Miren Gorrotxategi, la mujer que solo cambiaría Durango por Ajuria Enea
La candidata de Podemos a lehendakari nació en un hogar de familia numerosa y ambiente cristiano que le han marcado en su actividad política
bilbao
Miren Edurne Gorrotxategi es de familia numerosa, es la mayor. Y eso, nunca lo oculta, le ha marcado en su vida, en sus aficiones y la forma de entender la relación con los demás. "Mi madre eran 6 hermanos y mi padre 9, así que siempre hemos sido bastante 'tribu'; haciendo planes familiares, excursiones, celebraciones, siempre muy unidos", asegura. "Saber compartir en el entorno íntimo responsabilidades, las alegrías, las ilusiones pero también las frustraciones de uno y otro, te marca, te cambia la mirada. Por eso, mi mayor y mejor recuerdo de la infancia es el de una familia numerosa".
Más información
Nació en Durango, "nací en el 67 soy una virgo de 56 años", aunque sus dos primeros años vivió en Abadiño, de donde era su padre ya fallecido. Su madre era gipuzkoana, "del Goiherri profundo", Zegama, "era ella la que mandaba en casa", señala, "de ahí que mi euskera es más del Goiherri que el bizkaino, a pesar de que mi aita hablaba un bizkaino cerrado, él en casa también hablaba gipuzkoano".
Sigue viviendo en Durango y nunca ha cambiado de localidad de residencia "excepto mis años de carrera en Donostia que venía los fines de semana a casa, o cuando fui senadora que me trasladé a Madrid, "pero siempre me venía a Durango los fines de semana".
Estar tan afincada en Durango le convierte en una de las vecinas de esas que se denominan 'de toda la vida', "por eso en el pueblo sigo saludando a todos los que me han visto crecer ahí, es un lazo que te da confianza porque nos conocemos de siempre, sabes sus cosas, sus vivencias y sigo hablando con mis vecinos".
Los valores que le transmitieron sus aitas
"Mi padre era una persona alegre, divertida, chisposa y muy familiar. Amaba locamente a sus hijos e hijas, se desvivía por nosotros. Le encantaba estar en familia. Disfrutaba muchísimo", dice algo emocionada recordando a su aita. En el hogar de los Gorrotxategi se respiraba un ambiente religioso, de tradición cristiana, "mi aita era una persona con valores cristianos muy arraigados, con valores de solidaridad, de ayuda a los demás. Por eso en mi casa no era raro acoger a gente o cuidar a otros que no tenían posibilidades, personas necesitadas. El mirar a los demás y acogerlas y acompañarlas, en eso, mi padre me ha marcado mucho", asegura.
Sobre su madre, Miren Gorrotxategi la describe como "una mujer muy fuerte y muy libre, pero también muy crítica con las cosas que pasaban a su alrededor. Mi madre me ha aportado esa seguridad, esa fortaleza en las creencias y un sentido de la justicia muy arraigado. Todas las mujeres de mi casa han sido mujeres siempre muy fuertes", añade la candidata de Podemos.
"Mi padre era empresario, tenía un pequeño taller de mecanizado y mi madre estudió... ¡informática!", asegura entre risas. "Cuando todavía no había casi ni ordenadores ella ya se metió en ese mundo. Era una lanzada. Sin embargo, se quedó embarazada de su cuarto hijo y lo tuvo que dejar. Intentó retomarlo, pero ya se puso a trabajar ayudando a su marido en el taller".
Su juventud
De Durango se marchó a la capital donostiarra a estudiar Derecho, "fue un aco de rebeldía aunque he de reconocer que no me pegaba mucho esa licenciatura", admite. "Yo decidí que era una carrera que quería hacer pero, al contrario de los que muchos pueden pensar o suele pensar a esas edades, no fue durante la carrera cuando me entró las ganas de dar el salto a la política". Miren Gorrotxategi se sumó a la marea morada que surgió con la creación de Podemos. "Aquella ola me arrastró y quise sumarme porque vi en ella una manera diferente de hacer política y de cambiar las cosas que era lo que yo andaba buscando y no encontraba". Cuando se adhirió a la marea morada fue siendo ya profesora de la UPV/EHU, "siempre he tenido conciencia política, ha sido algo muy arraigado. No veía los resultados que yo esperaba en el ámbito social, político. A mí me gustaba más debatir, opinar, leer con mi gente pero no como activista política. Me incorporé a Podemos después de años trabajando en la universidad como profesora".
"Podemos me pareció una herramienta ideal para transformar la vida de la gente, que otra política era posible y otro mundo era posible. Ahí sí que me sentí concernida, llamada y me dije, 'aquí tengo que contribuir a lo que yo pueda y sepa'"