Del grano a la barra: reviviendo la tradición artesanal del chocolate en Euskadi
En SER Viajeros Euskadi conocemos Rafa Gorrotxategi algunos de los enclaves gastronómicos que guardan los secretos del chocolate en el territorio de Gipuzkoa
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San sebastián
En el corazón de Euskadi, la tradición chocolatera brilla con especial intensidad, reflejando una rica historia que se extiende desde los métodos artesanales antiguos hasta las innovaciones contemporáneas. En localidades como Oñati y Tolosa, los visitantes pueden explorar esta herencia a través de museos y centros de interpretación que no solo exhiben sino que también educan sobre la evolución del chocolate.
El Museo del Chocolate en Tolosa, por ejemplo, no solo atrae a los entusiastas del chocolate con su colección única de metates, sino que también ilustra la transición histórica de las técnicas de procesamiento del cacao desde la época precolombina hasta la revolución industrial.
El chocolate ha tenido un papel destacado en la cultura vasca durante siglos. Aunque la tradición artesanal del chocolate terminó en los años 1960 con la llegada de la industrialización, la región fue hogar de un ecosistema de chocolateros artesanos, particularmente en ciudades como Pamplona y San Sebastián. En la actualidad, aunque muchas de estas chocolaterías tradicionales han desaparecido, ha surgido una nueva ola de interés por el chocolate artesanal bajo el movimiento "Bean to bar", que revaloriza el proceso completo desde el grano hasta la barra, reintroduciendo técnicas antiguas de tostado y molienda en pequeña escala.
Este renacimiento del chocolate artesanal en Euskadi se refleja en las creaciones innovadoras y locales que incorporan productos regionales como la sidra de Zapiain en chocolates únicos, demostrando un enfoque que mezcla tradición con modernidad.
Los museos y chocolaterías de Euskadi no solo ofrecen una ventana a la historia del chocolate, sino que también brindan experiencias interactivas para los visitantes. Por ejemplo, el Museo del Chocolate en Tolosa permite a los visitantes observar el proceso de producción en su propio obrador y ofrece degustaciones que resaltan la calidad y singularidad del chocolate vasco. Un viaje a través de la cultura del chocolate no solo satisface el paladar, sino que también enriquece el conocimiento sobre un componente esencial de la herencia cultural vasca.
