puesto en marcha desde la UPV- EHU es la aplicación para Planet App. "Esta aplicación les permite calcular su huella de carbono y sugiere pequeños cambios de comportamiento para reducirla, como consumir menos carne roja o subir escaleras en lugar de usar el ascensor. Es interesante cómo estas plataformas pueden ser más efectivas si están adaptadas al lenguaje y los hábitos de la generación más joven", nos ha contado Estíbaliz Saénz de Cámara, directora de sostenibilidad de la UPV. La Universidad está adoptando un enfoque integral para el desarrollo sostenible y, además de declarar la emergencia climática ha adaptado sus campus a energías renovables (100% renovables y producción de energía propia).