Sociedad

Ana Arce, responsable de la Unidad de Ictus del Hospital Donostia: "De cada cinco guipuzcoanos, uno sufrirá un ictus a lo largo de su vida"

La puesta en marcha de las unidades especializadas, unida a los nuevos tratamientos, suponen "un antes y un después" en la evolución de los casos

Ana Arce: "El ictus surge de repente, pero la condición que lo provoca se va fraguando a lo largo de la vida"

Ana Arce: "El ictus surge de repente, pero la condición que lo provoca se va fraguando a lo largo de la vida"

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San Sebastián

15 años cumple la Unidad del Ictus del Hospital Donostia con un balance "espectacular". Así lo confirma la responsable de la Unidad, la neuróloga Ana Arce, que lleva más de tres décadas tratando a personas que sufren esta enfermedad. Sólo el año pasado se produjeron en Gipuzkoa 3.373 nuevos casos de ictus. "Se inicia de una forma brusca. La sangre deja de llegar a una parte del cerebro y es como si se apagara, como si le diéramos al interruptor de la luz. Esa zona deja de funcionar" explica la doctora, al tiempo que advierte de que es algo que sucede "con mucha frecuencia". "De cada cinco personas, una sufrirá un ictus a lo largo de su vida" sentencia.

El envejecimiento poblacional es una de las causas principales del aumento de los casos, pero también la hipertensión: "éste es el mayor factor de riesgo". "El ictus surge de repente, pero la condición que lo provoca se va fraguando a lo largo de la vida". En ese camino cobra cada vez más importancia el estrés, ligado a la hipertensión y al ictus. Y junto a ellos, fumar, no cuidar las arterias o el consumo de tóxicos.

Hablamos de una enfermedad "grave por definición". En los países desarrollados, el ictus es la primera causa de muerte entre las mujeres y la tercera entre los hombres. "Es además la tercera causa de invalidez para ambos" insiste la neuróloga Arce.

Lo positivo del caso es que la mortalidad y las secuelas son cada vez menores. Asegura la doctora que "El desarrollo de nuevos tratamientos que nos permiten disolver los coágulos y la puesta en marcha de las unidades de ictus ofrecen un balance maravilloso, espectacular. La mortalidad se ha reducido un 5% y las secuelas muchísimo más". Subraya Arce que el cambio asistencial, la velocidad con la que se atiende ahora a los pacientes ha supuesto "un antes y un después porque, si conseguimos llegar a tiempo, la recuperación sin secuelas tiene posibilidades muy altas".

Las señales de alarma son "fácilmente reconocibles". "Todo ocurre de forma brusca. Uno está comiendo y se le cae la cuchara, o de repente no ve, o está hablando normal y comienza a balbucear y no se le entiende. En ese momento hay que llamar al 112 y esperar a que llegue la ambulancia sin hacer nada más" cuenta la responsable de la Unidad de Ictus de Gipuzkoa.

Ana Arce recalca que el 80% de los ictus son evitables. "Lo que ha que hacer es cuidarse. Caminar a diario, no fumar y vigilarse la tensión, el colesterol, el azúcar o las arritmias. Y si algo falla, tratarse, Y ya está". Insiste en que lo mejor del ictus "es no tenerlo. Y para ello hay que mantener una vida sana".

 
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