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La cofradía del Santo Ángel dona 3.000 euros al comedor social de San Juan de Dios

Su titular, el Cristo de los Desamparados, era conocido como el Cristo de la Sopa por la labor caritativa hacia los más necesitados

El Cristo de los Desamparados y la Virgen de la Salud en el Convento del Santo Ángel / @ascdesamparados

El Cristo de los Desamparados y la Virgen de la Salud en el Convento del Santo Ángel

Sevilla

La Fervorosa Asociación de Fieles del Santísimo Cristo de los Desamparados y María Santísima de la Salud, la cofradía del Convento del Santo Ángel, en la calle Rioja, a través de su diputación de Caridad, ha hecho entrega de 3.000 euros al comedor social que la orden hospitalaria de San Juan de Dios regenta en la calle Misericorida, donde la corporación desarrolla su principal proyecto solidario.

Cartel de la obra social del Cristo de la Sopa

Cartel de la obra social del Cristo de la Sopa / Cadena SER

Cartel de la obra social del Cristo de la Sopa

Cartel de la obra social del Cristo de la Sopa / Cadena SER

En un breve comunicado, la Asociación del Cristo de los Desamparados no ha querido dejar pasar la oportunidad de dar las gracias a todos los que han coplaborado en la feliz consecución de esta campaña, "lo que nos impulsa a comenzar el nuevo año con renovadas esperanzas", concluye.

La historia del Cristo de la Sopa

Cabe recordar en este punto la historia por la que el Cristo de los Desamparados es conocido por muchos como el Cristo de la Sopa. Hay que remontarse a finales del siglo XVI principios del XVII, cuando los carmelitas descalzos se establecen en el convento del San Ángel, ofreciendo en el callejón trasero del mismo pucheros de sopa a los más necesitados.

Por entonces, era vecino de la collación de la Magdalena el insigne escultor Juan Martínez Montañés, conocedor de aquella labor caritativa de los frailes y autor en 1617 del Cristo de los Desamparados por encargo de la comunidad de religiosos. Cuando le preguntaron a Montañés por el precio de la talla, el maestro alcalaíno les dijo que lo dedicaran a la sopa de los pobres, de ahí el sobrenombre con el que se conoce al crucificado.

No deja de ser curioso que, pasados los siglos, aquel callejón trasero del convento es la actual calle Muñoz Olivé y el lugar por el que sacaban la sopa coincide con el muro de la Capilla del Sagrario del Convento, donde precisamente preside la imagen del Cristo de los Desamparados.

 
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