¿Qué es una 'macrogranja'?
Aunque se trata de un término que no se recoge en ninguna normativa ni tampoco tiene definición oficial, si existe un registro de emisiones y fuentes contaminantes en el que se encuentran ciertas explotaciones porcinas y avícolas
Ciudad Real
Oficialmente en nuestro país no existe como tal el término 'macrogranja' para denominar en estamentos oficiales a los proyectos de ganadería intensiva con carácter industrial y de ciertas dimensiones, de hecho es un concepto utilizado inicialmente por organizaciones ecologistas y asociaciones contrarias a estos proyectos. Pero si existe el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes que recoge todas las instalaciones industriales y su efecto en el medio ambiente y en el que se catalogan todas las granjas porcinas y avícolas de ciertas dimensiones: el PRTR, siglas en inglés del reglamento europeo originario (Pollutant Release and Transfer Register).
Este documento incluye las explotaciones porcinas que tengan más de 2.000 cerdos de cebo de más de 30 kilos o 750 hembras reproductoras y 40.000 plazas para gallinas ponedoras o el equivalente en excreta de nitrógeno de otras aves de corral en el caso de las granjas avícolas.
En total según el PRTR a nivel nacional hay unas 3.775 explotaciones activas con estas características, de las que 287 están ubicadas en Castilla La Mancha: 35 en Albacete, 7 en Ciudad Real, 48 en Cuenca, 26 en Guadalajara y 171 en Toledo.
Aunque hay que matizar que la mayoría de las denominadas 'macrogranjas' superan ampliamente esas cifras y alcanzan, por ejemplo, las 85.000 cabezas de ganado como en el caso del proyecto que se quería implantar en Pozuelo, un pequeño pueblo de Albacete que no llega a 700 habitantes. Por tanto es importante saber que no todas las explotaciones de ganadería intensiva tienen que ver con estos macro proyectos.
Impacto en el medioambiente
España es el país de la UE donde los ciudadanos tienen más carne a su disposición, con 98,79 kilos al año por habitante, según los últimos datos de la FAO.
Y, al menos en el sector porcino, durante los últimos 13 años se ha registrado en España un importante descenso del número de granjas pequeñas, al mismo tiempo que aumentaba la cantidad de grandes explotaciones ganaderas.
Con datos del Ministerio de Agricultura, el número de explotaciones porcinas reducidas cayó un 30 % durante la última década, mientras el de las más grandes crecía un 3 %.
¿Y cuál es su impacto en el medio ambiente? El sector agroganadero fue en 2020 el tercero con más peso en la emisión de gases de efecto invernadero en España, con un 14,1 % del total, por detrás del 27,7 % correspondiente al transporte y el 21,4 % de la industria.
Una actividad agroganadera que aumentó a lo largo del año estas emisiones el 1,2 %, principalmente como consecuencia del crecimiento de las cabañas ganaderas, "responsables del 64,8 % de las emisiones de este sector", debido sobre todo a las procedentes de la gestión de estiércol, como explica un informe de Transición Ecológica.
La ganadería aviar y porcina intensiva es la responsable de un 38 % del metano y de un 24 % del óxido nitroso emitido en España, dos gases de efecto invernadero con un potencial de calentamiento global 21 y 310 veces superior al del CO2, respectivamente, según la Directiva de la UE sobre nitratos. Además, el metano fue el segundo gas con más peso en el total de emisiones españolas en 2020, un 14,3 % del total.
Para controlar el impacto ambiental de la ganadería, España utiliza un Registro Estatal donde figuran las más de 3.700 explotaciones de gran tamaño que informan de sus emisiones, pero que incluye solo a granjas de cerdos y aves de corral, porque las de ganado vacuno no están aún obligadas a facilitar esa información.
¿Se incumplen los límites de emisiones?
El caso es que la Comisión Europea anunció en diciembre que llevará a España ante el Tribunal de Justicia de la UE por no haber adoptado medidas suficientes para combatir la contaminación por nitratos, después de advertir desde 2018 que este país incumplía la Directiva de 1991 sobre la materia.
Esta Directiva, de 1991, obliga a los Estados miembros a adoptar medidas para evitar que los nitratos de fuentes agrícolas contaminen las aguas subterráneas y superficiales, así como a establecer programas de acción que prevengan y reduzcan este tipo de contaminación.
España supera asimismo el techo fijado para las emisiones de amoniaco (NH3), un contaminante atmosférico generado en un 96?% por las actividades agrícolas y ganaderas y que, según advierte la Comisión Europea, daña la salud humana y el medio ambiente porque contribuye "al proceso de acidificación del suelo, la eutrofización de las aguas y la contaminación por ozono troposférico".
Con datos de Transición Ecológica, España superó en un 34 % el techo de 353 kilotoneladas de amoniaco vigente en 2019, al emitir ese año a la atmósfera 474,4 kilotoneladas, y la cifra ha seguido creciendo desde entonces un 2,7 %.
El ministerio confirma que el aumento de estas emisiones registrado desde 2013 está vinculado al "incremento de la cabaña ganadera" y al uso de fertilizantes.
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