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Tomelloso, enoturismo bajo tierra

La localidad manchega cuenta con unas 2.500 cuevas, la mayoría construidas a partir de 1840. Un importante patrimonio que en algunos casos se puede visitar

Cueva de A. López Torres / Ayuntamiento de Tomelloso

Ciudad Real

La Feria Internacional del Turismo, Fitur, que finalizaba este pasado miércoles ha servido para que Castilla La Mancha presente su amplia propuesta enoturística y localidades como Tomelloso, probablemente uno de los municipios españoles donde más vino se produce, han apostado por este tipo de oferta e incluso la están ampliando, como nos ha contado Raúl Zatón, concejal de turismo de Tomelloso y presidente de la Ruta del Vino de La Mancha.

Y es que la ciudad tiene un importante patrimonio en el subsuelo: más de 2500 cuevas, construidas principalmente en el siglo XIX durante la industrialización, y muchas de ellas son visitables. En concreto una docena, todas privadas, que gracias a un convenio de la Asociación de Propietarios de Cuevas de Tomelloso y el ayuntamiento se pueden conocer además de manera gratuita.

Además el ayuntamiento tiene proyectado habilitar varias de titularidad municipal para ampliar la oferta turística. La primera que se va a acondicionar, la que se encuentra bajo el mercado municipal, espacio que también se va a reformar íntegramente.

Zatón, que es además presidente de la Ruta del Vino de La Mancha, considera que aunque la incorporación a este tipo de turismo se tendría que haber hecho antes, ahora se están presentando importantes proyectos y puede ser un nicho económico muy importante a corto plazo.

Entre la oferta de la localidad está la de la Cooperativa Virgen de las Viñas, la bodega más grande de Europa, con la readaptación en muso del antiguo lagar, la reforma de las cuevas y la incorporación de las nuevas tecnologías para actividades enológicas virtuales.

Tinajas de barro en una cueva de Tomelloso / Ayuntamiento de Tomelloso

Las cuevas de Tomelloso

En torno a 1840 se empezaron a construir bajo las casas de los tomelloseros más de 2500 cuevas, éstas fueron utilizadas principalmente para albergar las cosechas, aunque se le dieron otros muchos usos. Por el papel que jugaron en el crecimiento de la ciudad, podemos decir que las cuevas de Tomelloso son, sin duda, el mayor patrimonio y uno de los más importantes que aún se conserva.

El subsuelo de Tomelloso se presta para que sus hombres realicen estas cuevas sin más técnica que sus cualidades en un trabajo bien hecho, ayudados por mujeres –llamadas terreras- encargadas de trasladar la tierra y la arena extraídas del interior hasta la superficie, que en muchos casos se venía aprovechando para el pavimento de calles o para levantar sus propias casas. Los “picaores”, con aguzados picos, horadaban el subsuelo hasta lograr unas naves con bóvedas en arco de medio punto.

Las cuevas reúnen cualidades óptimas para poder albergar las cosechas en quietud, guareciendo los vinos de cambios climáticos bruscos. Las “lumbreras” son las aberturas que tanto llaman la atención de los visitantes, y que ven enrejadas sobre las aceras de las calles. Son unas hendiduras en los techos de las bóvedas para poder dejar pasar la luz, que entra perpendicular a la cueva. Albergaban todos los útiles necesarios para la elaboración artesanal y familiar del vino, grandes tinajas de barro, escalas, filtros, bombas…etc.

Las cuevas han sido desplazadas por las modernas tecnologías de la industria vinícola, en la actualidad sólo se conservan en buen estado cien de las más de dos mil que se calcula que tiene la ciudad.

 
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